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No les importamos No les importamos

No les importamos

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Elena Gómez
Está en boca de todos y el desánimo se apodera de nosotros. El problema sanitario en Teruel, que viene de lejos, se va agravando por momentos y no conozco a nadie que no se haya visto afectado por la falta de medios o profesionales en nuestros centros médicos.

Cancelaciones de última hora, retrasos en las intervenciones, enfermedades no tratadas por falta de especialistas… y detrás de todo, una burocracia fría, distante e incapaz de resolver los problemas de una población que está harta. Ser de Teruel siempre fue apostar al caballo perdedor, pero ahora la sensación de desamparo es tal que no nos resulta fácil ver la salida.

No voy a hablar aquí de medidas, cualquiera que tenga un poco de sentido común tendrá una idea de lo que se debería hacer para corregir estas carencias. Hoy quiero hablar de sentimientos, del miedo que tenemos unos ciudadanos que cumplimos con
nuestras obligaciones como cualquiera y que, sin embargo, tenemos pocas posibilidades de ser atendidos en las mismas condiciones que otros españoles en caso de enfermar.

No me refiero a la atención de los profesionales sanitarios que siguen aquí, velando por nuestra salud. En líneas generales, su trabajo es excelente y hacen lo posible por aliviar nuestras dolencias. Mi animadversión va contra esos gestores sanitarios a los que no les importamos nada. Llevamos demasiado tiempo conociendo las causas que nos han llevado a esta situación, pero en pocas ocasiones escuchamos soluciones efectivas y, por supuesto, no vemos resultados satisfactorios.

Llegados a este punto, me pregunto qué podemos hacer los turolenses para revelarnos. Mi consejo es que siempre que nos encontremos con un servicio no satisfactorio o con una ausencia de respuesta a nuestras inquietudes, reclamemos con todos los medios que la Administración pone a nuestro alcance. Es una tarea ardua y laberíntica, pero de momento la única efectiva. Alguien recibirá esas reclamaciones y sentirá que se le atasca el trabajo. Quizá entonces comprenda nuestra agonía.