

Reyes Calderón, escritora: “Me obsesiona por qué alguien se lanza a un río para salvar una vida y después mata a su pareja”
Planeta publica una nueva entrega de la saga de novela negra sobre la jueza MacHor: ‘Los crímenes del caviar’La escritora pucelana Reyes Calderón pasó por la Feria del Libro de Teruel con la última entrega de su saga de novela negra protagonizada por la jueza MacHor, en la que explora si las motivaciones que impulsan a asesinar son las mismas entre las élites dirigentes que entre el común de los mortales.
-Se ha estrenado en la Feria de Teruel con El crimen del caviar (Planeta). ¿De qué habla esta historia?
-Es una novela que se pregunta si los ricos también matan, cómo lo hacen y por qué. Parte de la idea de que sabemos que los ricos lloran, pero no si cometen crímenes y qué diferencia hay, si es que la hay, entre los delitos de las élites y los de la gente común.
-¿Dónde se desarrolla la historia?
-Tiene lugar en la urbanización más segura de Europa: Sotogrande, en Cádiz. Allí veranean príncipes, gente muy poderosa… Es una burbuja aparentemente perfecta. A la izquierda, tienes la Línea de la Concepción, con su tráfico de drogas constante; a la derecha, Gibraltar, con su blanqueo de capitales. Pero en Soto Grande no pasa nada… hasta que ocurren seis crímenes simultáneos, todos entre miembros de esas élites, sin conexión aparente.
-Y esos asesinatos los tendrá que resolver los protagonistas de su saga de novela negra, Juan Iturri y la jueza MacHor...
-MacHor se ve implicada hasta el punto de que uno de los cadáveres es su marido. Ella no sabía que él estaba allí ni qué hacía en ese lugar. Todo es muy turbio, pero es ficción, por supuesto.
-Para documentar una historia así, imagino que hay que conocer bien ese mundo.
-He pasado cinco años yendo a ese sitio, asistiendo a sus fiestas y conviviendo con ellos. No formo parte de esas élites, pero he conseguido hacerme un hueco. Me interesaba entender ese mundo, porque el ser humano, al final, es fascinante. Cambian las cifras de metros cuadrados de la casa dónde vives, o de los caballos en el coche que conduces, pero seguimos siendo muy parecidos... al menos hasta que alcanzas cierto nivel.
-¿Hasta llegar a la élite de las élites?
-Exacto. Esa élite que come caviar, que es otra cosa distinta, que no se mueve por dinero porque tiene el suficiente como para poder vivir sin dedicarle ni un minuto de su tiempo a él. Allí sí ves comportamientos muy distintos, seres humanos que se mueven por motivaciones muy distintas a las del resto de los mortales.
-Todos creemos tener claro lo que supone ser rico, pero probablemente no tenemos ni idea, más allá de los ricos de barrio a los que podemos llegar a conocer...
– Dentro de las élites hay clases. En Puerto Banús, por ejemplo, ves Ferraris amarillos quemando rueda, mujeres con collares que tienen unos diamantes como mi dedo de gordos... son como todos, solo gente queriendo ser vista y admirada. En Sotogrande es todo lo contrario: discreción absoluta. Una élite silenciosa, que quiere ejercer su poder pero sin ser vista ni reconocida ni admirada. En la novela, uno de los muertos es un cardenal que aspiraba a ser Papa. También hay empresarios, incluso una reina. Y todo sin hacer ruido. No es el mundo exhibicionista de los ricos de toda la vida, pero tampoco es sórdido... es otra cosa.
-No sé si esta novela le generará algún enemigo allá, en Sotogrande...
-Espero que no. Aunque quién sabe si cuando vuelva por allá me lo recuerdan. Pero al final es una ficción, se narra tanto desde el punto de vista de quienes veranean como de quienes sirven allí. Y aunque la inspiración proviene de mi estancia allí, es una ficción.
-¿Qué le impulsó a escribir sobre este tema?
-Es visceral. Forma parte de mi necesidad como autora. Yo sigo una línea de novela negra, pero me interesa sobre todo comparar la violencia con la que estamos más familiarizados, la de los bajos fondos, con la de las élites. Quería ver qué diferencias y qué elementos en común existen.
-¿Y la hay, en el cómo y el por qué se ejerce la diferencia?
-Sí y no. En los bajos fondos ves asesinos en serie con pasados duros: hijos de prostitutas, abusos… En las élites eso no ocurre. Tampoco matan por necesidad, evidentemente... Pero la ira, la envidia... eso sí es universal. Y eso es lo que me interesa.
-¿Trabaja en algo nuevo? ¿O se toma un tiempo de respiro mientras dura la promoción de ‘Los crímenes del caviar’?
-En mi caso tengo que estar siempre escribiendo. Pero prefiero ser siempre muy discreta con lo próximo. Lo que sí puedo decir es que no me interesa tanto la sangre como las razones por las que alguien mata. Lo que me obsesiona es indagar en por qué una persona es capaz de lanzarse al río para salvar la vida a un desconocido, y al día siguiente asesina a su mujer.
-La tendencia es que la novela negra actual tienda a centrarse en la forma de asesinar, cuanto más escabrosa y truculenta mejor...
-Sí, y me parece un error. Cada vez nos centramos más en los detalles sangrientos y menos en la condición humana, que es lo que a mí me importa. Si a una novela de Agatha Christie le quitas los motivos que impulsan a los personajes, te quedas sin historia.