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2016, el año que el Club Voleibol Teruel vivió peligrosamente

Los jugadores y técnicos del CV Teruel celebran la Supercopa, el primer título logrado en este año que termina.

"Mejorar es cambiar. Ser perfecto es cambiar a menudo". Las palabras de Winston Churchill definen el devenir del Club Voleibol Teruel en las últimas 52 semanas.

"Mejorar es cambiar. Ser perfecto es cambiar a menudo". Las palabras de Winston Churchill definen el devenir del Club Voleibol Teruel en las últimas 52 semanas. Cambiando como el caudal de un río, el equipo naranja ha sufrido una serie de catarsis en el último año. Para empezar, en enero el primer equipo era el CAI Voleibol Teruel, pero ahora, tras la salida anunciada de la caja como principal patrocinador, ha tomado el nombre genérico del club. También, 2016 ha sido testigo de la primera destitución de un entrenador en el cuarto de siglo de historia del club, que, precisamente en este año, cumplía su vigésimo quinto aniversario de historia y 10 de Superliga.

En este año, el club ha pasado de un fiasco en resultado en la campaña pasada, que se cerró en blanco dejando escapar las tres competiciones, a lograr el primer título del año, la Supercopa, frente a Unicaja Almería.

Llega Folguera

El CAI Voleibol Teruel terminó el año 2015 con dudas en su juego. El equipo no terminaba de encontrar su sitio en la pista y la directiva contrató los servicios del colocador andorrano Xavi Folguera, que regresaba a la Superliga tras su paso, menos afortunado de lo previsto, por la liga belga. La llegada de Folguera resultó determinante para la trayectoria del equipo, que empezó a ofrecer el juego rápido y vistoso que tanto gusta en Los Planos. Folguera hizo que la grada dejase de echar de menos al gran Guille Hernán y se postrase ante sus jugadas.

Y ese cambio llegó en un momento crucial. Folguera tomó las riendas del equipo en seguida, logrando incluso resucitar al receptor americano Cory Riecks, que no lograba brillar como se esperaba. Xavi despertó a la bestia, y el CAI (que entonces era el CAI) logró la proeza de eliminar al Cannes con una remontada épica en Los Planos, después de haber logrado apuntarse un set en la capital francesa del cine.

Con una apretada agenda, el Teruel afrontó en febrero un sprint competitivo con siete partidos y 10.000 kilómetros de desplazamientos en apenas cuatro semanas que pusieron a prueba la preparación física y mental del equipo.

El viaje más largo fue a Roeselare, para intentar lograr con la bestia belga el pase de la Challenge Round de la Copa CEV. Nunca el equipo turolense había progresado tanto en una competición europea.

Después de haber cedido el báculo de la Supercopa en favor del Almería, los turolenses también cedieron ante el Unicaja en la final de la Copa del rey que se celebró en Cáceres. Después de superar a los anfitriones, el Electrocash, los de Piero Molducci se impusieron por 3-1 a los turolenses tras tres sets realmente disputados y un cuarto en el que los discípulos de Charli Carreño no pasaron el punto 13. Era el segundo chasco de la temporada.

Carreño, destituido

Tampoco nunca antes el Club Voleibol Teruel había tenido que recurrir a despedir a su entrenador. La dinámica en la que había caído el equipo, con severas tensiones dentro del vestuario que tenían su reflejo en los entrenamientos y, sobre todo, en los partidos, hizo necesario adoptar una medida de este calibre. El 6 de marzo se hacía pública la salida de Carreño del banquillo naranja. La directiva decidió confiar la dirección del equipo al que hasta entonces había sido el segundo entrenador de almeriense: Miguel Rivera, que a pesar de su trabajo en el CAI Teruel y en el equipo nacional, nunca había asumido el timón de su propio equipo.

El debut de Rivera fue contra el Almería en el Moisés Ruiz. Ahí es nada. Y contra todo pronóstico el equipo turolense regresó a casa con una victoria. Rivera obró magia en el vestuario y el equipo empezó a funcionar.

Los resultados hicieron que el club confirmara la continuidad de Rivera para la temporada 16/17.

Con el título de campeón de Superliga entre ceja y ceja, el CAI se conjuró para ganar la final del play off. En una reedición de las otras dos finales de la campaña, Teruel y Almería se volvieron a ver las caras.

No es un spoiler: Unicaja fue el campeón. Y lo fue porque el Teruel no fue capaz de ganar el cuarto partido en Teruel cuando dominaba en el marcador. El quinto encuentro, en tierras andaluzas, solo tuvo un color: el verde.

Y así se cerraba una temporada en blanco para los de Los Planos.

"Volver a empezar"

Como la oscarizada película de José Luis Garci, el equipo naranja volvió a empezar en septiembre con varias novedades. La primera y más llamativa fue el cambio de nombre. La rabaja anunciada en la aportación de la que hasta entonces había sido el principal sponsor del equipo obligó al cambio de nombre. No más CAI Voleibol Teruel. A partir de entonces (o hasta la llegada de otro patrocinador potente) se le denominaría por el nombre genérico del club.

Otra de las novedades fue la renuncia a jugar en competici´n europea a causa de los recortes en su presupusto.

En el vestuario se mantuvieron algunas piezas (Folguera, Altayó, Bugallo, Vinicius y Torcello), y sorprendió la salida de Fran Ruiz, que sucumbió a los encantos del C"an Palma. Mientras, llegaron Carlos Jiménez, Thomas Ereu y Balsa Radunovic como receptores, Sergi Reñé como colocados, Jaroslaw Lech y Gerard Osorio de opuestos y Victor Rodríguez de central, y además el equipo sumó al turolense David de Juan, de segundo líbero. Buenos mimbres para el cesto.

Vuelve la esperanza

Si en las últimas temporadas la pelea había estado entre Unicaja y Teruel, con los sorianos de Rio Duero como invitados eventuales, la campaña 16/17 se ha revelado como la más competid a de los últimos tiempos. Prueba de ello son las dificultades que todos los equipos salvo Almería han pasado a lo largo de estos primeros compases. Una de las "pájaras" más serias fue la que atravesó el equipo naranja, cediendo tres derrotas consecutivas, algunas ante rivales de una supuesta menor entidad. Una crisis de personalidad que, tras la victoria frente la Textil Santanderina parece haber quedado relegada al olvido.

La recuperación se confirmó con el título de Supercopa. El partido, que se disputó en la Ciudad del Amor con motivo del 25 aniversario del club, enfrentó al Teruel con su archi enemigo almeriense. En un partido trepidante que se resolvió en el quinto set, los naranjas tiraron de heroica y remontaron un 1-6 en la última manga para terminar quedándose la copa.

Los de Miguel Rivera han cerrado el año en cuarta posición en la clasificación, por detrás de Almería, Palma e Ibiza, pero con su participación en la Copa del Rey que se disputará en Leganés el próximo mes de febrero, garantizada.

Autor: J.L.R. Teruel