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José Miguel Iranzo y Fernando Burillo concluyen su historia audivisual de Teruel

El documental desvela, entre otras cosas, el color de la enorme cruz que ocultaba el Torico durante la Semana Santa

Teruel Existe, la postguerra, la Vaquilla, el fútbol, la Zona o la edificación de la Fuenfresca.

Teruel Existe, la postguerra, la Vaquilla, el fútbol, la Zona o la edificación de la Fuenfresca. Cada hito importante que ha marcado la vida de los turolenses desde el final de la guerra civil hasta nuestros días se refleja en Teruel, una ciudad de frontera II, el documental escrito por Fernando Burillo y dirigido por José Miguel Iranzo. La obra cierra una serie de dos audiovisuales producidos por Se Rueda (el primero se estrenó en 2013) que narran toda la historia de la ciudad mudéjar, desde su fundación hasta nuestros días.

El documental será estrenado esta semana en la Sala Maravillas. El miércoles se proyectará en pases de 19.30 y 22 horas, y el jueves en cuatro, a las 18, 19.30, 21 y 22.30 horas. Durante los pases podrá adquirirse una copia del documental, que también será puesto a la venta en los establecimientos habituales.

Después del éxito y la gran acogida que obtuvo Teruel, una ciudad de frontera, el equipo formado por Iranzo y Burillo ha trabajado durante un año y medio para que su continuación viera la luz. De una duración similar, 70 minutos, el documental está coproducido por Aragón TV con ayudas del Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Teruel. Dirigido por José Miguel Iranzo y con guión de Fernando Burillo, el equipo ha contado además con José Manuel Latorre como asesor histórico, Antonio Pérez como asesor urbanístico y Xavi Fernández como narrador.

Con el eco de la voz de Fernando Fernández de Córdoba leyendo el último parte de la guerra civil, que puso fin a la contienda y a las libertades en España, arranca un documental que narra lo fundamental de cuanto ha sucedido en la ciudad desde entonces hasta finales del siglo XX. "Hemos elegido el año 2000 para terminar por tres razones", explica Fernando Burillo. "La primera porque es un número redondo;?la segunda porque es el año en el que eclosiona Teruel Existe, y queríamos terminar con uno de los puntos álgidos de nuestra historia;?y tercero porque pasar de ese año nos parecía llegar a un momento excesivamente reciente. No queríamos perder la perspectiva histórica de lo que se cuenta".

No es una relación de hechos ni de meros acontecimientos políticos, aunque la política tiene su espacio. Pero lo que pretendía el audiovisual es repasar, de forma somera y en poco más de una hora, "todos los aspectos sociales, económicos, y deportivos que han tenido importancia en la vida de cualquier turolense", relata el guionista.

Cuarenta testimonios

Más de cuarenta personas de todos los ámbitos;?artistas, periodistas, músicos, historiadores, políticos o sencillamente turolenses con algo interesante que contar, han participado en la elaboración del documental aportando sus testimonios. Esa es precisamente la gran diferencia de esta producción con respecto a su predecesora. "En el anterior no podíamos entrevistar a Jaime I, aunque podíamos recrear hechos históricos mediante actores", explica Iranzo. "Para la segunda parte mucha gente ha vivido los hechos narrados, y nos lo pueden contar de primera mano", afirma el director. "Además, no podemos coger a cuatro, ponerles unos pantalones de campana y hacerles pasar por Los Iris... No se lo hubiera creído nadie", bromea el realizador.

En total se entrevistaron a unas cuarenta y cinco personas aunque finalmente algunos de los testimonios no han podido incluirse por diversos motivos. Uno de ellos es el del músico turolense Javier Navarrete, ya que la tarjeta en la que estaba grabada se estropeó. "Es la primera entrevista grabada que se me estropea", asegura Iranzo. "Pero no de este documental, sino de mi vida. Y precisamente ha ido a pasar con Navarrete, el único con el que no podíamos repetirla porque vive en Londres", se lamenta.

Resultan especialmente entrañables los testimonios de algunas personas mayores, en la primera parte de la obra, que narran las vicisitudes de la postguerra. "Te cuentan cosas de una forma muy vívida, y eso se transmite muy bien a la pantalla", afirma Burillo.

Buscando la máxima horaciana de instruir deleitando, o como Iranzo lo traduce, de entretener aprovechando, el documental cuenta con un ritmo narrativo y de montaje rápido, ágil y vivo. Los testimonios personales se alternan con filmaciones de época, documentación gráfica, infografías y recortes de prensa de Lucha o DIARIO DE TERUEL. Según los autores, no siempre ha sido fácil encontrar material gráfico porque en Teruel hay etapas y fenómenos históricos muy poco documentados gráficamente. Por citar un ejemplo paradójico, existe una ingente cantidad de fotografías de la guerra civil o la reconstrucción de Teruel, pero muy poca sobre la vida cultural de los años 70 u 80.

Un buen guión

El montaje y el ritmo narrativo resulta apropiado y vistoso, y además está apoyado por un buen guión. Al contar una historia apoyada el testimonios, y no en escenas recreadas como sucedía en la primera parte de Teruel, ciudad de frontera, la confección del texto ha sido especialmente difícil, y su coherencia interna es precisamente la que hace de él un buen producto audiovisual.

"El primer documental pedía un tratamiento histórico más clásico, pero en este era mucho más complejo", desvela Fernando Burillo. De hecho el guión fue variando constantemente desde su primer borrador hasta que prácticamente el montaje estuvo terminado. Crecimiento orgánico es el término que utilizan los autores. "Quienes te dan un testimonio no siempre te cuentan lo que tú quieres, aunque se lo preguntes", explica Burillo. "Evidentemente había un guión previo, pero a medida que rodabas los testimonios tenías que ir cambiándolo y adaptándolo". Según José Miguel Iranzo, "seleccionar pasajes de 45 entrevistas de 30 minutos, combinarlos, completarlos con una voz en off que no debe repetir lo que se dice sino apoyarlo o introducirlo... ha sido un trabajo realmente arduo".

Rigor y objetividad

Teruel, ciudad de frontera II no aspira a descubrir datos desconocidos ni a reescribir la historia desde un punto de vista crítico. "Lo primero no tiene sentido porque en 70 minutos no puedes tratar los temas con la profundidad necesaria para aportar datos inéditos. Nuestro objetivo era dar coherencia y contexto a una serie de hechos que todo el mundo conoce o puede conocer a través de los libros", sostiene Burillo. Y sobre lo segundo, el guionista argumenta que tampoco tenía sentido buscar exclusivamente la crítica social o política. "Hemos tratado siempre de ser lo más objetivos posible", afirma. "Si bien es verdad que conforme más te acercas a la actualidad, menos asentadas están las verdades y, por tanto, más espacio hay para la subjetividad".

El inevitable sesgo que no se puede evitar es el de seleccionar unas cosas sí y otras no. Dar importancia a unas cosas sí y a otras no. "El relato del siglo XX, al contrario que los siglos anteriores, es muy más opinable", asume Burillo. "Admitimos que cualquier espectador echará en falta cosas y creerá que otras tienen demasiado presencia". "Corremos ese riesgo", subraya Iranzo, "pero sinceramente creo que hemos contado lo que tenía que contarse".

La ciudad de Teruel ya tiene completa su historia audiovisual en 140 minutos. Un trabajo realizado con pocos medios económicos y grandes dosis de profesionalidad, rigor, creatividad y cariño. Falta ahora que el público turolense lo vea y juzgue. Pero esa será otra historia.

Autor:Miguel Ángel Artigas Gracia Teruel