Síguenos

El vuelo de una decena de palomas proclama en Alcañiz la Resurrección de Jesucristo

Tras la tercera genuflexión, Dobato abrió la granada y de ella salieron las palomas

Con una decena de palomas levantando el vuelo se proclamó la Resurrección de Cristo ayer en la plaza de España de Alcañiz, en una breve ceremonia en la que el Hijo de Dios, representado mediante la Custodia bajo palio, se reencontró con su madre, simbolizada por una imagen de la Virgen del Carmen.

Con una decena de palomas levantando el vuelo se proclamó la Resurrección de Cristo ayer en la plaza de España de Alcañiz, en una breve ceremonia en la que el Hijo de Dios, representado mediante la Custodia bajo palio, se reencontró con su madre, simbolizada por una imagen de la Virgen del Carmen.

Sobre la una del mediodía entraba en la plaza la granada que protege la imagen de la virgen. Allí esperaba el párroco, con el Santísimo en las manos, acompañado de dirigentes de la hermandad del Santo Entierro y de miembros de la Corporación municipal.

Los cuatro costaleros que portaban el paso avanzaron hacia la Sagrada Forma. Una vez frente a ella y sin dejar de acercarse, realizaron tres genuflexiones. La granada se abrió entonces -con la colaboración del secretario de la cofradía del Carmen, que tiró de una cuerda-, liberando a las palomas a modo de símbolo de esperanza para los cristianos ante la Resurrección de Cristo.

La interpretación del Aleluya de Haendel a cargo de la banda de música puso el colofón a la breve y simbólica ceremonia ante la atenta mirada de centenares de alcañizanos y turistas que apuraban sus últimas horas en la Ruta del Tambor y Bombo. El público aplaudió el acto en una mañana en la que el tiempo acompañó.

La confluencia de dos desfiles

Antes del vuelo de las aves tuvieron lugar dos procesiones. Una salía de la iglesia de San Francisco, donde escuchó misa la cofradía del Carmen. La otra, del templo de Santa María, de donde partió el Santísimo para recorrer apenas 100 metros.

Tras la liberación de las palomas, la Custodia y la talla de la virgen remontaron juntos la subida a la excolegiata, de donde la imagen salió de nuevo para volver a su templo.

El encuentro tiene su origen a finales del siglo XVIII y se conserva prácticamente como en sus inicios. La granada es la misma que entonces, aunque ha habido que restaurarla varias veces.

"Es una tradición familiar. Lo hacía mi abuela, mi madre y ahora yo", explicaba Aurora Bosque a los medios de comunicación mientras introducía las palomas en la granada. La colaboración de la familia Molías es fundamental para el buen desarrollo del acto, ya que desde 1931 realiza esta ceremonia, cuando todavía existía el bar Molías, en la calle Espejo. Antaño se metían las palomas desde la ventana y hoy desde la calle.

Autor:Redacción / Alcañiz