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El proyecto de los Presupuestos Generales del Estado de 2017 han capitalizado esta semana el interés informativo de la provincia junto con la demanda del corredor ferroviario Cantábrico-Mediterráneo por Teruel, que tienen mucho que ver entre ambos puesto que si no figura financiación en las cuentas de la Administración central nunca se construirá. Es por eso que los presupuestos acaban convirtiéndose cada año en las cuentas de la eterna discordia entre el partido que sustenta al Gobierno y la oposición, ya que hay múltiples combinaciones en su lectura a la hora de interpretarlos. Los de este año vuelven a ser malos para unos y buenos para otros. Las cifras objetivas hablan por sí solas al margen de subjetividades políticas e ideológicas. Del estudio en profundidad de los mismos se observan importantes recortes sobre actuaciones cuya demanda, aparte de histórica, es urgente. Es lo que sucede con el ferrocarril, donde este año se recorta un 11% la inversión de lo que en 2016 se dijo que se iba a invertir en este ejercicio. Otra cosa son los plurianuales a partir de 2018, que es en cuyo crecimiento ha incidido el PP. Ahora bien, el mayor recorte inversor se observa en el arreglo de la N-330 entre Teruel y el Rincón de Ademuz. Aquí ya no se trata de comparar con lo que se dijo el año pasado, puesto que no figuraba este acondicionamiento, sino de hacer la comparativa con el proyecto que había a finales del siglo pasado. La nueva inversión prevista supone un recorte de casi el 73% con respecto a lo que se pensaba destinar hace casi dos décadas.
(La información completa en la edición en papel del día 9 de abril de 2017)