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Firme usted Firme usted

Firme usted

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Elena Gómez
Hace tiempo que me concedieron la incapacidad laboral por mis problemas físicos. Aunque intelectualmente sigo estando bien, era incapaz de seguir el ritmo de una oficina durante ocho horas diarias. Durante casi dos décadas fui funcionaria, de las cuales una la pasé trabajando como Técnico de la Administración General del Estado. El paso de los años ha hecho que no hable demasiado de aquella etapa de mi vida, aunque para mí sigue estando muy presente.

En esta tormenta política y mediática que ha supuesto la caída de nuestro monumento más querido, se ha hablado mucho de la necesidad de los informes técnicos. Y por alusión, después del sofocón, tengo la necesidad de defender las bonanzas de la burocracia. Siempre nos estamos quejando de que España está burocratizada hasta límites insospechados, y parece que se pongan palos en las ruedas de los ciudadanos. Sin embargo, los que hemos estado dentro, entendemos que una burocracia bien engrasada es garantía del cumplimiento de los derechos y de las obligaciones de todos, y previsión de incidentes no deseados.

Durante la democracia española, la política ha bajado a niveles intolerables, de tal forma que hay pocos funcionarios que no tengan un jefe directo que proviene de ese mundo. La política también es necesaria para una sociedad avanzada y dinámica, pero muchas veces se diluyen unas líneas que deberían estar muy marcadas. Un técnico bien formado debe obediencia, por encima de todo, al cumplimiento estricto de la ley. Si se siguen los protocolos y los trámites que marca la normativa de cada momento, normalmente no hay sobresaltos.

Pero a veces, los políticos (bienintencionados), quizá por desconocimiento o quizá por la prisa en ponerse la medalla, se entrometen en el trabajo de esas personas que, en la mayoría de los casos, llevan a sus espaldas muchos años de formación y de trabajo, y que saben lo que tienen que hacer. En mi carrera tuve algún pequeño encontronazo en este sentido, y siempre lo tuve claro: si firmo yo, se cumple la ley; si se ha de incumplir, firme usted.