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Artículo de Javier Ibáñez y Rubén Sáez: "Alfambra trenza su historia con la Orden de Monte Gaudio"

Por Javier Ibáñez y Rubén Sáez (Arcatur)

El cerro sobre el que se asentó el Castillo de Alfambra había sido previamente ocupado en distintos momentos de la historia debido a sus excelentes cualidades estratégico-defensivas, a su ubicación en un cruce natural de caminos y a las potencialidades agrícolas de su entorno. Es por ello que su subsuelo atesora más de cuatro milenios y medio de Historia, en forma de restos arqueológicos.

Las evidencias más antiguas se remontan al Calcolítico Final, momento en el que debió ser ocupado por una pequeña comunidad de agricultores itinerantes. Siglos más tarde, albergó en su cumbre un poblado del Bronce Antiguo-Medio, el más relevante del Bajo Alfambra. Y unas centurias después, un asentamiento de la Primera Edad del Hierro, situado en la base. A este le sucedió un poblado del Ibérico Pleno en la cumbre.

Pero las evidencias que actualmente resultan más visibles son ya de la Edad Media. En época islámica, concretamente entre los siglos IX a XI, albergó un importante castillo, que podría ser identificado con Garad.s, citado por el geógrafo andalusí Al-Udri (1002-1085); la coloración de sus arcillas permiten también establecer un evidente vínculo con el topónimo al-Hamra (el rojo), Alfambra, que dio origen al nombre con el que se conoce a la fortaleza, a la villa y al río que los riega. A este periodo pertenece la torre conservada en la parte Nororiental de la fortaleza, realizada con una característica sillería de conglomerados, trabada con mortero de yeso.

De mano en mano

La posición fue conquistada hacia 1169 por Alfonso II, que la donó en 1174 a la Orden de Monte Gaudio. Se inició así un largo periodo en el que el castillo estuvo en manos de freires de distintas órdenes militares, sucesivamente Monte Gaudio / San Redentor (1174-1196), Temple (1196-1312) y Hospital (1317- siglo XIX).

Durante la mayor parte de todo ese tiempo desempeñó la función de sede de encomienda, aunque con la primera de estas órdenes llegó a ser la casa maestral. Estas funciones llevaron implícita la implantación de una fortaleza de tipo conventual, que sustituyó al antiguo castillo islámico.

El núcleo de la fortaleza se instaló en el tercio septentrional de la cumbre, que coincide con el espacio más alto de la misma. El centro de ese núcleo debía estar ocupado por un pequeño patio, en cuyo subsuelo se encuentra la famosa cisterna citada por Pascual Madoz. Se trata de un monumental aljibe con bóveda apuntada que estuvo reforzado con arcos fajones; en su interior se documenta la existencia de un interesante sistema de decantación de las aguas de pluviales.

Estancias

En torno a este aljibe debían situarse las principales dependencias conventuales (sala capitular, refectorio, estancias del comendador y de los freires, capilla, archivo y, posiblemente, almacenes y bodega), distribuidas en edificios de dos o tres plantas, de cuyos tejados procedían las aguas recogidas en el aljibe.

El resto de la cumbre debía estar ocupada por dependencias auxiliares (caballerizas, corrales, habitaciones para los peones, graneros, horno y puede que incluso lagar) y por un posible patio de armas, este último posiblemente en la parte central de la cumbre.

En la ladera suroriental, sobre un pequeño espolón situado a media altura, se conservan dos muros pertenecientes a la denominada Iglesia Alta. A ella es posible que se trasladasen los restos mortales del conde Rodrigo Álvarez de Sarria (fallecido en 1188), fundador de la Orden de Monte Gaudio. Este templo desempeñó las funciones de parroquial de Alfambra hasta que en el año 1659 concluye la construcción de la actual iglesia.

En 1363 el castillo pertenecía ya a los sanjuanistas y fue ocupado por los castellanos, dentro de la Guerra de los Dos Pedros. Poco tiempo después fue recuperado  por los aragoneses. A diferencia de las restantes fortalezas de la ruta principal de los castillos de las órdenes militares de la provincia de Teruel, el declive de la fortaleza de Alfambra fue temprano: en la visita de Labaña, en marzo de 1611, ya se encontraba en ruinas.

La Orden de Monte Gaudio

Al igual que la Milithia Cristi de Mont Regal, la Orden de Monte Gaudio surgió en la Península Ibérica y tuvo una breve existencia, aunque en este caso si que alcanzó una significativa proyección internacional. Fue fundada bajo la regla del Cister en el reino de León por el conde Rodrigo Álvarez de Sarria (1173), al que ya nos hemos referido anteriormente; su principal función era la de proteger a los peregrinos que iban a Tierra Santa. Debe su nombre a Mons Gaudii, colina situada en Nabi Samwil, a 4 kilómetros de Jerusalén, en la que se supone que se encuentra la tumba del profeta Samuel; en esta posición, desde la que los peregrinos divisaban por primera vez la Ciudad Santa, se situó su casa principal.

Su presencia en tierras turolenses fue muy temprana; en 1174 el rey Alfonso II le donó el Castillo de Alfambra, así como otras destacadas posiciones situadas en la frontera aragonesa con el temible califato almohade (Escorihuela, Perales, Camañas, Celadas, etc.). En los años siguientes, la Orden de Monte Gaudio recibió también otras importantes posesiones en los valles del Alfambra (Fuentes en 1175 y castillo de Orrios en 1182) y del Turia (Riodeva en 1182, castillos de Villel y Tramacastiel en 1187). Hay que recordar que hacía poco tiempo que los almohades se habían apoderado de Valencia, último reino taifa independiente; y que esta circunstancia había puesto en una comprometida situación a la despoblada frontera sur del Reino de Aragón. Para reforzarla, el rey Alfonso II fundó la villa de Teruel.

Estrategia

Dentro de una estrategia destinada a recabar todos los apoyos posibles para consolidar su domino en las altas tierras turolenses, Alfonso II decidió la entrega de diversas posiciones fronterizas a la nobleza, al obispado de Zaragoza y a varias órdenes militares, encomendándoles su defensa. Los años siguientes se produjeron cambios transcendentales para la Orden. En 1187, Saladino conquista Jerusalén, lo que obligó al traslado de su sede maestral al Castillo de Alfambra. Y en 1188, Alfonso II fundó la Orden del Hospital de San Redentor en la villa de Teruel, vinculándola a la de Alfambra; paralelamente se produjo su expansión por el Maestrazgo, con las donaciones reales del castillo de Castellote (1188) y desierto de Villarluengo (1194).

Sin embargo, la existencia de Monte Gaudio se truncó poco tiempo después. En 1196, Alfonso II, el monarca que tantas concesiones había hecho a esta Orden, decidió incorporarla al Temple. En tan drástica decisión pudo pesar la existencia de disensiones internas dentro de la Orden, que ponían en peligro sus posesiones en la frontera con el Islam; y/o la influencia de la Casa Condal de Barcelona, deseosa de impulsar la Orden del Temple. El Castillo de Alfambra y todas sus posesiones aragonesas, pasaron a manos templarias. Parte de los freires mostraron su rechazo a esta absorción y renunciaron a su hábito, mientras que otros regresaron a territorio leonés, fundándose la llamada Orden de Montfranc; esta subsistió hasta 1221, año en el que Fernando III la incorporó a la de Calatrava.

El Castillo de Alfambra es el punto de partida de la ruta temática dedicada a las fortificaciones de la Orden de Monte Gaudio, que integra otros tres enclaves cercanos. Aunque fueron más los castillos que entre 1174 y 1196 dependieron de esta Orden, son muy pocos los restos constructivos visibles de tan lejano momento. En Orrios, a 8 kilómetros de Alfambra, sólo se conserva el emplazamiento del antiguo castillo, en el extremo del espolón calcáreo que se alza sobre la población; esta pequeña fortaleza ocupó un pequeño tormo, aislado artificialmente mediante un ancho foso.

Pinturas románicas

El siguiente punto de este itinerario es Camañas, a 25 kilómetros de Orrios; antes de llegar a esta población hay que pasar junto a Visiedo, que también cuenta con una importante fortaleza, en este caso perteneciente a la Comunidad de Teruel. El Castillo de Camañas está muy deteriorado y requiere una urgente restauración; destaca su torre del homenaje, de planta cuadrada, muros de tapial y puerta elevada.

Cerca de la fortaleza está la ermita de Nuestra Señora del Consuelo, antigua iglesia parroquial; tiene cubierta de madera con una excelente decoración gótico-mudéjar, y cabecera absidial con pinturas románicas. Ambos edificios (castillo y antigua parroquial), forman un interesante conjunto, que se completa con la también románica ermita de Santa Quiteria, situada en el vecino municipio de Argente; este pequeño templo fue la iglesia parroquial de la desaparecida aldea de Villar de Argente, despoblada a finales del siglo XV.

La ruta acaba en Celadas, a 43 kilómetros de Camañas. Esta localidad también perteneció a la Orden de Monte Gaudio, aunque la fortaleza que se puede ver hoy en día data del siglo XV. Se trata de un imponente castillo-palacio de sillería, cuya puerta de acceso está flanqueada por dos potentes torres, y que es utilizado actualmente como Ayuntamiento.