

Con motivo del 800 Aniversario de los Amantes y coincidiendo con la Semana del Corazón Cáritas ha preparado un programa bastante extenso, entre los que figura la exposición de Siro López De corazón a corazón. Arte y Derechos humanos, que se puede visitar en la sala de la Muralla de la delegación territorial del Gobierno de Aragón, junto a los Jardincillos, hasta el día 16.
Siro López es formador y artista polifacético. Conjuga el mimo, el teatro, la pintura, la fotografía y el diseño. Especializado en creatividad y comunicación ha expuesto en numerosas ciudades de España, Portugal, Bélgica, Alemania, Italia, Argentina, Holanda y Estados Unidos.
Derechos humanos y arte se dan la mano en esta exposición, donde ha empleado materiales de reciclaje para dar forma a su mensaje y para denunciar las situaciones sociales.
-¿Qué ha querido reflejar con esta exposición?
-Dolor pero también esperanzas. Hay que logar ese equilibrio para alimentar y poder soñar e ilusionarse sobre que es posible entre todos en nuestra diversidad lograr hacer desaparecer todo lo que nos está matando en el día a día en esa rutina pero no nos podemos acostumbrar a que mueran mujeres cada semana, a que lo que más amamos, nuestros hijos y nuestra infancia, se vea cotidianamente vulnerada. No nos podemos acostumbrar al hambre, porque hay alimentos de sobra, por tanto tenemos que buscar una solución y creo que tenemos inteligencia suficiente para ello, porque no es un problema de alimentos, sino de distribución y de voluntad política, social y educativa. Tenemos que sumar voluntades. En este caso para mí lo que me conmueve es poder expresar aquellas cosas que me quitan el sueño y que me enamoran, a la par. Trabajo tanto el trabajo de la infancia, como el de la mujer o de los ancianos. Es como si fuese un ciclo vital, me gusta insistir en que todos llevamos dentro un niño o una niña dentro, todos llevamos en mi caso una mujer dentro y una anciana y poder equilibrar esa sabiduría interior o esa capacidad para jugar, para enamorarte, para apasionarte por la vida. Cuando encontramos esas heridas pequeñas o grandes tenemos que tener sensibilidad para movilizarnos. El arte nos da esa posibilidad, a través de la belleza, aunque sea en ocasiones la expresión de situaciones de dolor, que nos pueda conmover para encontramos y para ver esas posibilidades de transformar un mundo habitable.
-¿Ha montado esta exposición De corazón a corazón expresamente para esta sala?
-La exposición lleva muchos años de recorrido. Ha estado en varios países de Europa y en ciudades como Venecia. También en otras localidades de España. La voy ampliando con más obra y afortunadamente ha llegado a Teruel. Estoy disfrutando de que esté aquí y que forme parte de una campaña de sensibilización con visitas guiadas de colegios, institutos y asociaciones para hacer entre todos un espacio de reflexión conjunto.
-Ha utilizado materiales reciclados. ¿Cómo ha sido ese proceso de elaboración de la obra?
-Al principio, con 15 años, comencé a dibujar en folios y cartulinas pero pronto me di cuenta de que podía acudir a elementos como cristales rotos, fábricas abandonadas, casas en ruinas. Me sentía atraido estéticamente y luego me di cuenta que ese elemento que ha sido despreciado para mí tenía una energía muy especial y con las personas en ocasiones ocurre algo parecido. He querido aunar la historia del objeto con la historia de las personas que me he ido encontrando por diferentes países por los que he ido viajando, países en guerra, campos de refugiados. Todas las personas que aparecen en la muestra existen o han existido. Tienen nombres y apellidos. Esas historias de encuentros y juegos y que he tenido con ellos aparecen aquí. Les hago fotos y pinto a partir de las imágenes en materiales como hierro oxidado, madera con carcoma, latas y todo tipo de objetos. También con pañuelos de tela con los que he querido mostrar fragilidad dibujando a lápiz sobre ellos. Todo el mundo puede tener un lápiz, está al alcance de todos pero yo siempre digo que es alta tecnología, porque puede diseñar un edificio, escribir un poema o dibujar una obra de arte. La cuestión es qué hacemos con esas herramientas, qué mundo queremos con ellas y qué propuesta de persona visionamos para reivindicar que la dignidad sea un mínimo, no un máximo. A partir de ahí tenemos que generar espacios de diálogo.
-¿Cómo es la reacción de la gente ante esta exposición en los diferentes lugares donde se ha podido visitar?
-Es una reacción de aceptación y éxito por el hecho de servirme del hiperrealismo. Es muy fácil que diferentes edades, clases sociales comprendan lo que he querido transmitir. Me siento muy afortunado de poder contar con tantos lugares para poder encontrarme con el espectador. Pinto también abstracto, me encanta el arte conceptual y muchos cuadros tienen un concepto de instalación, no es el típico lienzo, sino que también me gusta hacer video-instalación o utilizar soportes que no sean el típico de un lienzo. Romper con el concepto clásico de arte de otras épocas. En esta exposición se compagina el formato clásico con el conceptual.