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No seamos 'infantiles' No seamos 'infantiles'

No seamos 'infantiles'

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Javier Silvestre

Dice la Cadena Ser que “la ley del ‘sólo sí es sí’ ha abierto un debate sobre si es mejor alargar el tiempo de los condenados en la cárcel o abogar por políticas de reinserción”. Y dedica una doble noticia en el Hora 14 de ayer sábado a hablar con tres expertas que hablan de “populismo punitivo”: es decir, que los políticos han creado leyes con penas más elevadas de lo recomendable porque eso les da votos.

Oía con curiosidad cómo una compañera periodista desgajaba su información con tres entrevistas: con una catedrática de derecho penal de Cádiz, una letrada de la asociación de Mujeres Juristas Themis y una criminóloga y psicóloga de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (Fiadys). Entre otras cosas, en la Ser nos recordaban que en España las penas son más altas que en el conjunto de la Unión Europea, que los niveles de reinserción de los delitos sexuales es “alto” con sólo un 20% de reincidencia y que de poco sirve tener a los violadores y pederastas en prisión porque se “mueven bajo impulsos” -y no bajo "intereses económicos"- que sólo son controlables mediante “educación previa y después en la cárcel”.

Claro, con la que está cayendo, cuesta oír la noticia sin apretar los puños, sin preguntarse qué me está tratando de decir la Ser. Aclaraban, hasta en dos ocasiones, que querían “desligar la información de las consecuencias de la ley" y justificaban sin rubor adentrarse en esta "cuestión que se deriva de lo que está pasando”. La cuestión era si “más años de cárcel equivalen a mayor Justicia”. ¡Toma ya!

¡Vaya forma de darle la vuelta a la tortilla! El quid de la cuestión con la ley del sólo sí es sí es, precisamente, preguntarse si se hace Justicia al permitir rebajar las penas de los delincuentes sexuales ya condenados (por la ineptitud de hasta cinco ministerios). El resto, efectivamente, es una “deriva”... Pero una deriva que intenta distraernos de lo realmente grave del asunto: 46 condenados han visto reducidas sus penas y 12 delincuentes han salido en libertad hasta ayer.

Decía la catedrática en su intervención en la Ser que “la ciudadanía no deja de cometer delitos por miedo a las penas” y que decir lo contrario es “infantilizar” a la sociedad. ¿Cómo se queda? Quizás por eso, por la inocuidad existente en las penas contra los robos y hurtos sin violencia, el nivel de reincidencia de estos chorizos es superior al 76%, mientras que en los delitos de homicidio, los condenados reinciden un 6%.

Pero volviendo al caso, que dice la catedrática que para dejar de “infantilizarnos” debemos convencer a la víctima de que la “reeducación de su agresor” es una forma de afrontar las cosas mucho más “adulta”. Y que es “infantil” sentir el lógico deseo de que su violador “se pudra en la cárcel”. Porque ya saben… nos toman por monigotes sin cerebro a quienes tiene que proteger del peligroso “populismo punitivo”.

Y yo lo tengo muy claro. Tenemos un sistema penitenciario que aboga por la reinserción y todos tenemos derecho a regresar a la sociedad una vez hayamos cumplido nuestra pena (Artículo 25 de la Constitución). Pero los delincuentes son eso: delincuentes. Sin dobles tintas y sin matices. Algo falla en los que van sentando cátedra cuando convertimos al delincuente en víctima. Lo vemos a diario, con menores que tienen atemorizados a barrios enteros de ciudades españolas pero que son “niños”. A bandas latinas que se apuñalan día sí y día también en los parques de medio país pero son “bandas juveniles”. A políticos corruptos que son víctimas de “juicios mediáticos” y se aferran a su cargo incluso esperando que haya una sentencia firme (y pasen las elecciones).

El desastre formal que ha supuesto la ley del sólo sí es sí sigue ahí pese al ruido que se está intentando generar a nuestro alrededor con peleas de barro en las Cortes o con debates derivados sobre la reinserción de los delincuentes. Ya sabe pues, pónganse del lado de los buenos o corre el riesgo de que les tachen de “infantiles”.