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Asco Asco
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Elena Gómez

Que somos una sociedad que se refugia en el sentido del humor, es algo de sobras aceptado por el conjunto de los españoles. Soy la primera que disfruto con nuestro talento para sacar unas risas de cualquier situación, por adversa que parezca. Reírnos de todo en estos días tan extraños es una forma maravillosa de descargar tensiones y de fortalecer nuestra actitud ante la vida.

Pero, ¿dónde están los límites del humor? Siempre he sido partidaria de que a la creatividad no hay que ponerle límites. Si todos fuéramos capaces de reírnos de nuestras propias circunstancias, este mundo sería un poco mejor. Yo misma tengo fama entre los míos de recurrir con frecuencia a chistes un tanto oscuros en relación con mi discapacidad, no hay mejor medicina para acercarme a los demás sin tabúes y romper momentos de intensa carga emotiva.

El problema viene cuando mezclamos ese supuesto humor con la política. La guerra abierta y feroz entre las distintas corrientes ideológicas ha abierto una brecha en la sociedad que hacía tiempo que no veíamos. Las redes sociales son un hervidero de perfiles lanzando ataques al enemigo, totalmente carentes de diálogo o de búsqueda de puntos en común. Todo vale en esta beligerancia, por lo que muchas veces se recurre a memes y chistes facilones para ridiculizar al otro.

En esta línea, durante los últimos tiempos se han dado situaciones perversas (o pervertidas) en las que se ha utilizado la discapacidad para provocar confrontaciones. Es en este caso cuando se traspasan los límites del humor. Referirse a las personas con parálisis cerebral para ridiculizar a la monarquía es denigrante y vergonzoso. Pero, del otro lado, mofarse de la diversidad funcional de un representante político por el simple hecho de pensar diferente, es un claro ejemplo del poco nivel intelectual del que lo hace.

Por eso, mi mensaje a esos hipotéticos "humoristas" es el siguiente. Sea cual sea la bandera de vuestro amo, dais mucho asco. La discapacidad es algo que puede ocurrir a cualquiera de nosotros, así que poca broma. Sé que podéis hacerlo mucho mejor, conseguir que nos riamos todos de la política española sin herir a nadie. Poneos a trabajar, pues, y dejaros de tonterías.