El Llovedor, una de las citas más esperadas en Castellote
El primero de mayo es la fecha más esperada por los castellotanos, ya que es el día en el que celebran la romería del Llovedor. Con ella recuerdan a los once mozos que, ante la pertinaz sequía que sufría Castellote en 1405, decidieron acudir en romería a la Ermita de la Balma en Zorita (Castellón) para pedir a la Virgen que lloviese.
La gracia les fue concedida, y este peregrinaje se convirtió en tradición hasta que, en una de sus romerías se les negó el acceso al templo, ante lo cual decidieron erigir una ermita cerca del pueblo. Desde entonces se va allí en romería el 1 de mayo, y solo van los hombres en recuerdo de aquellos primeros mozos.
Es una fiesta muy sentida y esperada por todos los vecinos, que la preparan con mucha ilusión. El día comienza a las 7 de la mañana, cuando el sonido del campanico recorre las calles para avisar a los vecinos de la celebración de la misa, que se celebra a las 8 en la Iglesia de la Virgen del Agua.
Repique de campanas
A las 9:45, con repique de campanas, sale la procesión, con la cruz procesional y el estandarte hasta la plaza del Caballón, donde se realizan diversos rezos en latín y parte la romería hacia el Llovedor. La jornada, marcada por el fresco y el viento, no evitó que se realizase ninguno de los actos previstos.
Una vez en la ermita se almuerza y, a continuación se celebra la misa. Al finalizar ésta tiene lugar la Asamblea anual de la Cofradía, donde se da cuenta de los ingresos y gastos de la Cofradía, las obras y actuaciones realizadas, altas y bajas de socios, etc.
Después los hombres comen en cuadrillas en el entorno de la ermita las tradicionales judías, de primero, y caracoles con conejo a continuación, con buen ambiente de juerga y cantos.
Alrededor de las 16:30 se sale hacia el Pocico de San Juan, lugar donde se merienda carne y embutido a la brasa, y se descansa un rato antes de seguir en procesión hacia el pueblo. La primera parada al llegar es en el Cementerio, donde se reza un responso por los difuntos y, al anochecer, en la parte baja del Calvario se reparte, además de un vaso de cazalla para tomar fuerzas para la subida, antorchas para todos los asistentes. Con estas se asciende por el camino del Calvario creando una magnífica imagen, similar a una serpiente de luz, hasta llegar a la ermita de San Macario, donde de nuevo se reza antes de llegar al Caballón, donde las mujeres, que han salido desde la Iglesia, los esperaban portando velas.
Allí tiene lugar otro momento emocionante y emotivo de la jornada, el saludo entre los estandartes. Estos son bandeados por los jóvenes intentando que no toquen el suelo ni se toquen entre ellos.
Hacia la iglesia
A continuación, se dirigen todos juntos hasta la iglesia, donde se da cuenta de los acuerdos tomados en la Asamblea para que las mujeres también sean sabedoras.
Este año en la cofradía, de la que forma parte casi todo el pueblo con alrededor de 1.300 socios, se han producido 23 altas de socios y 16 bajas, la mayoría de ellas por defunción.
Además se explicaron todos los ingresos y gastos que tiene la Cofradía, con sus cuentas muy saneadas. Entre otras actuaciones se ha reparado la cubierta de la ermita y una gotera que a consecuencia de los desperfectos se había producido; se han arreglado dos portillos que las aguas del pasado año habían echado por tierra, y varias barandillas. Igualmente se ha arreglado el tejado de los aseos con los que cuenta el lugar y se han tomado medidas para que las numerosas cabras que viven en el entorno no se suban al tejado y lo estropeen.
Se han barnizado las puertas de la ermita y los baños, se ha arreglado la cañería que llevaba el agua a los depósitos porque estaba obstruída, etc. Todas estas actuaciones contribuyen a mantener arreglado y en perfecto estado un entorno al que los castellotanos acuden a menudo y que es uno de los rincones más bonitos del municipio.
Ahora les tocará a las mujeres acudir a su cita con el Llovedor el próximo día 14 de mayo, víspera de pentecostés, día que también viven con gran emoción procesionando a la ermita, celebrando misa y comiendo en los alrededores.
Autor:Cristina Mallén/ Castellote