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Nuria Andrés

Por fin ha nevado en Madrid. Ha tenido que hacerlo para que la España que vive al calor de las comunicaciones directas y de las riquezas que entre todos pagamos pudiera sentir el frío de la España de calles vacías y campos silenciosos. La nieve ha acaparado todos los focos, lo ha cubierto todo, incluso, por momentos, parecía que la pandemia también había quedado sepultada bajo los mantos blancos. La capital de España colapsada por el temporal.

Y lo mejor es que, lo que en Madrid es anecdótico, en la España despoblada es la norma de cada invierno, pero aquí, el tiempo no se para con tanta facilidad. Aquí, cuando nieva, los demás problemas siguen existiendo y debemos luchar contra ellos para seguir defendiendo nuestro pequeño espacio de existencia. 

Hace cuatro días que en Teruel comenzó a nevar, y ese mismo día se cumplían 83 años de aquel 8 de enero de 1938 en el que los últimos bastiones sublevados se rendían en la ciudad, en un día gélido y blanco. Comparando la situación actual de Teruel, las circunstancias de la contienda delatan un protagonismo y una importancia que ahora, desde luego, son inexistentes. 

Doscientos mil soldados en lucha. Según Enrique Líster, lo mejor del Ejército Republicano, posiblemente nunca haya vuelto a haber tanto personal en la Hoya de Teruel. La capital, convertida en ríos de sangre, siendo portada del New York Times, escasas ocasiones desde entonces que nuestra ciudad ha sido titular principal en periódicos nacionales, ya no digamos internacionales.  

Los mejores periodistas y fotógrafos vinieron aquí. Ernest Hemingway y Robert Capa. Y fue Teruel, la única ciudad sobre la que este último quiso escribir. Una crónica excepcional publicada en el diario francés Ce soir bajo el titular de: Los dramáticos combates en Teruel. Capa rememoraba las calles vacías y un cielo “extraordinariamente claro a pesar del intenso frío”. 

Teruel anticipó lo que luego sucedió en las batallas de la segunda guerra mundial. Lucha edificio por edificio, condiciones climáticas extremas, gran destrucción urbana, incluso se compara con Stalingrado. Habría muchos más datos, pero lo más triste es pensar que Teruel es famosa internacionalmente por la guerra o por la despoblación. Tras la tristeza y desolación, siempre volvemos al anonimato y al vacío.