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La falta de lluvias hace temblar a aficionados a las setas, hosteleros y truficultores

Panel informativo en el monte de Villarroya de los Pinares

Este año los montes de Teruel están secos y eso es preludio de que habrá pocas setas y menos trufas, que no se conforman con las precipitaciones de septiembre sino que requieren de humedad en primavera y tormentas en agosto

Este año los montes de Teruel están secos y eso es preludio de que habrá pocas setas y menos trufas, que no se conforman con las precipitaciones de septiembre sino que requieren de humedad en primavera y tormentas en agosto. La falta de especies micológicas afecta a la economía local y no solo porque los habitantes de los pueblos no podrán venderlas, sino también porque los hoteles, tiendas y, sobre todo, los restaurantes, se resentirán.

Hasta ahora apenas ha llovido en la provincia de Teruel. Solo en algunos puntos de la comarca de Gúdar-Javalambre se han registrado tormentas, pero el frío y el viento de los últimos días le están haciendo flaco favor a los montes, como explica la presidenta de la Comarca, Yolanda Sevilla. La responsable matiza que si bien el sábado se notó cierto movimiento de recolectores, el domingo "la gente desistió" debido a que apenas había ejemplares y además hacía mucho frío en el campo.

De momento no se está recogiendo nada y la mayor parte de los aficionados a la búsqueda ni siquiera han salido al monte. Sin embargo, no es demasiado tarde para salvar la temporada de setas: "Todo depende de si llueve en septiembre y octubre y se mantienen las temperaturas", dice Gonzalo Castillo, micólogo y empresario hostelero en la Sierra de Albarracín. No obstante, aclara que algunas de las especies tempranas, como el Boletus edulis y la Amanita cesárea, que son además de las más codiciadas, será difícil localizarlas. Para el rebollón no está todo perdido porque aunque es mejor que se hayan producido tormentas en agosto, "si llueve ahora y no hace frío saldrán, lo que pasa es que vas recortando la temporada".

Manuel García, micólogo turolense, se muestra cauto al respecto: "Las setas son muy difícil de pronosticar porque si hay un episodio de lluvias y buena temperatura saldrán, lo que pasa es que cuanto más tarde en llover más fácil es que lleguen los fríos", dice. El grupo de expertos pondrá en marcha de todas formas los lunes micológicos, unas sesiones abiertas a todo el público en la que se muestra a los aficionados a distinguir entre unas especies y otras.

Los cotos no han contratado

Confiando en que llueva, en el Maestrazgo hicieron la pasada semana la selección de personal para cubrir los puestos de vigilantes micológicos. Así, se ha establecido una bolsa de trabajo, como ya se hizo en años anteriores, de la que se irán contratando a operarios en función de si hay más o menos setas y de las zonas en las que salgan, según comentó el alcalde de Cantavieja, Ricardo Altabás. Desde la comarca precisaron que durante la pasada campaña trabajaron durante un mes doce vigilantes a los que se sumaron otras dos personas dedicadas a la venta de pases. En total se comercializaron 7.800, una cifra alejada de los alrededor de 19.000 que se utilizaron en la temporada 2013-2014, que fue una de las mejores en la zona.

Tampoco en la Sierra de Albarracín se ha contratado al personal de vigilancia, pero Carlos Corbera, que es el secretario de la Comunidad de Albarracín –institución que ahora se ocupa del coto micológico comarcal- indicó que se aprovechará la bolsa de trabajo creada en años anteriores.

En Gúdar-Javalambre reconocen que la ocupación hotelera no depende directamente de la existencia de setas, aunque matizan que en los años buenos estos aficionados llenan los hoteles todos los fines de semana de la temporada. Además, generan cuantiosos ingresos en los restaurantes, según comentó David Nadal, presidente de la Asociación Turística Gúdar-Javalambre. De todas formas, Nadal indicó que las jornadas micológicas que se organizan desde la Comarca y que completan varios Ayuntamientos de la zona, como el de Valdelinares, se van a mantener.

Peor están las cosas en los montes truferos y las fincas destinadas a la truficultura. Así, la previsión es que la cosecha será mínima salvo en los lugares donde se haya regado, "pero se haya regado bien, no con cubas", aclaró Manuel Doñate, truficultor y presidente de la Comunidad de Regantes de Sarrión. El empresario matizó que este año habrá grandes decepciones en el sector porque "en lo que va de año solo han caído 130 litros". Así, solo recogerán Tuber melanosporum aquellos que tengan los terrenos bien preparados con regadío.

En este sentido también se pronunció Eladio Salvador, vicepresidente de la Asociación de Truficultores y Recolectores de Teruel (Atruter), quien aseguró que "será un año muy malo" porque se han sucedido muchos meses de sequía. "Ya fue el invierno muy seco, ni llovió ni nevó, y tampoco en verano, donde ha habido poquísimas tormentas, hemos tenido menos precipitación que en un desierto", aseguró. Esa sequía en los terrenos es difícil de paliar "con el riego de apoyo" con el que cuentan la mayor parte de los truficultores.

Autor:M. Cruz Aguilar Teruel