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El juez de Calamocha abre juicio oral contra Francisco Franco

Silviu Rosca la semana pasada

Francisco Franco Martínez-Bordiu, nieto del dictador, está más cerca de sentarse nuevamente en el banquillo de los acusados por sendos presuntos delitos de atentado contra la autoridad y contra la seguridad vial, por los sucesos ocurridos hace cuatro años en Collados cuando supuestamente huyó de un coche patrulla de la Guardia Civil y embistió contra el mismo al ser alcanzado

Francisco Franco Martínez-Bordiu, nieto del dictador, está más cerca de sentarse nuevamente en el banquillo de los acusados por sendos presuntos delitos de atentado contra la autoridad y contra la seguridad vial, por los sucesos ocurridos hace cuatro años en Collados cuando supuestamente huyó de un coche patrulla de la Guardia Civil y embistió contra el mismo al ser alcanzado. El juez de Calamocha ha transformado ya las diligencias previas en procedimiento abreviado, lo que supone la apertura de juicio oral, aunque esa decisión todavía puede ser recurrida.

Junto a Franco, el juez acusa en un auto judicial a un extrabajador rumano del mismo, Nicolae Silviu Rosca, que es con quien supuestamente iba el día de los hechos. Asimismo, acuerda el sobreseimiento de la causa para otro rumano que había trabajado también para Franco, Marius Toader Olteanu, que era a quien habían señalado ellos mismos como la persona que conducía el vehículo que huyó de los agentes de la benemérita.

Han pasado cuatro años desde que ocurrieron los hechos investigados, pero no ha sido hasta hora cuando el juez ha tenido pruebas fehacientes que le permiten llegar a la conclusión de que quien conducía el vehículo que embistió a la Guardia Civil era Franco, y que quien le acompañaba ese día era el otro acusado.

El nieto del dictador declaró como investigado en marzo de 2014, pero esgrimió una coartada para desvincularse de los hechos delictivos. Varios testigos en Madrid declararon, además, que a esa hora habían estado con él en la capital española, por lo que era imposible que hubiese participado en el incidente de collados con los agentes de la autoridad.

Además, el otro imputado, Silviu Rosca, había declarado, lo mismo que Franco, que el vehículo había sido prestado a otro rumano, familiar suyo, llamado Marius Toader Olteanu, y que también había trabajado para una empresa del nieto del dictador.

Esa persona estaba en paradero desconocido, mientras que no se había podido identificar al otro individuo que iba en el coche. Las diligencias del juzgado permitieron localizar a Olteanu en Rumanía y acudió a declarar en enero pasado, manifestando que él en esas fechas se encontraba viviendo ya en su país, puesto que se había marchado de España en 2009. Además, señaló que su sobrino, Rosca, que inicialmente le había acusado de ser él quien llevaba el vehículo cuando ocurrieron los hechos, quería modificar su declaración inicial.

Rosca compareció en el Juzgado de Calamocha la semana pasada y se limitó a afirmar que Olteanu, a quien habían señalado como responsable de los hechos, estaba en Rumanía cuando ocurrió el incidente. A continuación se acogió a su derecho a no declarar, por lo que no dio explicaciones del motivo por el que no había dicho la verdad en su momento.

Ante esta precisión, y otras pruebas que obran en la causa, el juez ha decidido no dar más vueltas al asunto y no demorarlo por más tiempo al haber transcurrido cuatro años, por lo que en el auto procede a abrir procedimiento abreviado, lo que supone de hecho la apertura de juicio oral contra los dos imputados.

En el caso de Franco considera que es autor de un presunto delito de atentado, y de otro presunto delito contra la seguridad, puesto que era él quien conducía tal como manifestó uno de los guardias civiles, que aseguró en su momento que creyó reconocer al nieto del dictador sentado al volante. Posteriormente se confirmó que el vehículo pertenecía a una empresa de Francisco Franco, aunque fue entonces cuando éste y un trabajador dijeron que habían prestado el coche a otra persona. En el caso de Silviu Rosca, el juez considera que incurrió solo en un delito de atentado.

Al transformar las diligencias previas en procedimiento abreviado y entender que no deben practicarse más declaraciones ni pruebas periciales, el juez insta a las partes a que en el plazo de diez días soliciten la apertura de juicio oral formulando escrito de acusación, el sobreseimiento de la causa o, excepcionalmente, la práctica de diligencias complementarias.

El auto, en cualquier caso, puede ser recurrido ante el propio juzgado o en la Audiencia Provincial, que en última instancia sería la que resolvería si se sigue adelante o se procede al sobreseimiento. El caso podria juzgarse en el Juzgado de lo Penal.

Ayer el abogado del guardia civil que resultó herido, Carlos Muñoz, anunció que pedirá la apertura de juicio oral porque cree que existen "hechos suficientes para formular la acusación".

De no presentarse recursos al auto del juez, o en caso de que estos decaigan finalmente, Francisco Franco volverá a sentarse en el banquillo de los acusados. No es la primera vez que lo hará, puesto que en 1978 ya fue condenado en Tortosa por hechos parecidos por caza furtiva dándose a la fuga. El suceso de Collados podría estar relacionado también con esta práctica ilegal.

El auto da por hecho que quien conducía el vehículo era el nieto del dictador

En su auto, el juez tiene claro que Franco conducía el vehículo y que le acompañaba Nicolae Silviu Rosca, aunque ambos en un principio echaron la culpa a otra persona rumana que dijeron no saber dónde estaba, a pesar de ser familiar del segundo y de asegurar ambos que le habían prestado el vehículo.

Los hechos, tal como recoge el magistrado en su auto, ocurrieron pasadas las 7 de la mañana del 30 de abril de 2012, cuando ambos circulaban por el punto kilométrico de la N-234 en un vehículo con las luces apagadas y una patrulla de la Guardia Civil intentó darles el alto, dándose entonces a la fuga y cometiendo varias infracciones de tráfico.

Tras una persecución por pistas forestales entre las localidades de Collados y Lagueruela, el vehículo que huía se detuvo y embistió marcha atrás contra la patrulla policial después de que uno de los agentes les instara a deponer su actitud. En lugar de hacerlo, los ocupantes empujaron el vehículo de la Guardia Civil arrastrándolo hacia atrás cierta distancia, y causando lesiones a uno de los agentes, además de los desperfectos provocados en el coche patrulla. A continuación volvieron a darse a la fuga logrando huir de los agentes, que vieron al copiloto exhibir la funda de un arma larga de fuego, lo que pudo deberse a que estaban cazando de forma furtiva.

Autor:Redacción Teruel