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Santiago Sáenz Belmonte, arquitecto y músico alcañizano: “Para que el público joven se interese por el cine mudo, tienes que tirar de comedia” Santiago Sáenz Belmonte, arquitecto y músico alcañizano: “Para que el público joven se interese por el cine mudo, tienes que tirar de comedia”
Santiago Sáenz combina su profesión de arquitecto con su pasión por la música

Santiago Sáenz Belmonte, arquitecto y músico alcañizano: “Para que el público joven se interese por el cine mudo, tienes que tirar de comedia”

El alcañizano pondrá música en directo de piano a tres cortos de Chaplin, Lloyd y Keaton en Valdealgorfa
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Santiago Sáenz Belmonte es alcañizano de nacimiento, arquitecto de profesión y músico de vocación. Dirige junto a su padre, Santiago Sáenz Guallar, la plataforma de educación musical online musicaparatodos, por la que han pasado más de 5.000 alumnos de todo el mundo en nueve años, y además realiza desde 2012 el espectáculo No distraigan al pianista, en el que pone música en directo a películas de cine mudo de los años 20, tal y como sonaban hace casi un siglo. Este sábado sonará en Valdealgorfa, a partir de las 19 horas. 

-¿En qué consiste ‘No distraigan al pianista’?

-Comenzó en 2012 uniendo dos mundos que me apasionan, el cine y la música. Hoy en día estamos acostumbrados a ver películas en las que ya está todo hecho, pero en los años 20 una proyección de cine era una reunión social muy importante en la vida cotidiana. Como los medios técnicos no permitían que las imágenes fueran acompañadas de sonido, un pianista, o en ocasiones pequeñas orquestas de cámara interpretaban una música que ayudaba al espectador a meterse en la proyección y saber qué estaba ocurriendo exactamente. 

-¿Esas películas tenían partituras concretas?

-Chaplin era un artista completo que dirigía, actuaba, producía, y también componía sus propias músicas. Pero en muchos cines no existía la posibilidad de que se interpretaran con una gran orquesta, como solían plantearse, así que existía un guion con orientaciones para un pianista que le indicaban lo que debía tocar, según la escena fuera romántica, cómica o triste... En cualquier caso toda esa información se ha perdido, no nos ha llegado, así que lo que yo hago es ofrecer una visión personal, desde la música, de cómo veo esa película. 

-Es decir, usted compone e interpreta una partitura para cada película que proyecta durante el espectáculo...

-Yo veo una película muda sin sonido, para que la música no me influya, y analizo sus tiempos, sus escenas y sus personajes, y a partir de ahí configuro melodías y ritmos y compongo las diferentes músicas para cada momento. Pero no las escribo en una partitura cerrada. Al principio lo hacía, y me di cuenta de que nunca la tocaba igual, de que iba modificándola mientras tocaba en función de muchos factores, de mi propio estado de ánimo, de cómo reaccionara el público, del tipo de público. Me di cuenta de que no tenía mucho sentido condicionarte a un partitura cerrada. Así que ahora me confecciono un guion, que va en función de lo que pide cada personaje o cada escena, y a partir de esa base voy improvisando.

-¿Qué tipo de películas acompaña con su piano?

-Elijo las que, en mi opinión, son grandes películas, y además pueden ser llevadas al público actual. El cine mudo en blanco y negro obliga al espectador a ser activo, a tener que trabajar para obtener una información que en el cine actual te dan mascada. Y por mucho que te guste el cine clásico, hay que reconocer que al público actual, especialmente a los niños, con los que trabajo a menudo, le cuesta. Por eso suelo elegir comedias, y tengo unas cuantas de Chaplin, Harold Lloyd o Buster Keaton. Esta es una forma estupenda de hacer llegar este género de cine a los institutos o los centros cívicos, donde muchos niños y jóvenes lo descubren por primera vez. Pero si quieres que les entre bien el cine mudo tiene que ser algo que les divierta. 

-Cualquiera identifica el estilo musical que suele acompañar a las comedias mudas... ¿Qué nombre recibe ese estilo?

-En realidad yo juego con diferentes estilos. Una película dura bastante y si todo el rato haces una música tonal termina cansando, aunque al principio sea muy fácil de escuchar porque todos estamos acostumbrados a ella. Por eso yo la mezclo con técnicas de jazz, música modal con otro tipo de escalas y acordes, ritmos como el rag, que es muy vivo, de repente meto un tumbao latino en una escena de fiesta, o acordes con muchas alteraciones... es un compendio de muchos estilos y músicas. 

-Además dirige con su padre la plataforma online musicaparatodos.com ¿En qué consiste?

-En 2011, antes del boom de las escuelas de música online, vimos la posibilidad de crear contenido didáctico no perecedero que se pudiera lanzar desde la web para todo el mundo. Comenzamos con un canal de Youtube creando contenido sobre cursos de guitarra o piano o cursos para niños a través de vídeos apoyados por material escrito y bien estructurado, a través de la plataforma Moodle. Desde el canal de youtube musicaparatodos, que tiene más de 150.000 suscriptores, incorporamos a la gente a la plataforma donde pueden hacer varios cursos diferentes. En estos nueve años han pasado más de 5.000 alumnos de más de 50 países. 

-¿Qué opina de la formación musical a través de internet? Personalmente creo que hay tanto material colgado que separar el grano de la paja requiere un esfuerzo titánico...

-Nosotros nos sustentamos en muchos años de experiencia. Cuando comenzamos mi padre, que dirige la Escuela de Música de Alcañiz, tenía 25 años de experiencia en la enseñanza musical. Lo primero que hay que entender es que las clases presenciales y las clases online son dos conceptos completamente distintos. En el segundo caso, es vital saber estructurar muy bien las unidades didácticas para garantizar que se vayan resolviendo los problemas que te impiden avanzar al siguiente paso, sin que sea necesario el contacto directo. En internet hay millones de videos, pero la mayoría solo te explican cosas concretas, o te enseñan a tocar una canción en particular, pero no están estructurados para que se dé un avance gradual, y el alumno, que tiene que ser muy tenaz, logre disfrutar con esos avances.