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El turolense Celino Gracia presentó ‘Canciones que serán canciones’ en Teruel El turolense Celino Gracia presentó ‘Canciones que serán canciones’ en Teruel
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El turolense Celino Gracia presentó ‘Canciones que serán canciones’ en Teruel

No son canciones sino gorriones flaquitos, aunque parecen canciones. O lo parecerán. Canciones que serán canciones es el título del primer disco publicado por el cantautor turolense Celino Gracia, que ha reunido diez temas compuestos y arreglados por él mismo en un CD muy especial, en el fondo y en la forma.

La presentación tuvo lugar en el Museo de Teruel.

Gracia llevaba desde 2014 tocando por salas de todo Aragón en formato acústico, con una quincena de temas melódicos que hablan de temas universales y cuentan historias particulares. Sin prisa por grabar, se tomó su tiempo para ver qué canciones funcionaban y cuáles no sobre el escenario, o como él dice, “qué canciones se sostenían solo con la voz y la guitarra”. A ese proceso de maduración en barrica se refiere el tiempo futuro del título del disco. En mayo de 2015 comenzo la grabación del disco de forma absolutamente artesanal, desde su casa en Gea de Albarracín y en Aladrén (Zaragoza), un proceso que le llevó algo más de un año. Ahora lo está dando a conocer;?ha presentado su trabajo en Calamocha, en Zaragoza y ahora en Teruel. A partir de entonces visitará alguna otra sala de Zaragoza, y en primavera dará el salto fuera de Aragon, con citas ya cerradas en León o Madrid.

Las canciones de Celino Gracia son muy personales y, en función de eso, ha elegido las diez que han entrado en el disco y las que han salido. “Durante los conciertos algunos temas se han ido haciendo más grandes y otros más pequeñitos”, explica. “No es tanto las que más han gustado o las más comprensibles” –en ocasiones la poesía y los símbolos del turolense no son fáciles de asimilar en una primera escucha–, “sino más bien las sensaciones que me han ido transmitiendo”. Como ejemplo el músico cita Los perros de la soledad, el segundo corte del disco. “No es la más fácil de entender, pero desde el principio me encontré muy bien tocándola en directo, así que estaba claro que era una de las que tenían que entrar”.

El peso de las canciones de Celino?Gracia descansa en buena medida en las letras, tanto que la música es un acompañamiento que le da forma sin restarle protagonismo. Por eso a la hora de grabar Gracia ha reducido la instrumentación a su mínima expresión. “Me he basado en la voz y en la guitarra principal, y sobre esa base he añadido pequeños arreglos para enriquecer cada tema”. Una segunda guitarra, piano y mandolina; contrabajo y percusiones conseguidas con teclados y una guitarra flamenca en La niña Manuela grabada por Javier Santos, que realiza la única aportación instrumental externa.

Otra colaboración es la de Sara Rubio, una joven de Gea cuya voz se escucha en Una palabra soñadora y, de forma muy sutil –como casi todo en este disco– en Valeria.

Celino Gracia se tomó la publicación de su primer disco como un trabajo de aprendizaje. “No quería exhibir nada sino más bien aprender a hacerlo, así que me lo grabé yo mismo. Sé que el disco tiene defectos y cada día le encuentro alguno, pero es exactamente lo que yo quería que fuera. Ya habrá tiempo para grabar en un estudio profesional, al principio para aprender a hacer las cosas hay que saltar sin red”, asegura.

Celino Gracia se muestra satisfecho por el resultado de la grabación del disco y, sobre todo, por el aprendizaje que ha supuesto hacerla de forma casi artesanal, con un ordenador, un micrófono y un teclado.

Asegura que el resultado es el que buscaba cuando empezó la grabación, a pesar de que no oculta que cambiaría algunas cosas:?“Hablando con la gente me he dado cuenta de que, por el tipo de persona que ha comprado el disco, suele escucharlo en el coche. Y de haberlo sabido lo hubiera masterizado de otra forma, porque no está grabado de forma apropiada para escucharlo así, sino con los cascos”. El turolense no habla de una cuestión subjetiva, sino técnica, ya que se pierden muchos matices, por sutiles.

El músico turolense, afincado actualmente en Zaragoza, quería escribir explícitamente en el libreto del CD “Escúchese con cascos”, aunque al editor no le pareció correcto. En su lugar, lo hizo de forma alegórica con un poema titulado No son canciones, sino gorriones flaquitos, que se asustan de un suspiro, de una carcajada, del ajetreo de la habitación de al lado...