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Maestro Maestro
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Javier Lizaga

Se busca una ciudad, proclama Luis García Montero. Un poeta que es amigo de un amigo, por eso, lo defiendo a capa y espada. Ha muerto un músico. Esos que siempre están entre dos aguas, sus obras como fantasmas nos acechan a los incrédulos, y, al mismo tiempo, son inmortales, con el primero que tararea de su obra. “La melodía será eterna,…como una flor”, les espetó Antón García Abril a los académicos, y basta para saber que era alguien de bien. Cuando las calles eran oscuras y el país se afanaba en odiar, ellos andaban en el Ateneo de Madrid reconstruyendo un país. Generosos, sin envidias. Con la humildad de los genios.  Antón está en la mirada retadora de perdedor de Curro Jiménez, en la respiración entrecortada de Paco en Los Santos Inocentes y ha viajado a Alemania con Pepe y por Madrid con Sor Citroen. Experimentaba en las salas de conciertos tanto como buscaba la sencillez cuando le llamaba un director de cine, la sencillez de los artístas que militan en el disfrute. Una orquestilla y cuatro notas y todos a bailar. Todos. Por eso, cada vez que muere un músico, se extravía un país, una ciudad, la que tenían atrapada, la que buscaban como la siguiente nota, entre las tachaduras. Por la que brindaron con sus amigos.

Rebelémonos contra las superficialidades, los días conmemorativos y las frases hechas. Investiguen, pregunten, por favor. A Antón García Abril le cambiaron un concurso internacional de piano por dos placas. Y algunos de los mejores pianistas del mundo dejaron de visitarnos. Ocurrió en 2011. Tampoco hagamos un drama, lo mismo pasó años antes con el Festival de cine de animación, un certamen pionero que pintaba una ciudad de “dibujos animados”. Despues pasó con el Vinilove, que nos puso a pensar que por qué no, que bailar era soñar una ciudad mejor, más moderna, más joven, y también con la Muestra de Folklore, que nos enseñó a bailar tangos con rigor bielorruso.   “Es la crisis”, “no hay dinero”, “esto no es para Teruel”. “Era demasiado”. No es un equipo de gobierno, han sido varios. Los conciertos, las actividades…como los veranos, siguen. Pero no es lo mismo. Todo necio confunde valor y precio, decía Machado. Porque no es lo mismo rellenar que soñar. Por los que demostraron que sí que era posible. Por los que propusieron otro Teruel. Sepamos criticar nuestra música con la objetividad que lo hacemos en la de los demás, escribió Antón García Abril. Viva el maestro.