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Tuti Fernández, músico y director de la película ‘La fuga’: “Nos sigue costando hablar  de cosas tan naturales como envejecer o la propia muerte” Tuti Fernández, músico y director de la película ‘La fuga’: “Nos sigue costando hablar  de cosas tan naturales como envejecer o la propia muerte”
Tuti Fernández ha firmado con ‘La Fuga’ su primer largometraje

Tuti Fernández, músico y director de la película ‘La fuga’: “Nos sigue costando hablar de cosas tan naturales como envejecer o la propia muerte”

La turolense Raquel Vicente coprotagoniza la comedia ‘La Fuga’, que se proyecta hasta el jueves en el Maravillas
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La Sala Maravillas de Teruel proyecta hasta este jueves La Fuga, primer largometraje de Tuti Fernández y primero coprotagonizado por la turolense Raquel Vicente. En ella un grupo de músicos arrinconados por su avanzada edad deciden fugarse de su residencia para organizar un concierto en Angola. La cinta, premiada en varios festivales independientes como Sevilla, Mallorca o Granada, se mantendrá en cartel en Teruel hasta el jueves 6 de junio.

-¿Por qué utiliza el lenguaje de la comedia para hablar de asuntos tan trascendentes como la vejez o la muerte?

-Para naturalizarlos. La muerte es una de las pocas cosas con la que absolutamente todos nos vamos a encontrar, así que no hay nada más natural que morirse. Pese a eso sigue siendo difícil hablar de esas cosas, así que tratamos de hacerlo más natural a través de la comedia. Tampoco es una comedia cualquiera, es una feel good movie, al estilo Intocable o Nebraska, que son capaces de hablar de temas muy profundos a través del humor.

-Hay que tener mucho humor para irse a rodar a Angola su primer largometraje...

-Es que era inevitable. El guion surgió de la Escuela Kapasoka, que está situada en Samba, un barrio conflictivo de Luanda. Es un reducto en medio de una zona parecida a las favelas brasileñas, en las que cogen a niños de 3 años, prácticamente de la calle, y les dan un plato de comido y les enseñan a tocar en una orquesta hasta los 18 años. La historia se plantea desde esa perspectiva, porque pensé que un intercambio generacional, entre músicos españoles que se ven arrinconados por ser mayores, y estos niños que están aprendiendo, es muy potente.

-¿No teme que se diluya el mensaje con dos ideas tan potentes reunidas?

-No, creo que no se diluye. La gente que ha visto la peli nos ha dicho que el mensaje está muy claro. Quizá la excusa y lo más superficial son los ancianos y los niños, pero el auténtico mensaje es que tenemos que aprovechar al máximo el tiempo que tenemos.

-¿La experiencia de Kapasoka es efectiva?

-Mucho. Trabajan con una disciplina muy férrea, no solo en los musical, y el 90% de los músicos terminan tocando como profesionales en orquestas rusas, porque Angola y Rusia tienen mucha relación diplomática, que son de las más importantes de Europa.

-¿Cómo fue ese rodaje en África? Porque ese viaje es capaz de disparar cualquier presupuesto...

-El nuestro era muy pequeñito, somos los independientes de entre los independientes. Contamos con una ayuda de la Diputación de Zaragoza y el resto ha sido financiación privada, con un esfuerzo titánico. Allí en Angola nos echaron una mano las embajadas y las líneas aéreas TAAG, y además han colaborado con nosotros desinteresadamente un montón de actores. Estuvimos en África veinte días, de los cuales rodamos nueve, con un equipo muy pequeñito de quince personas para reducir costes todo lo posible.

-¿Tuvieron algún problema?

-Los tuvimos todos (risas). Pero todos los rodajes son complicados, y si además te vas a Angola sin ni siquiera hablar portugués, pues más aún. Fue realmente intenso pero conseguimos sacarlo adelante, y rodamos en el interior de Kapasoka, en la desembocadura del Kwanza, o en el palacio de Ferro, que son lugares espectaculares. La media de edad de los actores que desplazamos era de 80 años y estábamos preocupados por su salud. Pero al final nos pusimos malos de las tripas todo el equipo excepto ellos.

-Llama la atención la participación de actores muy conocidos, como secundarios.

-Sí, Pablo Carbonell, Josema Yuste, Sergio Pazos, que tuvo que venir a Angola o David Fernández se portaron estupendamente, ya que colaboran de forma altruista. Yo les conocía porque he trabajado en proyectos suyos a través de la música y son amigos de Jesús Sánchez Ramade, el productor, así que nos ayudaron mucho.

-Y también podemos ver en la pantalla a la actriz turolense Raquel Vicente.

-Al contar con ayuda de la DPZ parte del elenco tenía que ser aragonés, y el jefe de producción Manuel Serrano (Tus Ojos) me la presentó. Cuadró perfecto para el papel de María, y aunque ella estaba haciendo el montaje de Yerma en Madrid, decidimos retrasar unos días los rodajes en Cascante (Navarra), Magallón, Borja y Zaragoza para que ella pudiera acoplarse. Es una actriz fantástica, y no solo en lo que se refiere a su trabajo de interpretación. Junto a Teresa del Olmo, que es otra actriz de teatro con mucha experiencia, se volcó para ayudar a los que tenían menos experiencia y lo hicieron todo mucho más fácil y enriquecedor.

-Además de guionista y director, usted, que es músico profesional antes que cineasta, es autor de la banda sonora...

-Aunque al orquestador Joan Martorell y a mí nos ha llevado mucho, mucho trabajo, en realidad la música es lo que más claro tenía de la película, antes incluso de empezar a rodar. Se mueve en dos bloques, por un lado música sinfónica, que está grabada con la Orquesta Reino de Aragón, y por otro jazz, grabada con músicos de Madrid.