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El Cristo de los Tambores restaura el bombo monumental El Cristo de los Tambores restaura el bombo monumental
El público tocando el gran bombo en el ‘romper la hora’

El Cristo de los Tambores restaura el bombo monumental

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El monumental bombo de Andorra, que fue récord Guinness durante varios lustros, ha sido restaurado este año por quienes lo confeccionaron en 1988, los artesanos hermanos Vera, que le han cambiado las dos pieles de vaca suiza y lo han repintado. Esta Semana Santa ha lucido en todo su esplendor.

El bombo mide 2.08 metros de diámetro, hace 1,14 metros de anchura y pesa 250 kilos. Tiene 90 metros de cuerda de cáñamo. Pertenece a la cofradía de todos los andorranos, la del Cristo de los Tambores, que el año pasado ya le cambió los aros.

“Decidimos restaurarlo y no llevarlo más por ahí”, explicó el presidente de la hermandad del Cristo de los Tambores, Fernando Galve, que recordó con nostalgia aquellos viajes a las Jornadas Nacionales del Tambor y Bombo. “Cuando lo llevamos en el año 2000 a Tobarra, la gente se peleaba por empujarlo”, destacó el tamborilero. “Solo con entrarlo en el pueblo, la gente ya flipaba. Fue una juerga impresionante porque llamaba mucho la atención”, señaló.

Los hermanos Vera lo presentaron al Guinness en 1989, un año después de su manufactura. En aquel momento, el récord lo ostentaba el gran bombo de Calanda (1973), “una pandereta al lado de este”, bromea José Vera.

Los artesanos lo hicieron por su cuenta, sin demasiadas expectativas de venderlo. “Dijimos: vamos a hacerlo. Y lo hicimos”. Una vez elaborado, le propusieron al alcalde, Isidro Guía, que lo comprara para el pueblo, pero no fraguó el intento.

De modo que los primeros diez años “lo sacábamos por nuestra cuenta. Cogíamos el camioncico, y el bombo a la plaza. Allí poníamos doce o quince mazas y a tocar, hasta que desaparecía”, comenta Vera. “Me cabreaba y siempre decía: el año que viene, no lo saco”. Pero la amenaza no se consumaba porque podía más la ilusión de lucir el gran bombo.

Al principio estaba pintado de amarillo y rojo. Cuando una década después lo adquirió el Ayuntamiento para cedérselo al Cristo de los Tambores se pintó de negro, color oficial de la Semana Santa andorrana.

“Cuando aún era nuestro, vendíamos tambores y bombos a Belchite y me lo pidieron. Vinieron a buscarlo y se lo llevaron con los tíos más fuertes del pueblo de guardaespaldas para que no le pasara nada”, prosigue Vera.

Cuando se presentó al Guinness viajó a Madrid, concretamente a los estudios de televisión de Antena3, donde Nieves Herrero presentaba un programa contenedor en el que todas las historias tenían cabida.

También ha estado el bombo en la Expo de Zaragoza. Los visitantes que acudían al Pabellón de Aragón podían darle unos mazazos, lo que contribuía a divulgar la Ruta del Tambor y Bombo.

Limitará sus salidas

A punto de cumplir 30 años, el bombo estará más resguardado en lo sucesivo. “Solo saldrá para el ‘romper la hora’ de la noche de Jueves Santo como el Viernes Santo a mediodía”, cuando el Cristo de los Tambores programa un encuentro más familiar. “Se hace un poco para concentrar a los niños que se han acostado pronto. Salen con los padres y con los abuelos a la plaza del Regallo. Me atrevería a decir que casi se reúne la misma cantidad de gente que por la noche”, destacó Galve.

El bombo grande causa sensación entre el público más joven, que no se cansa de darle mazazos. Es esta semilla de afición la que garantiza el mantenimiento de la tradición ancestral de tocar el tambor y bombo en Semana Santa.