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Luz verde para que las tamboradas sean Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco

Las Tamboradas de Semana Santa de los pueblos del Consorcio han sido respaldadas unánimemente por el Gobierno de España para su presentación al Comité de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco en 2018, por lo que siete años después de iniciar la tramitación administrativa podrán estampar un imponente sello de calidad a su tradición para su promoción turística.

Desde el año pasado, la candidatura Las tamboradas. Rituales de toque de tambor contaba con el respaldo definitivo del Gobierno de España para ser presentada a la Unesco. La alternativa, que engloba municipios de cinco Comunidades Autónomas, será estudiada por el organismo internacional en el ciclo 2017-2018 después de que a primeros de marzo fuera ratificada por el pleno del Consejo de Patrimonio Histórico, cuya 80ª reunión tuvo lugar en Gran Canaria. En ella participaron los consejeros de Cultura y los directores generales de Patrimonio Cultural de las Comunidades Autónomas.

El presidente del Consorcio, Antonio Mesa, destacó la “gran ilusión” que tienen los municipios por incluir este marchamo de calidad en las guías turísticas. “No es lo mismo tener una distinción nacional que otra a nivel mundial”, puso en valor.

Hasta el 31 de marzo ultimarán el expediente a presentar para que no suceda lo que ocurrió en 2014, cuando el Comité de Patrimonio Cultural Inmaterial rechazó la candidatura argumentando que no terminaba de explicar la relación en torno al tambor de los diferentes municipios.

Ahora, el expediente está completo y, como una imagen vale más que mil palabras, incluye un vídeo que habla de los lazos de amistad y la raigambre que tiene la tradición de tocar el tambor en todos estos pueblos.

Desde 2011 intentándolo

Las tamboradas se postularon por primera vez en 2011 ante el organismo de las Naciones Unidas, aunque entonces tuvieron que ponerse en lista de espera por la candidatura de los Patios Andaluces. Y es que cada país puede presentar únicamente una candidatura anual. En 2013 ocurrió lo mismo con la reserva de la biosfera del Montseny, en Girona. En 2014, los municipios tamborileros lograron que España por fin las presentara, pero fue cuando la Unesco las rechazó.

Cuando parecía que en 2016 iba a ser posible, las Fallas de Valencia adelantaron por la derecha a la tradición tamborilera. Mesa no se muerde la lengua y culpa directamente al exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien “interfirió en asuntos que no eran de su competencia” para que los monumentos satíricos de cartón-piedra valencianos tuvieran preferencia.

Ahora parece que la situación ha cambiado, ya que el director general de Bellas Artes y Patrimonio Cultural “me llamó personalmente para decirme que las tamboradas iban para adelante”, cuando el anterior responsable “ni siquiera se ponía al teléfono”, confesó el presidente.

El Consejo de Patrimonio Histórico es el órgano de coordinación entre el Ministerio y las Comunidades Autónomas. El Gobierno remitirá el expediente completo de la candidatura a la Delegación Permanente de España ante la Unesco, que lo entregará en la Sección de Patrimonio Inmaterial del organismo antes del 31 de marzo, en cumplimiento del calendario establecido.

Tras su recepción, la candidatura será sometida a la evaluación del órgano del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial (formado por 24 países de los cinco continentes), que será quien emita un informe proponiendo o no la inscripción definitiva de esta candidatura en la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial.

“Prestigio, que no es poco”

De obtener este sello distintivo, las tamboradas lograrían “prestigio, que no es poco”, según valora desde hace tiempo el presidente de la Ruta del Tambor y Bombo del Bajo Aragón, Segundo Bordonaba. Los nueve municipios se beneficiarán de este nuevo reconocimiento.

Bordonaba ha hecho siempre hincapié en que el expediente se envíe completo, dado el rechazo que sufrió en 2014, aunque consideró que en aquel momento el archivo enviado estaba “más que trabajado”, al menos por parte de la Dirección General de Turismo del Gobierno de Aragón. “Contenía publicaciones a nivel nacional e internacional, fotos, documentación, bibliografía o vídeos”, explicó. Entonces se dijo que costaba documentar una serie de lazos culturales comunes entre pueblos de varias autonomías, pero en esta ocasión “no queremos que quede ningún hilo suelto”, zanjó.