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Tren de mercancías llegando a Teruel

Artículo de opinión, por Vicente Aupí: "Una oportunidad de oro: unir Teruel con el AVE Madrid-Barcelona en Calatayud"

Artículo de Vicente Aupí, periodista especializado en información sobre ferrocarriles

Las aspiraciones de Teruel y su provincia para contar con un tren de alta velocidad no sólo son legítimas, sino también menos complejas de lo que quieren hacernos creer. Para entenderlo sólo es necesario mirar el mapa ferroviario español y encajar en él la opción más razonable, la que guarda, en mi opinión, el mejor equilibrio entre las necesidades y expectativas de la sociedad turolense y la viabilidad política, económica y ambiental del proyecto. Dentro de ese contexto llevo años postulando que hay una alternativa perfectamente asumible desde un Gobierno central realmente involucrado en políticas orientadas al reequilibrio territorial de España, con un coste económico razonable, y que supone una oportunidad de oro para que esta tierra quede unida, por fin, a la red española de alta velocidad. Hablo de unir la ciudad de Teruel con la línea de alta velocidad ferroviaria (AVE) Madrid-Barcelona en Calatayud mediante un proyecto que se apoye en el antiguo pasillo ferroviario abierto hace más de un siglo para el Ferrocarril Central de Aragón por Caminreal y Daroca.

Sostengo aquí que, en un horizonte de pocos años, Teruel puede quedar unido a la línea de alta velocidad que ya está en servicio entre Madrid y Barcelona y que discurre por Calatayud. Para ello sólo es necesario que el Ministerio de Fomento acometa la construcción de los 68 kilómetros entre la ciudad bilbilitana y Caminreal, utilizando en todo o en parte el antiguo trazado del Ferrocarril Central de Aragón. Ésa sería la primera fase, la llave de la conexión de la capital turolense con la red de alta velocidad española. Posteriormente, en una segunda etapa deberá adaptarse el tramo entre Teruel y Caminreal, algo todavía más sencillo, puesto que desde principios de la pasada década este sector cuenta ya con algunas mejoras en el trazado y en los sistemas de seguridad y señalización que constituyen un primer paso para su electrificación y transformación a alta velocidad, siendo factible su adecuación a velocidades de 200-250 km./h.

No sólo el coste económico de estas dos actuaciones es infinitamente menor que el que se manejó en su día para que el AVE Madrid-Valencia pasara por Teruel, sino que también lo es su impacto ambiental, puesto que se dispone ya del llamado pasillo de infraestructuras al existir un trazado ferroviario abierto con anterioridad. Hace aproximadamente diez años, el Ministerio de Fomento anunció un estudio de viabilidad para la reapertura entre Caminreal y Calatayud, del cual apenas se ha sabido nada, aunque dudo que sea necesario. Algo me dice que si en el año 1901 fue viable abrir este tramo para el histórico Ferrocarril Central de Aragón, debe serlo todavía más en la actualidad con las técnicas y medios constructivos disponibles en pleno siglo XXI. Con una particularidad: como bien saben en Fomento, no es lo mismo construir una línea ferroviaria nueva (hay que encontrar y abrir el trazado) que utilizar un pasillo de infraestructuras ya existente, como es el que discurre junto al río Jiloca hasta Calatayud.

Entiéndase bien lo que planteo. Traer el AVE a Teruel mediante la conexión con la línea de alta velocidad Madrid-Barcelona en Calatayud no consiste en renunciar a los nuevos planes del llamado corredor Cantábrico-Mediterráneo, que discurriría por la actual línea que une Valencia con Teruel y Zaragoza, ya que el cometido de éste se orienta claramente a trenes de mercancías, mientras que aquél debe tener como objetivo el transporte de viajeros. Ambos son perfectamente compatibles y se complementarían entre sí.

Algunos datos importantes sobre el alcance que tendría para Teruel un enlace con la línea AVE Madrid-Barcelona en Calatayud: el tiempo de viaje a Madrid sería de 1 hora y 45 minutos; a Zaragoza sólo 1 hora (vía Calatayud), y a Barcelona se reduciría a 2 horas y 45 minutos. Recordemos, asimismo, que el enlace de Teruel con la línea AVE Madrid-Barcelona significaría también la conexión con la frontera francesa o, lo que es lo mismo, con la red europea de alta velocidad. No olvidemos, a este respecto, que existen servicios internacionales que unen Madrid y Barcelona con París y otras ciudades de Francia.

Sí, ciertamente la conexión de Teruel al AVE Madrid-Barcelona no puede incluir a Valencia, pero en lo relativo a viajeros la capital turolense y la valenciana están bien comunicadas hoy gracias a la autovía Mudéjar, con lo cual eso no sería un problema comparado con las ventajas de un servicio ferroviario moderno y rápido que uniría Teruel vía Calatayud con Madrid, Zaragoza, Barcelona y la frontera francesa. Asimismo, como ya digo, en lo ferroviario se acometería entre Teruel y Valencia la mejora prevista en el proyecto Cantábrico-Mediterráneo para mercancías.

La clave fundamental de la propuesta que defiendo aquí es el aprovechamiento de una línea de alta velocidad que ya está en servicio (Madrid-Barcelona) y que discurre próxima a la provincia de Teruel. Esto marca una diferencia abismal, en cuanto a su viabilidad, coste económico y plazos de ejecución respecto a otras alternativas que han sido históricamente revindicadas desde la sociedad turolense, pero cuya envergadura no se ha asumido desde el Gobierno central. Las características de un hipotético trazado de nueva construcción para alta velocidad entre Valencia y Teruel, con pasos tan complejos como el del Ragudo, acarrearían presupuestos que, visto lo sucedido hasta la fecha, difícilmente serían asumidos desde los despachos oficiales de Madrid, de la misma forma que no se aceptaron en su día los estudios para que el AVE Madrid-Valencia se desviara por la capital turolense. En cambio, tras el abandono histórico sufrido por la provincia de Teruel, veo difícilmente justificable que el Gobierno central encuentre excusas para negarse a hacer realidad un proyecto en el que la piedra angular sólo son 68 kilómetros de nueva vía férrea, es decir, los del tramo Caminreal-Calatayud, que servirían de conexión con la línea AVE Madrid-Barcelona.

Conozco los planes para convertir en vía verde la antigua línea del Central de Aragón entre Caminreal y Calatayud. Sin embargo, dada la histórica carencia del ferrocarril que Teruel necesita y merece, considero que al no haberse acometido aún las obras de la misma, debería supeditarse a la viabilidad del proyecto de recuperación del uso ferroviario que aquí describo. Quizá sea factible una actuación conjunta que no excluya a ninguna de ambas, pero creo, en cualquier caso, que tras las décadas de abandono oficial del ferrocarril en Teruel la mayoría de nuestra sociedad estará de acuerdo en que es prioritaria una actuación urgente que permita desbloquear la falta de conexiones ferroviarias entre el sur de Aragón y el resto de España.

Como periodista especializado en ferrocarril he seguido durante muchos años la gestión de los sucesivos ministros de Fomento (antes de Obras Públicas). Nombres como los de Josep Borrell, Rafael Arias Salgado, Francisco Álvarez-Cascos y Magdalena Álvarez, entre otros. Para lo que concierne a Teruel siempre vi el mismo denominador común en sus respectivas políticas, aunque debo decir que el hecho de que la condena a las vías férreas de nuestra provincia se decidiera en los años 80 desde un gobierno socialista jamás pude entenderlo. Fueron los tiempos en los que la ya fallecida ex presidenta de Renfe, Mercé Sala, llegó a afirmar que era más barato meter a todos los viajeros en taxis que hacer circular los trenes.

Quizá algún día logremos que nuestros gestores políticos entiendan lo que tan sabiamente defiende el profesor Carlos Sanz Aguilera al hablar de nuestro ferrocarril: si se mejora la calidad del servicio, el tren recupera su uso y aumenta la demanda de viajeros.