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Cantavieja, un oasis de esperanza en medio del desierto demográfico

Algunos de los once niños de entre 1 y 3 años que actualmente acuden a la Escuela Infantil de Cantavieja, jugando en el arenero que tienen en el patio del colegio

Cantavieja es, tras Alcorisa, el pueblo que más ha crecido de la provincia de Teruel según los datos definitivos del Padrón Continuo a 1 de enero de 2015.

Cantavieja es, tras Alcorisa, el pueblo que más ha crecido de la provincia de Teruel según los datos definitivos del Padrón Continuo a 1 de enero de 2015. Se trata de 17 nuevos inscritos, aunque todos no son nuevos vecinos puesto que algunos ya vivían allí desde hace años. Otros sí se han mudado hace unos meses, pero porque pasaban parte de su jornada ya en el pueblo trabajando.

Crecer en una provincia que va en declive y formando parte de la comarca con menos densidad poblacional de todo Aragón –2,8 habitantes por kilómetro cuadrado– es toda una hazaña. El alcalde, Ricardo Altabás, está contento de un crecimiento que, según dice, ya se produjo en el Padrón de 2014 y, añade, "los dos años anteriores tampoco fueron malos" puesto que "no bajó".

"Influye que seamos capital de comarca, están todos los servicios aquí, pero sobre todo que tenemos gente muy dinámica y emprendedora", explica. En el resto de la provincia el hecho de ser capital comarcal ha pesado poco a la hora de crecer. De hecho, además de Cantavieja, tan solo Valderrobres ha incrementado su población.

Ricardo Altabás señala que Cantavieja no solo mantiene el tipo en lo que a las cifras demográficas se refiere sino que, a diferencia de buena parte de los municipios de la provincia de Teruel, su pirámide poblacional muestra que más de la mitad de los vecinos son jóvenes. "En 2014 el 54% tenían menos de 45 años y este año no creo que haya cambiado mucho la cosa", sentencia el responsable municipal.

Tres parejas de mellizos

La continuidad del pueblo está asegurada. Solo hace falta darse una vuelta por la guardería para comprobarlo. Entre los once niños de entre uno y tres años que usan el servicio hay dos parejas de mellizos y en los próximos meses se incorporarán tres nuevos alumnos, dos de ellos también gemelos.

Eso sí, la pirámide poblacional por sexos no está nada equilibrada, al menos entre los párvulos, puesto que de esos once que hay en la Escuela infantil solo dos son niñas. También en el conjunto de la población hay más hombres que mujeres, aunque las cifras no son tan llamativas porque hay 393 varones frete a 348 féminas.

Altabás se siente muy orgulloso cuando explica que Cantavieja es un foco laboral para los pueblos de la zona. Matiza que mientras que en muchos municipios el número de habitantes reales es muy inferior al de personas censadas, en su caso ocurre todo lo contrario puesto que hay muchos funcionarios, tanto de la Comarca que tiene su sede en Cantavieja, al ser la capital como profesores de los distintos centros que trabajan y viven en la localidad durante toda la semana pero siguen empadronados en sus lugares de origen.

Además de los funcionarios, en Cantavieja también tienen un peso importante los trabajadores del sector servicios y los del primario y en los últimos años ha habido varios jóvenes que se han hecho cargo de explotaciones ganaderas tanto nuevas como por relevo generacional.

Los pequeños emprendedores juegan un papel fundamental en la economía local y el alcalde matiza al respecto que desde el Ayuntamiento han contado con "todos los autónomos, sin mirar el color político de nadie" a la hora de ejecutar obras en la población. Este apoyo ha sido "un revulsivo importante" sobre todo en los años más duros de la crisis. "Siempre buscamos a gente de aquí y pagamos a final de mes", concreta Altabás.

La nota negativa de las cifras que ha arrojado el Padrón Continuo a fecha de 1 de enero de 2015 es que ocho de esos 17 vecinos se han mudado desde La Cuba y cuatro de ellos eran niños que, como matiza el alcalde de este municipio, Félix Marín, "son los que más ruido hacen". Ahora en la localidad solo quedan dos pequeños, uno de ellos aún bebé. Son hermanos y forman parte de una familia con mucho arraigo en el pueblo, por lo que es previsible que sigan allí.

Las dos familias que se mudaron a Cantavieja estaban también muy asentadas en La Cuba pero, como explica el alcalde de esta localidad, los niños van al colegio a la capital del Maestrazgo y los padres casualmente encontraron también trabajo allí, lo que propició la mudanza.

Tronchón se queda con un 17% de habitantes menos

En la provincia de Teruel solo uno de cada tres municipios ha crecido en las cifras del último padrón. Si giramos la mirada hacia el Maestrazgo, Cantavieja no es el único lugar que gana población. También lo hacen Allepuz, Bordón, Fortanete, Mirambel y Villarroya, aunque en ningún caso crecen en más de tres vecinos.

Por contra, entre los que pierden sí hay cifras más elevadas, como los 30 habitantes que ya no están en Iglesuela del Cid o los 26 que tiene de menos Castellote.

El caso más dramático es Tronchón, localidad que ha perdido un 17% de su población al caer en 14 vecinos. Ha pasado de 82 a 68 habitantes en un año.

Los testimonios

Valentín Baicu: "Vine para arreglar el tejado de la Iglesia, conocí a Sonia y me quedé"

Sonia Sánchez es una de las nuevas personas, junto a su hijo, empadronadas en Cantavieja. Lleva varios años viviendo allí porque trabaja como técnica en la Comarca del Maestrazgo y en 2014 decidió formalizar sobre el papel una vieja realidad. En Cantavieja ya estaban censados su marido, Valentín Baicu y el mayor de sus hijos.

Tanto Valentín Baicu como Sonia Sánchez recalaron en Cantavieja por motivos laborales y por separado. Se conocieron allí y sus dos hijos, Andrés y Fabián, ya nacieron en el Maestrazgo. Valentín Baicu llegó desde Rumanía para arreglar el tejado de la iglesia, pero conoció a la que luego sería su mujer, que es de Cella, y ya no se ha ido. "He trabajado en muchos sectores, en la ganadería, en la hostelería, de soldador... Siempre en Cantavieja y por la zona", dice. Ahora está en paro desde el pasado mes de diciembre y aunque le da igual el sector y dice que cogerá "lo que salga", reconoce que "está todo un poco parado".

La pareja está muy a gusto en Cantavieja y no tiene intención de marcharse, aunque Sonia apunta que lo que más les une al territorio es el empleo. "Puestos a estar sin trabajo, en Cella por lo menos tenemos casa", relata la joven, que sin embargo añade que sus hijos son muy de Cantavieja.

"Nosotros no nos queremos ir, Sonia está muy a gusto aquí y yo igual", dice Valentín, al que en el pueblo conocen como Vali. El joven llegó en 2003 a la localidad para trabajar en la empresa de su padre, que se dedicaba a la construcción, y aunque durante los primeros meses alternó su estancia entre España y Rumanía porque seguía estudiando, luego se asentó definitivamente en el Maestrazgo. Y hasta hoy.

Virginia Reig: "Llegué a Cantavieja a trabajar y no había ni oído antes el nombre del pueblo"

Virginia Reig es de Albaida, una población de Valencia, y llegó en Cantavieja en el año 2006 – exactamente el 1 de diciembre, precisa–, pocos meses después de acabar la carrera de Veterinaria. "Me llamaron para hacer una entrevista para un puesto en la Agrupación de Defensa Sanitaria de Ovino y no había oído ni el nombre del pueblo", reconoce.

Al principio tenía muchas ganas de que pasara la semana para volver a su casa el viernes. Una de las cosas que más le llamaron la atención de esos primeros meses en el Maestrazgo es que un día se le rompió el coche y un vecino se ofreció a dejarle el suyo para que pudiera ir a pasar el fin de semana a su pueblo. "Estuve dos años en Valencia y ni siquiera supe el nombre de mis vecinos y aquí me ofrecían hasta el coche sin apenas conocerme de nada", relata.

Esa prisa por marchar a Valencia pronto desapareció porque conoció a Sergio, el que ahora es su marido. Trabajaba en una cantera de piedra, pero se quedó en el paro y hace un par de años se incorporó como joven ganadero para dedicarse al ovino.

Virginia Reig trabaja en la actualidad como veterinaria en la Agrupación de Defensa Sanitaria del Porcino, pero está cubriendo una baja por maternidad, por lo que es previsible que en unos meses se quede en el paro. Sin embargo, es positiva con respecto al futuro: "Nos vamos defendiendo con lo que va saliendo".

Le gusta estar en Cantavieja porque conoce a todo el mundo y "la vida es mucho más sana". Albaida, su localidad natal, también es un pueblo, pero de los que no hay en Teruel: tiene 6.000 habitantes y la mayoría se dedican a la industria.

Laura Allué: "Mi madre se fue en los años 70 y nosotras tres hemos vuelto ahora"

Laura Allué sabía nada más acabar sus estudios de Magisterio que no tendría demasiado problema en conseguir una plaza en el destino deseado:?Cantavieja. El pueblo que para ella era el ideal -porque su madre nació en la localidad, siempre había veraneado de niña con sus abuelos y, además, su novio residía allí– es uno de destinos que los maestros de Zaragoza y Teruel, por no hablar de Huesca, eligen en último lugar debido a la distancia que hay desde estas ciudades.

La joven llegó a Cantavieja hace ya once años, pero durante un par de años itineró por otros colegios. Su marido y padre de sus hijos es enfermero en el centro de salud de Cantavieja y también echa una mano en la ganadería de su familia. Les gusta la vida que para ellos y sus hijos ofrece el pueblo, porque tienen la naturaleza muy cerca y no se plantean marcharse.

Laura no está nunca sola en Cantavieja ya que, además de su marido y sus hijos, en el pueblo viven dos de sus tres hermanas. Susana Allué dejó su trabajo en Zaragoza hace ya nueve años para irse a vivir a Cantavieja. Lo hizo por amor, porque de allí es su marido, aunque reconoce que a veces se le hace un poco cuesta arriba el hecho de no tener empleo. Desde que llegó a Cantavieja ha estado en varias empresas, pero siempre con trabajos temporales y ahora lleva ya un año en el paro. Susana indica que el cambio de Zaragoza a Cantavieja no fue tan brusco. "Conocía la forma de vida aquí y, aunque es diferente de estar en verano a vivir en invierno, sabía dónde venía", asegura.

La tercera de las hermanas, Eva, está soltera y también vive en Cantavieja porque, al igual que Laura, tiene su plaza en el CRA Alto Maestrazgo.

Autor:M. Cruz Aguilar Cantavieja