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La monumental hoguera de San Sebastián convierte Castelserás en un infierno

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Las reinas de las fiestas, en un salón del ayuntamiento, temerosas ante las llamas que amenazaban con entrar al edificio

Castelserás volvió ayer a cumplir con la tradición y la plaza "del Rollé" se volvió a convertir en un infierno con la quema de la hoguera de San Sebastián, una espectacular pira de 22,5 metros de alto y 14 de ancho con la que el pueblo rinde honores a su patrón cada víspera del 20 de enero.

Castelserás volvió ayer a cumplir con la tradición y la plaza "del Rollé" se volvió a convertir en un infierno con la quema de la hoguera de San Sebastián, una espectacular pira de 22,5 metros de alto y 14 de ancho con la que el pueblo rinde honores a su patrón cada víspera del 20 de enero.

San Sebastián es el patrón del municipio desde el 22 de noviembre de 1643, cuando el pueblo así lo eligió. Dicen que anteriormente el propio santo, vestido de mendigo, visitó la localidad y pidió asilo en una casa, siendo acogido de buen grado. Pero al día siguiente el pedigüeño ya no estaba y en su lugar apareció una imagen suya.

Esta leyenda se mezcla con la creencia popular en el Medievo de que el fuego contribuía a erradicar epidemias. Los vecinos habrían pedido un 20 de enero con éxito la gracia del santo y quemado las ropas de los enfermos para sanear y purificar el casco urbano y, desde entonces, se conmemoraría el hecho con la afamada hoguera, una fiesta que hoy en día goza de gran prestigio en Aragón ya que está declarada como Fiesta de Interés Turístico Regional.

Es por ello que ayer centenares de castelseranos y visitantes -entre los que se encontraban personalidades como el consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón, Vicente Guillén- presenciaron, a las 22:30 horas, cómo la hoguera volvía a prenderse. Este año el álamo que los casados fueron a buscar a la chopera el pasado 10 de enero mide 22,5 metros de largo. Fue necesaria la colaboración de un centenar de personas para colocarlo en el rollé, nombre que recibe el agujero que año tras año sirve para colocar la base del árbol.

Ayer los vecinos terminaron de conformar la hoguera con toda suerte de restos agrícolas. Alrededor del álamo, bien apretadas, quedaron las zuecas de olivera, bien falcadas y abriendo una pasarela para que no se moviesen cuando los casados entraran a cortar el chopo aún con la hoguera incandescente. Sobre las zuecas se colocaron troncos y leña recia y, sobre estos y alrededor, restos de poda de presquero, olivera y pino que tienen la función de que en la plaza del Ayuntamiento se haga insoportable permanecer durante los primeros compases de la combustión. El diámetro de la hoguera puede hacer perfectamente los 13 o 14 metros, mientras que la base se alza hasta los 7 u 8 metros sin demasiados problemas.

Tal es el efecto del fuego que sus lenguas entran por las ventanas del Ayuntamiento y de las casas. De estar cerradas, reventarían. El Consistorio se hace cargo de todos los desperfectos que presenten las viviendas y este año incluso ha impregnado una fachada con un supuesto producto ignífugo que ayer, y nunca mejor dicho, asistió a su prueba de fuego. No la superó.

Mención aparte merecen los valientes que bailan el Rodat cuando las llamas empiezan a subir. Se trata de una danza antigua similar a la jota que consiste en dar una vuelta completa a la hoguera, bailando al compás de una tonadilla antigua. Solo bailan los hombres casados y la jerarquía de entrada es de más mayor a más joven. La dificultad del baile la marca el hecho de que los danzantes sudan la gota gorda, ya que apenas pueden separarse de la hoguera porque se lo impiden los edificios colindantes.

Antes de este baile y de que comience a arder la hoguera es costumbre hacer el Cercavilla, un acto por el que el alcalde y el secretario salen de la casa consistorial con los Caramballeros -los que prenden la hoguera- para ir a recoger a los concejales, reinas de las fiestas e invitados para convidarles a ver la hoguera desde los balcones del ayuntamiento.

Cuando la fuerza del fuego aminora, los casados más intrépidos entran a dar unos golpes de astral al álamo aprovechando la pasarela de zuecas verdes de olivera que se colocó durante la mañana.

La fiesta continuó anoche en Castelserás hasta altas horas de la madrugada con la verbena, aunque esta mañana alguno se ha levantado bien pronto para tocar diana. Hoy hay misa en honor a San Sebastián, que será cantada por el coro parroquial. A mediodía habrá vino español y por la tarde animación infantil y espectáculo de humor y magia. Para cenar habrá chorizada, después calmante y de nuevo baile.

Autor:Marcos Navarro / Castelserás