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Minisatélites del tamaño de una lata de refresco miden su tecnología en el Aeropuerto de Teruel Minisatélites del tamaño de una lata de refresco miden su tecnología en el Aeropuerto de Teruel
Uno de los equipos del concurso CanSat preparando su satélite en el Aeropuerto de Teruel

Minisatélites del tamaño de una lata de refresco miden su tecnología en el Aeropuerto de Teruel

Cerca de 70 jóvenes de entre 14 y 18 años de diferentes lugares de España se convirtieron en ingenieros aeroespaciales por un día. El Aeropuerto de Teruel acogió la final nacional del concurso CanSat de la Agencia Espacial Europea (ESA), donde los equipos de estudiantes de enseñanzas medias lanzaron sus satélites en miniatura que han estado diseñando durante dos meses y con los que demostraron que son capaces de aplicar sus conocimientos técnicos en un proyecto real. Este domingo se conocerá, en el centro Etopia de Zaragoza, al ganador que participará en la fase europea del certamen que se celebrará a finales de junio en Bremen (Alemania).

España llevaba varios años sin participan en la competición y la idea de retomarlo surgió de la pasión por la tecnología y la astronáutica de asociaciones como LEEM-UZ, Dlabs y de diversas personas que contribuyen a título particular. El proyecto está financiado por el Centro de Arte y Tecnología Etopia, la Fundación Zaragoza Ciudad del Conocimiento, Ibercivis y Airbus y cuenta con la colaboración de la Agencia Espacial Europea, la Fundación Ibercivis, los Laboratorios Cesar, el Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (Bifi) y la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza.

El reto en que participaban once equipos de diferentes centros educativos consistía en diseñar un satélite con las dimensiones y el peso de una lata de refresco, para ello disponían de un kit facilitado por la ESA. Los dispositivos se lanzaron este sábado en el Aeropuerto de Teruel con un globo cautivo a unos altura de 400 metros y se comprobaron las diferentes mediciones que se podían realizar con los aparatos.

Francisco Sanz, investigador del Bifi de la Universidad de Zaragoza, explicó que la actividad se componía de dos misiones, una primera, la misión primaria que todos los concursantes tenían que hacer y que consistía en que sus satélites comprobarán altura y presión y mandarlo a tierra. Y luego cada colegio se ha inventado la misión secundaria con diferentes propuestas como tomar fotos en infrarrojos, captar imágenes para hacer un mapa de la zona en tres dimensiones o medir la contaminación con los niveles de CO2, entre otros.

Sanz explicó que los CanSat llevan todo el equipamiento que tiene un satélite de comunicaciones, de sensores, de cámaras,... pero que es más parecido a una sonda aterrizando en un planeta ya que va descendiendo y tiene que abrir el paracaídas y enviar datos.

El experto del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos destacó que el objetivo de esta iniciativa es sobre todo “promover la vocación científica y tecnológica entre los chavales”.

Sanz destacó que la elección del Aeropuerto turolense para el lanzamiento de los satélites ha estado motivada por el buen tiempo con cielos espejados y menos viento que en Zaragoza. Asimismo, señaló que también era una oportunidad para dar a conocer proyectos que se están desarrollando en Teruel. Así, por la tarde se desarrollaron una serie de charlas impartidas por el director del Aeropuerto, Alejandro Ibrahim; por Raúl Torres de la empresa que desarrolla cohetes que ensaya en el aeródromo turolense, PLD Space; el director del Centro de Estudios de Física del Cosmos, Javier Cenarro, además de responsables de Airbus que asistieron a los lanzamientos.

Alejandro Ibrahim destacó la importancia de esta actividad por ser “la primera vez que se hace la competición nacional en Aragón”. Asimismo, valoró la preparación de los alumnos, ya que se han elegido a los mejores equipos de España.

“Este concurso les anima a ser creativos porque tienen que incorporar sensores y mejoras que ellos debe decidir”, señaló el responsable del Aeropuerto quien confió en que se hagan nuevas ediciones y se amplie la participación de Aragón e incluso compitan chicos de Teruel.

La alcaldesa de la capital, Emma Buj, que fue la encargada de inaugurar la jornada, subrayó que “Teruel cada vez acoge más eventos de ámbito nacional” y se mostró orgullosa de ello y sobre todo de este tipo de acciones que están “vinculadas con la ciencia”.

Un reto apasionante

Los equipos del concurso CatSat llegaron este sábado cargados de ilusión al Aeropuerto de Teruel y procedieron a hacer los últimos ajustes a sus dispositivos en esta recta final de un concurso que les ha ayudado a hacer programación aplicada y a darse cuenta de los problemas que pueden surgir en un proyecto real.

Para los profesores de los centros educativos participantes, esta actividad es muy enriquecedora para los alumnos. Juan Manuel Ríos, profesor de la Escuela San José de Valencia, aseguró que sus alumnos, del ciclo de grado medio de Telecomunicaciones, “están trabajando muy motivados” y que poder probar el satélite era muy interesante para ellos.

“El principal reto ha sido la programación para la comunicación con la estación base”, comentó el docente que explicó que las segunda misión planteada por este equipo se centraba en medir la contaminación por CO2 y el seguimiento en tiempo real de la ruta.

El profesor Adolfo Amella, del instituto Benjamín Jarnés de Fuentes de Ebro, el equipo aragonés que participa en la competición, aseguró que cuando vio el concurso le pareció muy interesante y ahora que ya han participado podía decir que ha sido “el más interesante” de todos los que ha hecho.

“Es muy versátil y los alumnos ya me han dicho que en la próxima edición quieren volver a participar”, señaló. En este caso, el grupo está formado por estudiantes de tercero y cuarto de ESO y primero de Bachillerato.

Los alumnos estaban satisfechos de participar en un concurso como este. Paula, del equipo del centro Usurbilgo Lanbide Eskola de Guipúzcoa, explicó que cuando les propusieron la actividad les pareció “muy interesante” e hicieron un sorteo entre todos los que querían participar. La alumna vasca explicó que lo más complicado había sido el software pero se mostró satisfecha con su proyecto y explicó que en su satélite introdujeron una pelota dentro de la lata y un acelerómetro para medir sus movimientos.

Por su parte, Aitor Medina, del IES La Canal de Alicante, reconoció que el proceso había sido “un poco duro” ya que algunos desarrollos que habían dejado para el final no funcionaban del todo bien y que lo más difícil había sido trabajar con dimensiones tan reducidas como las que se propone para este satélite.

Los concursantes conocerán este domingo en Zaragoza al ganador que se convertirá en el equipo que represente a España en la competición europea.