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Pilotos y decenas de vecinos honran la trayectoria del Club del Guadalope

En la curva del embudo, un lugar en el que se reunieron muchos aficionado

El Automóvil Club Circuito Guadalope (ACCG) cerró ayer con el paseo organizado por el antiguo circuito urbano los actos conmemorativos de su medio siglo de existencia

El Automóvil Club Circuito Guadalope (ACCG) cerró ayer con el paseo organizado por el antiguo circuito urbano los actos conmemorativos de su medio siglo de existencia, y lo hizo con la compañía de uno de los pilotos más queridos por la afición alcañizana, el mítico Jaime Sornosa "Correcaminos", quien dejaría su huella en el palmarés del circuito en 1986 al proclamarse campeón en la XX edición del Premio Ciudad de Alcañiz con un Renault 11 Turbo. "Correcaminos" fue uno de aquellos pilotos que comprobó la veracidad de aquella cita que decía que "quien gana en Alcañiz, gana el campeonato". Tras ser primero en Alcañiz se proclamó campeón de España.

El club del Guadalope reunió ayer por la mañana a 112 vehículos en la antigua parrilla de salida, consiguiendo una participación muy similar a la que hubo el año pasado por las mismas fechas durante la conmemoración de los 50 años del circuito urbano. Aunque ayer prácticamente todos eran pilotos de casa.

Pese a estar en plenas fiestas, hubo cientos de alcañizanos que madrugaron para no perderse el espectáculo de ver, quien sabe si por última vez, a más de un centenar de pilotos y vehículos de competición recorriendo lo que una vez fue un circuito de carreras tan emblemático y querido.

El día empezó con la inauguración de una fotografía de gran tamaño tomada en la parrilla de salida el ocho de septiembre de 1968 durante la celebración del IV Premio Ciudad de Alcañiz y en la que aparece dando la salida el entonces presidente de la Federación Española de Automovilismo, el Conde de Villapadierna. La instantánea, colocada junto al solar de los antiguos sindicatos, es la primera de un total de ocho que se han distribuido en el antiguo trazado urbano. Estas ocho primeras forman parte de los 10 primeros años del circuito, pero la intención del club es que con los años se incorporen nuevas ilustraciones para hacer de los 3.900 metros del circuito urbano "un de museo fotográfico que recuerde el espíritu que tuvieron estas Carreras y que se vivió en la ciudad durante casi 40 años", afirmó el alcalde de la ciudad, Juan Carlos Gracia. "Estas imágenes y las que pueden colocarse en el futuro han de servir para que el circuito se transforme en un museo itinerante vivo que de cuenta de la tradición automovilística de la ciudad", dijo.

Tras la inauguración de esta foto-panel, arrancó el acto central de la efeméride, el paseíllo de tres vueltas que los 112 vehículos realizaron, primero a ritmo pausado y después con bastante más velocidad, lo que arrancó los aplausos de los que se fueron congregando en la Avenida Aragón, en la curva del embudo y en diferentes puntos del circuito. En cabeza de todos los pilotos condujo su kart el campeón de España de karting en categoría alevín 2015, Hugo Belda, zaragozano pero con raíces alcañizanas.

Acaba la celebración

Con los actos de ayer (tras el paseíllo se celebró una charla en el teatro en la que se trató sobre la organización de las carreras), se pone punto y final a cuatro años consecutivos de celebraciones. Todo arrancó con la conmemoración del centenario del nacimiento del Doctor Repollés, el hombre que organizó la primera carrera en Alcañiz en 1965 y que en 1966 se convirtió en el primer presidente del recién constituido Automóvil Club Circuito Guadalope. De él se acordaba ayer el presidente actual, Jesús Baquero, quien hacía hincapié en que el éxito de las Carreras sólo pudo ser posible porque "toda la ciudad se volcaba en ellas". Por eso mismo, subrayó que "decir cuántas personas han colaborado en el Gran Premio Ciudad de Alcañiz es imposible, porque no podríamos contabilizarlas, era todo el pueblo, y también muchas personas de los pueblos de la comarca", apostillaba el presidente, que así reconocía cómo estas Carreras fueron un evento deportivo que incorporaba como voluntarios no sólo a los alcañizanos sino a decena de vecinos del Bajo Aragón histórico.

Baquero se sentía "satisfecho" y emocionado: "sólo hay que ver la respuesta de la gente durante el paseo de los coches, lo que nos decían y lo que se veía en sus rostros". Rostros cansados, pero que hicieron un alto en las fiestas para ver de nuevo a los coches rugir por su circuito.

Autor:Maribel Sancho Timoneda