

Manuel Bendala, catedrático en Arqueología: “El horizonte de renovación y enriquecimiento en cultura ibérica es muy alto”
Manuel Bendala es uno de los mayores expertos en cultura ibérica. Aunque ahora jubilado, ha sido catedrático de Arqueología en la Universidad Complutense de Madrid. Está especializado en arqueología clásica y culturas ibéricas, y es autor de un gran número de libros y artículos sobre esta temática. Una de sus principales aportaciones ha sido la revisión que realizó sobre los procesos de cambio que se produjeron con la llegada del mundo romano a la península ibérica y de la llamada “romanización”, aspecto este que ha dado lugar a toda una nueva línea de investigaciones, con un importante auge en la actualidad.
-En su conferencia en Ariño ha hablado sobre los orígenes de la cultura ibérica. ¿Dónde hay que buscarlos?
-Son muy complejos. Hay una suma de factores, y quizá lo más importante desde el punto de vista cultural, que no étnico, sea la integración del mundo ibérico en las corrientes culturales mediterráneas.
-¿Se puede hablar de una cultura ibérica común en toda la península o de varias?
-Hay rasgos comunes que comparten muchos lugares de la península, y también mucha diversidad. Cada zona, en función de su etnogénesis, en función de la gente que poblaba en cada sitio, de la gente que vino a poblar por contactos con el exterior -fuera con el mundo continental europeo, con el mundo mediterráneo o con el mundo africano -dio lugar a diferencias étnico culturales muy variadas y muy completas.
-¿Cuál era la diferencia con el mundo céltico?
-El mundo céltico o celtibérico está muy relacionado con el mundo ibérico, pero hay un componente más local, de un viejo sustrato indoeuropeo en la parte noroccidental de la península y parte del centro. El mundo celtibérico es el mundo céltico influido por el mundo ibérico, no cómo se decía antes una mezcla de celtas e iberos.
-¿Cuáles serían los rasgos comunes de aquellos pueblos que formaron la cultura ibérica en la Península ibérica?
-Generalmente fueron las estructuras de vida política en las ciudades. Suele ser común un centro principal, un ópidum, donde se ejerce el poder, unas necrópolis, que también son una escenificación del poder, y además también hay asentamientos en campos, en minas, en la costa. Todo el mundo ibérico se va incorporando a las formas de vida urbanas, y por tanto todos tienen ese marchamo de contactos intensos entre unos y otros. Sabemos que los fenicios irradiaron por toda la Península ibérica, que los púnicos también, que la influencia griega llegó también a muchos lugares a, es decir, que por muchos lugares hay elementos de homogeneización y de diferenciación.
-¿Está todo dicho sobre cultura ibérica?
-Siempre hay renovaciones continuas. Mucho puede cambiar en poco tiempo, pero a partir de los años 80 hubo muchas excavaciones, más sistemáticas. Ahora se aplican sistemas de prospección geomagnética y eléctrica para poder descubrir la trama de un poblado entero y sin necesidad de excavar. Se hace mediante irradiación de corrientes magnéticas o eléctricas que permiten adivinar espectros de la forma urbanística. Hay una enorme renovación, e igual pasa con el estudio de ADN de las poblaciones. El horizonte de posibilidades de renovación y enriquecimiento es alto, pero también es cierto que el corpus de conocimientos se ha engordado de manera muy acentuada.
¿Queda mucho por hacer?
-Muchísimo, claro. Hay poblados enteros por descubrir. Hablando de los tartesos, por ejemplo, el centro más importante de la Península ibérica del mundo tartésico debe de estar en Mesas de Asta, junto a Jerez de la Frontera. No se ha excavado todavía. Se excavó un poco hace muchos años, en los años 50 del siglo pasado, y aquello es un yacimiento importantísimo, del que se conoce parte de la necrópolis, que salió casualmente. Desde entonces, nada más. Cuando aquello se excave será una bomba, como ahora lo está siendo el descubrimiento de los yacimientos tartésicos recientes de Cancho Roano o Turuñuelo (Badajoz), que también suponen una inmensa renovación, y que van cambiando la perspectiva del paisaje cultural del mundo tartésico. Hay muchas posibilidades de enriquecimiento para el futuro.