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A lo suyo A lo suyo
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Juanjo Francisco

Pues practicamente ya está vencido el añito este tan convulso politicamente y con el hábito de ir a votar tan bien empleado. El discurso del rey en Nochebuena es una de las fechas que sirven de puente para adentrarse en la nueva temporada, aunque todavía van a quedar presupuestos que aprobar, debates que zanjar y Consejo General del Poder Judicial que renovar. Vamos, que la vida continúa.

Y ahora, tras el paréntesis de la Navidad y difundida también la consabida tabarra de las lecturas de las palabras del monarca, el personal ya va a lo suyo. En el 2024 tendremos nuevas raciones, quizá un poco más picantes, de la práctica política en la que hemos entrado de unos meses a acá. Si hace unas semanas me refería aquí al estrambote que había visto hace unos años en el parlamento italiano y confesaba mis temores a que ese ambiente se repitiese aquí, ahora mismo tengo la certeza de que eso será más que factible a medio plazo. Lo de Ortega Smith va a ser solo el principio. Y es que todo el mundo, político, me refiero, parece que viva en perpetuo cabreo. Sí, eso ya lo ha dicho Sánchez, pero solo refiriéndose al PP, y, qué quieren que les diga, también se detecta rechinar de dientes en las filas socialistas y de las otras izquierdas. Aquí mismo, en nuestro Teruel, el tonito de los comunicados de prensa ya empieza dar pistas de que va a haber una oratoria política con pocas florituras. Así las cosas, cada uno irá a lo suyo, intentando destapar charcos a tutiplén y reivindicando las excelencias, formas y estilo de su forma de gestionar.

Todo seguirá retorciéndose hasta límites que no me atrevo a vaticinar. Sí tengo claro, no obstante, que esta atmósfera caníbal tiene un origen en una diálectica perversa muy asentada ya que nos repiten por activa y por pasiva. Hay un gobierno progresista, dicen, frente a los reaccionarios. Si metemos en el saco progresista a los de Junts y a los del PNV, todo es entendible, pero hay gente que seguirá sin comprender por qué a un reaccionario español se le llama fascista y a un reaccionario catalán, progresista. Y a partir de ahí, a vender motos.

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