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La torre gótica de la iglesia de Santa María o torre de las campanas.

La rehabilitación de la torre gótica de Alcañiz ya tiene los plazos fijados

Las obras de rehabilitación de la iglesia de Santa María La Mayor de Alcañiz ya tienen los plazos señalados y licitación en marcha. La dirección general de Arquitectura, Vivienda y Suelo, adscrita al ministerio de Fomento -que financia las obras-, ha hecho público el anuncio para la contratación de la rehabilitación de la torre de las campanas por un importe de 839.396 euros (sin IVA).
Los trabajos, para los que se ha establecido un plazo de ejecución de 24 meses, se ejecutarán en tres fases. La primera arrancará este año con un presupuesto de sólo 38.339 euros (la licitación, valoración de ofertas y adjudicación no dejará mucho más margen) y las dos siguientes se acometerán en 2018 y 2019, anualidades en las que se concentra la mayor parte de la financiación, con 419.318 y 558.012 euros, respectivamente.
La restauración afecta sólo a la torre campanario, construida entre los siglos XIII y XIV y que es uno de los escasos vestigios que se conservan del antiguo templo gótico, sustituido en 1736 por la actual obra barroca.
Con las obras, los historiadores locales esperan encontrar algún rastro más de la etapa gótica de la iglesia, al menos en la planta baja, cuya piedra sillar fue enlucida en época moderna. Con la retirada del yeso, los expertos confían encontrar piezas originales de la obra gótica. Según explicó el arquitecto redactor del proyecto, el alcañizano José Ángel Gil, “los elementos de las claves y ménsulas, que normalmente incorporaban simbología adicional, quedaron tapados” por el yeso. Lo “habitual” es que en este tipo de piezas, añadió Gil, se encuentren los escudos de armas de aquellos que promovieron su construcción.
Si estos elementos no fueron destruidos en el siglo XVIII, se podrá determinar de una vez por todas quién o quiénes mandaron construir la iglesia medieval de Santa María, además de que “posiblemente podremos fijar de una manera más concreta la fecha” de su construcción. Hasta ahora solo hay conjeturas. “Pudo ser el obispo de Zaragoza Hugo de Mataplana, el Concejo de la ciudad o hasta la propia Orden de Calatrava”, apuntó el arquitecto.
El proyecto de rehabilitación contempla una intervención general en las fachadas exteriores, con sustitución y reposición de elementos desaparecidos, reintegración de volúmenes, cosido de grietas y de fisuras estructurales, limpieza de agentes patógenos como humo o suciedad, tratamientos de piedra con biocidas, consolidantes e hidrofugantes. Además de esta intervención general, están previstas actuaciones en el interior de las plantas baja, primera, segunda, tercera e incluso en la cubierta, la más desconocida.
El objeto de la intervención es dejar preparada la torre para la visita del público.?Su valor arquitectónico la hace visitable e interesante por sí misma. No obstante, el proyecto contempla la musealización de las plantas baja, primera y segunda, en donde se expondrán piezas artísticas y arquitectónicas para las que aún no se ha encontrado un espacio apropiado.?Entre otras cosas, las salas de la torre de las campanas se consideran el espacio adecuado en el que exponer las tablas góticas que ahora están colgadas -y son visitables- en la sacristía de la iglesia. Además, durante la fase de redacción del proyecto se hallaron una serie de piezas, como lápidas góticas y algún capitel, que también encontrarán allí ubicación.

La escalera

El proyecto propone hacer visitable la torre gótica -tiene 43 metros de alto- hasta la cubierta, lo que obliga a realizar una intervención en las escaleras. El ancho de los peldaños se reduce en dos tramos entre la planta primera a la segunda hasta un ancho de 45 centímetros, fruto de una sección que la iglesia del siglo XVIII realizó en el muro del templo anterior.
El estrechamiento se produce entre los peldaños 84 y 85 y entre los peldaños 100 y 101. Para solucionar el primer tramo se propone sustituir una vidriera de hormigón que se realizó en los años 70 del siglo pasado mediante el volado de una celosía hacia el interior de la iglesia. A unos 18 metros de altura, esta solución permitiría tener vistas directas del crucero y del altar. Más complicado de resolver es el segundo estrechamiento.?En este caso, el proyecto propone realizar una cata con el fin de constatar el nivel de las bóvedas de la iglesia. La solución pasaría por dejar el hueco abierto entre la escalera y las bóvedas.
En cualquier caso, el ancho del tramo de escaleras de la torre es limitado y por su propia configuración hace imposible que dentro de las salas se expongan piezas de gran formato.
El presupuesto asignado a la primera fase de las obras de rehabilitación ya da pistas de que la obra a ejecutar en 2017 será escasa. Sí será perceptible por la ciudadanía, pues además de los trabajos previos y de algunos estudios iniciales de tipo arqueológico, se llevará a cabo la instalación del andamiaje, lo que permitirá a la empresa adjudicataria conocer no sólo el volumen real de la torre sino además el estado en el que se encuentra.
Como explicó José Ángel Gil, hasta ahora ha sido posible diagnosticar el desconchamiento, humedades y grietas en la torre campanario por las mediciones realizadas por personal especializado en trabajos en altura. Tener los andamios colocados permitirá una mayor concreción tanto en relación a las dimensiones reales del elemento como del deterioro de la piedra sillar.
En la segunda fase de las obras (2018) se acometerá la consolidación y la limpieza de la sillería interior y exterior de cada planta. Con muros de entre 1,5 y 2 metros de ancho, las plantas oscilan entre los 47 y los 76 metros cuadrados de superficie.
El arquitecto redactor del proyecto consideró que la ejecución de 24 meses es un plazo “aceptable y real” para acometer la restauración, que será meticulosa. No hay que olvidar que la torre de las campanas está catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC). “Los criterios de restauración y de limpieza de este tipo de edificios siguen unas pautas que se asemejan a la restauración del lienzo de un cuadro; hay que ir con mucho cuidado para no llevarnos pátinas originales”, añadió el arquitecto.
La limpieza de la piedra sillar interior y exterior es el trabajo que más tiempo ocupará. No en vano, continuará durante la tercera y última fase, cuando también se pasará a la colocación de los pavimentos e iluminación interior (la exterior no está financiada por Fomento).
Más complicada será la limpieza de las manchas de humedad que se aprecian en la coronación de la planta de la cubierta. Aquí el proyecto prevé la sustitución de las gárgolas este y norte -que se proponen exponer en las salas de la torre- y su sustitución por otras de nueva fábrica.
Los historiadores también esperan que la planta de la cubierta aporte algún dato concluyente sobre la altura de la torre gótica. Según José Ángel Gil, que a la torre de las campanas le faltan 25 metros de altura es una teoría que a día de hoy “está suficientemente demostrada”. La torre campanario “ha tenido al menos dos chapiteles más que remataban por arriba y que ahora no están”, dijo, es decir, en origen tenía 68 metros de altura que en un momento dado fueron recortados. Una vez arriba, “esperamos que la cubierta nos aporte información, con algún indicio nuevo” que demuestre la hipótesis.
Al hacer visitable la cubierta, valoró Gil, el público podrá disfrutar de unas vistas espectaculares e inéditas, porque muy poca gente ha subido hasta allí.