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Sin cobertura en el siglo XXI

Una joven envía un mensaje en El Colladillo, la única zona de Pancrudo donde hay cobertura de telefonía móvil

En Pancrudo no hay pokémons. Por no haber no hay ni cobertura para mantener una conversación desde un teléfono móvil.

En Pancrudo no hay pokémons. Por no haber no hay ni cobertura para mantener una conversación desde un teléfono móvil. Los vecinos llevan años quejándose y cambiando de compañía en busca de alguna que les ofrezca las rayas suficientes como para poder decirle al chico que el viaje les ha ido bien o recibir el pedido de cebada.

En las plantas altas de los edificios situados en la zona más elevada del pueblo los días buenos se pilla un poco de cobertura de Vodafone y de Movistar. Pero es más bien fruto de la suerte que de la tecnología por lo que los que quieren asegurarse una conversación fluida o mandar las fotos de las fiestas a los amigos de Zaragoza tienen que trasladarse al Colladillo, una zona situada a algo más de un kilómetro del pueblo desde donde se ve la antena de Alpeñés, que es de Movistar, y les garantiza una charla sin cortes.

El Colladillo se convierte en un punto de reunión casi tan popular como el bar, donde también se concentran habitualmente los chavales porque hay wifi. En verano hay más afluencia ya que los que viven todo el año en el pueblo tienen fijo, "es el único remedio que nos queda", argumenta Ernesto Marzo, que insta a los políticos a "no estar sordos" y contribuir a solucionar un problema que no es exclusivo de esta localidad sino que comparten otras muchas de la provincia de Teruel.

Un lastre que se extiende por buena parte del Altiplano turolense, principalmente a las pedanías, donde los pocos vecinos que residen hacen que no sea rentable para las compañías la instalación de equipos. "Somos los más olvidados", lamenta Javi Burillo, que es el alcalde pedáneo de Cuevas de Portalrubio, Explica que el mismo problema lo tienen en las Parras, que es una pedanía de Utrillas, Son del Puerto, que depende de Rillo; la Rambla de Martín (Martín del Río) o Valdeconejos, pedanía de Escucha.

Burillo reconoce que para los agricultores del pueblo supone un gran inconveniente salir al campo sin móvil, pero añade que también resulta problemático para los turistas que acuden a realizar rutas senderistas o en bicicleta de montaña.

"A veces escuchas a un romántico que dice que es bonito que no haya cobertura, pero luego no aguanta ni un día sin usar el móvil", manifiesta José Ramón Herrera. Hay quien va más allá y asegura que para muchos jóvenes el hecho de no poder estar conectado al resto del mundo reduce el número de días que pasan en el pueblo.

Sin embargo otros, como Victoria Gracia, tienen claro que es mejor estar en Pancrudo sin móvil que en Zaragoza con el chat abierto a todas horas. Eso sí, para quedar con los de la cuadrilla "hay que ir a buscarlos a casa o encontrarte en la plaza", dice. "Cuando les digo a mis amigos de Zaragoza que no tengo whatsapp les parece imposible", relata la adolescente.

Para su hermano, Jorge, de 12 años, el móvil es su amigo inseparable –como para casi todos los chavales de su edad– y por eso este verano ha pasado buena parte de su tiempo en el bar, porque allí hay wifi y puede sumar puntos en su juego favorito.

Diego Oro va habitualmente al Colladillo cuando está en Pancrudo porque, aunque a veces tiene cobertura en algún punto, "te cansas de dar vueltas y a veces no encontrar". Reconoce que a veces en el pueblo echa de menos curiosear el Facebook de sus amigos o mandar whatsapps.

La cobertura de la telefonía móvil no es el único problema de Pancrudo, donde internet funciona a una velocidad mínima. "En su día hubo problemas incluso con la señal de televisión por la orografía", relata José Ramón Herrera, que al final ha desistido de tener internet en su domicilio.

La falta de cobertura es un grave problema para vecinos y visitantes y por eso lo han elegido como lema de la novena edición del Festival Gaire, que arranca hoy en la localidad.

Autor:M. Cruz Aguilar Pancrudo