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Sollavientos analiza la situación de los pueblos a través de Del Molino y Nicolau Sollavientos analiza la situación de los pueblos a través de Del Molino y Nicolau
SOLLAVIENTOS CHARLA

Sollavientos analiza la situación de los pueblos a través de Del Molino y Nicolau

La situación del medio rural, la despoblación y sus consecuencias, tanto sociales como ecológicas, fueron los temas que se abordaron en la primera de las charlas organizadas por el colectivo Sollavientos a lo largo de 2017 para celebrar su décimo aniversario. Sergio del Molino, periodista y autor de La España vacía. Viaje por un país que nunca fue, participó en el coloquio junto con José Manuel Nicolau, profesor de Ecología de la Universidad de Zaragoza y miembro de la agrupación. El encargado de moderar la mesa fue Víctor Guíu, profesor de instituto y poeta. Sergio Del Molino reconoció ante el auditorio que se ha convertido en un “lector” de su propia obra. “No es que me desdiga, pero eran ideas abstractas que se han convertido en certezas tras el contacto con los lectores”, dijo. El debate, según él, no debería buscar grandes soluciones para repoblar y revertir un fenómeno  que no  tiene visos de revertirse sino intentar que los que hay ahora viviendo en los pueblos sigan haciéndolo. El autor señaló que España está en el mismo contexto cultural que países como Francia o Italia pero con “una rareza, que es la demográfica” y que a su juicio estaba hasta ahora fuera del discurso literario. “No se habla porque solo afecta a quienes afecta”, aseguró. En este sentido José Manuel Nicolau añadió que que en la ciudad hay una gran “indiferencia” sobre la despoblación, algo que a su juicio es un error puesto que “tiene importancia emocional y sentimental, pero también económica”. En este sentido, señaló que la sociedad debe tomar conciencia de que el bienestar no viene de la tecnología o de la cultura, “procede de muchas cosas, como los ecosistemas”. Aspectos que no computan en el Producto Interior Bruto pero que son imprescindibles. Imaginación y reinvención A lo largo del coloquio se habló de las posibles soluciones y Del Molino señaló que requiere políticas y enfoques “dirigidos a lo pequeño”. Nicolau coincidió en que los grandes proyectos no suelen funcionar y muchas veces ni siquiera llegan aunque se prometan, pero comentó que el medio rural necesita de ayuda externa, requiere mucho dinero y, sobre todo, imaginación y “reinventarse otros modelos de poblamiento”. A su juicio, es fundamental que los políticos se mentalicen de que revitalizar los pueblos es clave para el futuro de la ecología. A la charla acudieron en torno a medio centenar de personas, lo que propició abrir un intenso debate tanto sobre lo que hay que hacer para mejorar la población del medio rural, o por lo menos no perderla. Nicolau apuntó que hace unas décadas “la gente se quería quedar en el pueblo y no había trabajo”. Ahora la situación ha cambiado diametralmente puesto que hay trabajo pero se van por cuestiones culturales. En este sentido, Del Molino añadió que en muchas localidades “la comunidad se diluye a partir de las 5 de la tarde”, cuando se va el maestro y “el alcalde, que lo es de fin de semana”, la localidad se convierte en un geriátrico. El periodista afincado en Zaragoza destacó el hecho de que en la actualidad incluso hay agricultores que viven en la ciudad y cada día se desplazan a trabajar sus tierras al pueblo. “Si ni siquiera los que se sustentan del sector primario quieren vivir ahí, apaga y vámonos”, aseveró. El tema de las infraestructuras por carretera también se coló en el debate. Algunos de los participantes, entre ellos Víctor Guíu, comentaron que tener unas buenas carreteras puede propiciar que se vaya la gente, algo con lo que otros de los asistentes no están en absoluto de acuerdo puesto que contar con servicios es el primer paso para mantener la calidad en el medio rural y que se pueda vivir cómodamente en él. Demoledor desde el título José Luis Simón, profesor universitario y miembro del colectivo Sollavientos, tomó la palabra para señalarle al escritor de La España vacía que su libro –”cargado de mensajes negativos ya desde el título”, dijo– lo había dejado tocado. “Es demoledor -aseguró– quita parte de las expectativas y la autoestima que la gente que vive en los pueblos puede tener”. Además, a juicio de Simón, a la gente que ahora vive en esa España vacía “le importa el mientras tanto, el día a día”. Sergio del Molino respondió que se sentía halagado de que su libro no le hubiera dejado indiferente y reconoció que tiende “a ser cenizo, a ver las cosas mal”, aunque aclaró que en ningún momento había pretendido hacer una obra “agresiva contra nadie ni nada”. Durante el coloquio hubo varias intervenciones por parte de los asistentes. Algunas de ellas para hablar de proyectos que se están gestando en el medio rural, como la aparición de la agrupación Mijares Vivo, que pretende dinamizar y custodiar el bosque de Olba. También hubo quien intentó aportar soluciones para frenar la sangría demográfica. En este sentido, Lucía Pérez, que también es miembro del Colectivo Sollavientos, apostó por “dar voz a los pueblos” puesto que “vemos a los que viven en el medio rural a través de un cristal y pontificamos sobre ellos”, comentó. Las charlas de Sollavientos continuarán en mayo con una centrada en la minería de arcilla en Teruel. Las siguientes serán ya en otoño, cuando se hablará de los chopos cabeceros y la identidad que tienen en el paisaje y también del cambio climático y de cómo prever las consecuencias que tendrá en el territorio.