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"¡Familiy" o como desafiar las normas básicas de programación

Dos martes atrás terminó sin pena ni gloria la serie Reinas en La 1 de TVE. Dejaba una herencia de menos del 10% de cuota de pantalla, resultado exiguo para tamaña inversión. Para rellenar ese hueco, esta semana se estrenó uno de los proyectos más publicitados por la cadena pública en los últimos meses: la serie iFamily. Pieza por pieza sin tener en cuenta antecedentes, compitiendo con la semifinal del programa que está siendo líder indiscutible de la noche del martes, Got Talent, y mientras millones de personas conectaban con el partido de fútbol que enfrentaba a Nápoles y Real Madrid. Claro, el resultado de la primera emisión de iFamily no pudo ser peor. Apenas un 8’7 por cierto de la audiencia se interesó por la nueva apuesta. Con todo el respeto, no comprendo el método de los programadores de Televisión Española. Durante años se han estudiado y teorizado las técnicas de programación televisiva. Existen pautas que han demostrado ser efectivas para mejorar el seguimiento de un producto. Pero a los programadores de TVE no les importa nada. No puedo evitar preguntarme si los criterios con los que se contrataron son los mismos que se denuncian desde la redacción de informativos.

Programación familiar en horarios para adultos

iFamily es una serie eminentemente familiar. Así la vende TVE que dice querer apostar por una programación “blanca”, con contenidos para todos los públicos y con los niños como principales destinatarios. En esa estrategia se encuadran los dos últimos estrenos de la primera cadena pública, Jugando con las estrellas y El árbol de los deseos. El primero es un concurso show en el que los famosos participan junto a sus hijos o nietos. Lo que dicen los pequeños, sus ocurrencias o salidas de tono, son el mayor atractivo del formato. Se emite la noche de los sábados, a partir de las 22 horas. El árbol de los deseos va después, sobre las 23:30 horas. Un horario que, a priori, parece poco ajustado a esta sinopsis: “busca hacer realidad los sueños de los niños plantando un árbol mágico en los patios de los colegios”. Vale, es sábado. ¿Pero puede considerarse normal estrenar un programa protagonizado por niños más tarde de las 23 horas? Algunos creemos que el despropósito horario televisivo en España está alcanzando límites tan insoportables como injustificados. Las cadenas prefieren arañar décimas en la cuota de la audiencia, que es la que atrae anunciantes, aunque suponga dejarse por el camino a millones de telespectadores.

El access por encima del prime time

El prime time había sido siempre el momento del día en el que más gente hay ante el televisor. En España se identificó con el periodo que va desde las 21:30 a las 24 horas. Pero, desde hace un tiempo, la mayoría de las cadenas optan por retrasarlo. Algunas empiezan ya su prime time a las 22:45. Con esta política, de objetivos exclusivamente comerciales, el mayor número de telespectadores está en el llamado access prime time, la hora que antecede al prime time. Y los informativos o programas como El Hormiguero o El intermedio ocupan los primeros puestos en los rankings de audiencia.