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El origen de Teruel se encuentra
en la explosión de una supernova El origen de Teruel se encuentra
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El origen de Teruel se encuentra en la explosión de una supernova

Alessandro Ederóclite durante la charla que impartió ayer dentro de la campaña navideña del Centro Comercial Abierto

La leyenda cuenta que Teruel fue fundada en el lugar donde un toro se paró y alguien vio que entre sus astas refulgió una estrella muy brillante, de ahí que el nombre de la ciudad deba también su origen a ello.

La leyenda cuenta que Teruel fue fundada en el lugar donde un toro se paró y alguien vio que entre sus astas refulgió una estrella muy brillante, de ahí que el nombre de la ciudad deba también su origen a ello. Aquella estrella brillante pudo ser una supernova que hizo explosión en la constelación de Tauro y que emitió una luz muy fuerte que llamaría la atención de los pobladores de aquellas tierras. Así lo explicó ayer el astrofísico del Cefca Alessandro Ederóclite en una charla que impartió dentro de las actividades de la campaña navideña organizadas por el Centro Comercial Abierto (CCA).

El Centro de Estudios de Física del Cosmos de Aragón (Cefca), que además tiene su sede en el Centro Histórico de Teruel en las antiguas dependencias del Banco de España, ha participado durante estas fiestas en varias actividades del CCA dentro de las labores de divulgación que viene desarrollando desde hace tiempo y que pretenden acercar la astronomía a los turolenses de forma amena y cercana.

Alessandro Ederóclite, astrofísico romano que lleva un lustro trabajando con el Cefca, destacó la importancia que tiene un sitio como Teruel para disfrutar de los cielos nocturnos por su limpieza al carecer de contaminación lumínica, algo que es muy difícil de encontrar en ciudades más grandes.

El científico recordó en este sentido que los cielos nocturnos han tenido una importancia trascendental en la historia de la humanidad, cuando no había luz eléctrica y los seres humanos miraban más a las estrellas, además de orientarse con ellas.

Sobre esa fascinación por los cielos nocturnos y sobre toda la mitología que ha existido en torno al cosmos giró ayer la conferencia que impartió en el edificio de la plaza Domingo Gascón con el título Teruel, el universo entre historia y mito. Una charla que venía muy a cuento además por la llegada hoy de los Reyes Magos de Oriente, que fueron guiados a Belén por una estrella.

La importancia que la observación de las estrellas ha tenido para la configuración de mitos en la historia de la humanidad fue la base que utilizó para explicar los fenómenos que en leyendas e historias de todas las culturas tienen que ver con la contemplación de los cielos nocturnos.

El caso de Teruel tuvo especial relevancia en la exposición que hizo el astrofísico puesto que el origen de la ciudad está asociado con sus cielos, ya que la leyenda cuenta que el lugar fue elegido al ver un toro entre cuyas astas brillaba con mucha fuerza una estrella.

Ederóclite aseguró que lo que sin duda pudieron ver aquellas gentes fue la explosición de una supernova en la constelación de Tauro, lo que le sirvió al científico para explicar qué eran las supernovas y mostrar una primicia captada con el telescopio T80 del Observatorio Astrofísico de Javalambre (OAJ), la primera supernova que se ha encontrado con este instrumento de observación y que todavía no ha publicado científicamente el Cefca.

Astronomía

Otras historias y mitos en torno a la astronomía sirvieron al investigador para explicar otros fenómenos como los cometas o los eclipses, tanto de sol como de luna, que han jugado un papel relevante a lo largo de la historia en distintas civilizaciones.

Contó por ejemplo que un eclipse de sol ocurrido en el año 584 antes de Cristo puso fin a una larga guerra que tenía enfrentados a medos y lidios desde hacía 6 años.

El eclipse lo predijo Thales de Mileto, ya que según explicó Ederóclite, el filósofo griego disponía de 200 años de registros de observaciones astronómicas previas, que le habrían permitido ver que se producían ciertas periodicidades en fenómenos celestes y predecir así ese eclipse.

Este tipo de eclipses se produce cuando la Luna se interpone entre el sol y la Tierra durante el día y como consecuencia se oscurece la superficie terrestre como si se tratara de la noche. Los medos y los lidios luchaban entre ellos encarnizadamente desde hacía seis años por el dominio de la Anatolia, la parte asiática de lo que hoy es Turquía, y mientras estaban combatiendo vieron cómo todo se oscurecía. "Tal fue el susto -explicó Ederóclite- que pensaron que los dioses estaban enfadados con ellos y decidieron acabar con la guerra".

Los conocimientos que el navegante Cristóbal Colón tenía de la astronomía también le fueron de gran utilidad para someter a algunos pueblos indígenas. En el siglo XVI la navegación transoceánica era posible gracias a la observación del firmamento, ya que eran las estrellas por la noche las que guiaban a los barcos.

Pero además, el conocimiento de los fenómenos celestes ayudó a Colón cuando los habitantes de lo que hoy es Jamaica se negaron a colaborar con los conquistadores.

Cuenta la historia que la misma noche que se iba a producir un eclipse de Luna, el astuto navegante citó al jefe indígena para avisarle que sus dioses estaban enfadados por esa falta de colaboración, y que iban a hacer desaparecer el astro como muestra de su malestar.

Al producirse el eclipse la población indígena se asustó y Colón aprovechó el momento para conseguir de nuevo su colaboración a cambio de que la Luna volviera a aparecer, como así ocurrió.

Tampoco faltaron las explicaciones sobre qué pudo ser lo que guió a los Reyes Magos de Oriente hasta Belén cuando nació Jesús. La creencia más extendida es la que plasmó Giotto en su cuadro sobre la adoración de los Reyes que se puede ver en Padua, que muestra la estrella como si fuera un cometa. Y es que el pintor había visto unos años antes el paso de un cometa que presumiblemente era el Halley.

Durante su exposición, Ederóclite dejó claro que el ser humano disfrutaba más de los cielos nocturnos de lo que sucede hoy día, cuando en las grandes ciudades es imposible mirar las estrellas por la contaminación lumínica. Contó en este sentido una anécdota de cuando en 1994 se produjó un apagón de luz en Los Ángeles, y hubo personas que llamaron a los teléfonos de emergencias alarmados porque veían cosas brillantes en el cielo.

Autor:F.J.M. Teruel