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Suso Llorens, DJ aficionado: Suso Llorens, DJ aficionado:
Suso Llorens, a la izquierda, y Javier Llorens, durante una sesión

Suso Llorens, DJ aficionado: "No me gusta el reguetón, pero si la gente lo pide y se lo pasa bien lo pondría, ¿por qué no?"

El turolense pinchó, junto a su hermano Javier, música de los 90 en el tardeo de la carpa de Nochevieja
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Suso Llorens se recuerda como DJ junto a su hermano Javier prácticamente desde que tenía edad para entrar en las salas de fiestas y bares de Teruel, donde comenzó a base de pinchar discos de vinilo. Tras la pandemia los dos turolenses han retomado una actividad que “termina apasionando”, según. Se les pudo escuchar en el tardeo de Nochevieja de Teruel, y son habituales en algunas peñas durante la Vaquilla o en salas como el Lebowsky.

-¿Desde cuando le atrae el mundo del DJ?
-Mi hermano Javier y yo pinchamos desde hace mucho, desde que tenía 16 años. Empezamos pinchando vinilos en los bares de Teruel, en el Fayos, el Chely’s, el Tarkus, el Moosik... Comprábamos discos de vinilo en La Gramola o a los vendedores de discos de importación que venían de Valencia, y todos los fines de semana íbamos a un sitio o a otro a pinchar.

-¿Hacia qué generos o tipos de música tiraban?
-Siempre nos ha gustado la música electrónica... Mi hermano tiraba hacia música más cañera, un poco más radical, y a mi siempre me han gustado las cantaditas, más bailables. Pero eso siempre dependía del momento, del lugar y del público que tenías. Hemos hecho sesiones con música española, de la movida de los 80, y nos le hemos pasado muy bien. Y recuerdo en una Vaquilla que estábamos poniendo música de la que se escuchaba por Valencia, donde también bajábamos a veces, y precisamente unos valencianos nos pidieron que cambiáramos de música porque estaban hartos de escuchar siempre lo mismo.

-¿Qué sala o qué espacio recuerda con especial cariño a la hora de pinchar?
-Creo que en las peñas durante la Vaquilla es lo más especial para mí, pero ha habido muchas. En la Plaza de Toros de Teruel, no hace mucho, también fue genial porque el escenario era muy bonito, y en algunos pueblos... Desde luego creo que en los espacios abiertos es donde mejor me lo he pasado, pero si tengo que elegir uno, diré en Ultramarinos, hace dos años después de la pandemia. Nos llamaron a varios de Teruel y fui donde volví a coger la marcha, porque lo había dejado un poco abandonado.

-¿Por la pandemia?
-Sí, claro. Pero tenía muchas ganas de retomarlo. Cuando terminé hablé con DJ Kike Jaen, que es uno de los pioneros en Valencia y muy amigo mío. Le dije que me comprara un ordenador y una controladora que se compraría si fuera para él, que me metiera música, y empecé a ponerme las pilas. Al principio me pinchaba para mí mismo, para pasarlo bien, luego nos llamaron de Ultramarinos, de Los que Faltaban o Disloque, y empecé también con el Lebowsky de Toni Alcaine, donde también suelo pinchar.

Mezclas propias

-¿También crea mezclas propias, o incluso composiciones propias basadas en otros temas?
-No, de momento no me da para tanto (risas). Y eso que ahora, con toda la tecnología, es más sencillo que antes. Pero me gusta pinchar temas más que hacer cosas propias, aunque es verdad que a veces haces mezclas que quedan tan bonitas que las repites de vez en cuando. Pero no las grabo. De hecho aunque al principio sueles ir preparado y con cosas pensadas, cada vez me gusta más improvisar en función del público y el ambiente que te encuentras.

-Es clave saber dar al público lo que busca según su perfil, ¿no?
-Claro. A nuestras sesiones suele venir gente de nuestra edad que les gusta música de los 90, pero se vemos muchos jóvenes, pues tiramos más hacia los 2000. La música evoluciona, y realmente a mí me gusta cualquier género menos el reguetón. Pero si la gente lo pide y se lo pasa bien, también pondría reaggetón, por qué no.

-¿Hay mucha demanda de DJ’s?
-Mucha, aunque es cierto que también hay muchos DJ, de muchos tipos, algunos muy buenos y otros muy malos, como en todos los sitios. Pero antes se hacía la fiesta del pueblo y el 15 de agosto, y ahora en todos los lados se hacen muchas fiestas.

-¿Qué hace falta para empezar como DJ?
-Realmente no hace falta gran cosa. La mesa con la que empecé apenas costaba 200 euros, y las hay más baratas. Luego el cuerpo te empieza a pedir cosas más buenas y de más calidad, que te permitan sacar un mejor sonido. Y con la música lo mismo... puedes tirar con cualquiero cosa, pero si compras los temas digitales te sacan mucha mejor calidad.

-¿Y cuál diría que es el secreto para ser un buen DJ?
-No creo que haya secretos o trucos. El tema es que al DJ que lo lleva dentro se le nota y lo transmite al público. Las mezclas, el ritmo, la intensidad... un DJ es bueno si disfruta con lo que hace, si de veras le apasiona.

-¿Y qué es lo que se disfruta desde la mesa? Porque un DJ está trabajando mientras el resto del personal está de fiesta...
-Pero es que no es un trabajo, al menos no para mí, que lo hago por hobbie. Yo siempre he disfrutado mucho poniendo música, viendo a la gente disfrutar, me lo paso como un enano. Y eso que hay sesiones que se alargan mucho, porque no es lo mismo estar una hora y media que estar solo durante toda una tarde. Seis horas pinchando te pueden agotar, pero aún así es muy divertido.