Es una realidad palpable que en Teruel nos gustan los bares, los restaurantes y las terrazas. A mí personalmente me fascinan esas plazas llenas de mesas y sillas, gente compartiendo sus experiencias y niños correteando alrededor, mientras se consume para promover la economía de la ciudad.
Pero claro, esto me encanta siempre y cuando todos podamos acceder a los servicios de los establecimientos hosteleros de forma cómoda y segura. Y por desgracia no siempre es así.
Habitualmente encuentro locales con escalones o escaleras, pequeños, abarrotados de mobiliario, barras inalcanzables, cuartos de baño utilizados como almacén, mesas con obstáculos en las patas, terrazas con tarimas elevadas o impidiendo el paso de peatones… y un largo etcétera que me obliga a proyectar un plan estratégico antes de salir de casa.
Lo curioso es que crear espacios accesibles en los establecimientos hosteleros tiene sus ventajas. Por ejemplo:
•Existen múltiples clientes potenciales con discapacidad, mayores, embarazadas, familias que se desplazan con un carrito para bebé o con niños pequeños, personas que sufren de manera temporal una limitación de movilidad, o que se desplazan con pequeñas maletas o maletines.
•Estos usuarios, si se sienten cómodos y seguros en un establecimiento, seguramente volverán a elegir el mismo restaurante o bar.
•Los entornos accesibles son entornos más seguros, en los que todas las personas pueden desplazarse sin peligros.
•La accesibilidad es obligatoria, con posibilidad de sanciones, desde diciembre de 2017 en toda España (RDL 01/2013), y desde el año 1999 en Aragón (Ley 3/1997).
•Lanzando un mensaje de compromiso con una sociedad diversa, confortable segura y justa para todos, se proyecta una imagen de responsabilidad y sensibilidad con todos los colectivos.
Señores hosteleros, quizá deban pensarlo con detenimiento. Con más compromiso social todos saldremos ganando.