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¡Todos somos Alfonsito! ¡Todos somos Alfonsito!

¡Todos somos Alfonsito!

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Javier Silvestre
Ni la humanización de la avenida Sagunto, ni la peatonalización del centro, ni la nueva ubicación del piso tutelado de los menores extranjeros no acompañados. En Teruel no se habla de otra cosa desde el jueves por la noche. Y hay dos bandos: Fans incondicionales de Alfonsito o detractores. 

¿Cómo? ¿Que no se han enterado? Les resumo. Jueves noche. 22.00 horas. Programa: First Dates de Cuatro (espacio de citas televisado por donde pasan todo tipo de personas y personajes). En un momento dado aparece un señor delgado, no con demasiado pelo, con gafas graduadas, pantalón tejano de hace varias temporadas y una camisa azul cielo. Carlos Sobera, presentador del programa, lo recibía ataviado de vampiro (porque era un especial Halloween) y le preguntaba: “Alfonso, ¿con qué personaje terrorífico es con el que te identificas más?” “Con un lobo. Con un lobito sangriento, porque cuando sale la luna llena se desata la pasión. Un lobo muy caliente, muy apasionado… Porque en el amor y en el sexo lo entrego todo”, respondía el turolense de 43 años, que también explicaba que lleva 22 años trabajando en la Renault. “He sido showman, me ponía pelucas y tangas y hacía voces y sonidos de todos los géneros. Soy un hombre polifacético…”, matizaba nuestro conciudadano. A continuación, hacía una exhibición de onomatopeyas de todo tipo que hacían que Sobera no pudiese contener las lágrimas de risa.

Como el programa es de citas, nos faltaba conocer a la mujer con la que tendría que compartir la velada. Apareció una chica de 31 años robusta, voluptuosa, ciertamente recauchutada (tal y como ella misma confesaría más tarde) y con un extraño acento mezcla de Córdoba, de Palma de Mallorca y del resbalón que da un piercing en la lengua. “Paula, ¿cómo te ha ido en el amor?”, preguntaba el presentador. “Mal, no encuentro ningún hombre que me funcione en la cama. Yo, mínimo… ¡cuatro al día!”, decía la fogosa soltera. Resoplaba Sobera mientras acompañaba a Paula a conocer a nuestro Alfonsito.

La cita empezaba con el turolense hablando sobre sus virtudes, aficiones saludables y demás. Hasta que Paula le cortaba por lo sano: “A mí, si no me hablan de sexo, mi cerebro desconecta. Yo lo que busco es un buen empotrador”, decía ella. Alfonsillo no daba crédito pero no se achantaba: “Yo aguanto… aquí donde me ves, delgado y eso, yo aguanto. No hay problema”. La cosa fue subiendo de tono (y de temperatura) y acabó como tenía que acabar: con Alfonsito vestido de hombre lobo en tanga y con unos apasionados besos con su lobita que, aunque no daba un euro por el turolense cuando lo vio por primera vez, ahora se sentía conquistada. Fin de la cita, que diría aquél. 

Les confieso que no vi el programa. La aparición estelar de Alfonsito me llegó por Whatsapp a la mañana siguiente. Y me tragué los 13 minutos de video entre la risa y la vergüenza ajena. No dudé en compartirlo con varios grupos de amigos turolenses que, a su vez, también lo compartieron. Alfonsito se hizo viral. Entre mis amigos había dos grupos: los que sentían “bochorno” u “horror” ante la aparición del turolense y los que se habían echado unas risas, sin más. Algunos aportaban información sobre las últimas apariciones vaquilleras de Alfonsito o sus batallitas más memorables. 

Todos coincidimos en que, al menos, el hombre se habría llevado una alegría. Pero nada más lejos de la realidad. En la Cadena SER de Teruel hablaban por teléfono con el viral protagonista este mismo viernes. Y Alfonso Ros, como lo presentaron, confesaba lo que ocurrió después de la cita televisada: “La cosa fue bien… Pero ella, como es de Palma, se cogió el avión y el lobo se quedó solito.” Es decir, que el pobre se quedó aullando en solitario a la luna. “Ella iba a saco total pero no se pudo cumplir porque no se quedó en el hotel”, decía sin perder el buen humor. ¡Ay, Alfonsito! ¡Qué oportunidad perdida por culpa de no tener un vuelo Teruel-Mallorca! Creo que es momento de poner encima de la mesa la imperiosa necesidad de dotar de vuelos comerciales al aeropuerto de nuestra ciudad. ¡Y tenemos que estar todos a una! Ayuntamiento, Diputación, patronal, sindicatos y asociaciones vecinales… ¡Porque todos somos Alfonsito! Porque nos negamos a que semejantes oportunidades, que sólo ocurren una vez en la vida, se nos escapen volando. Alfonso, de verdad: Gracias por esos 13 minutos de desconexión de la terrorífica realidad que nos rodea.