Me gusta decir que hay noticias políticas que bien podrían abrir portadas en las revistas del corazón. El otro día, un diario se refería a la relación entre Teruel Existe y Pedro Sánchez como la “crónica de un divorcio anunciado”. Solo unas semanas más tarde, el presidente del Gobierno espetaba a Teruel Existe si, de verdad, una inversión de 51 millones en la provincia le parecía poca. En efecto, esa frase parecía la típica de las parejas cuando no les queda otra que hacer uso del chantaje emocional reprochando todo lo que han hecho por una persona.
No soy experta en diseñar Presupuestos, así que no seré yo quien diga si es poco o mucho, pero sí puedo responder a su solicitud de que aquellos que venimos de provincias con “dudas” no abonemos el agravio territorial. Somos muchos los estudiantes de Teruel que tuvimos que abandonar nuestra casa para irnos a estudiar fuera y, en ese tiempo, he tenido compañeros de todas partes de España, incluidos de Sevilla. Teniendo el mismo horario, ellos podían aprovechar un fin de semana desde el viernes por la tarde para pasarlo entero en su ciudad sabiendo que, en poco más de dos horas en ave, iban a estar de vuelta en Madrid. Sin embargo, venir a Teruel un fin de semana desde la capital en transporte público supone pasar apenas 24 horas en la ciudad.
Mientras ellos hablaban de que en sus pueblos se peleaba para que en todas las escuelas se impartiera una educación bilingüe, en la provincia de Teruel, seguíamos luchando para que, simplemente, no se cerraran escuelas rurales. Por eso, nadie se puede permitir el lujo de decir que, en cuanto a la sede de la Agencia Espacial, “que haya ganado Sevilla no quiere decir que haya perdido Teruel”.
No nos engañemos. Teruel sí ha perdido, ha perdido una vez más. Ha ganado Sevilla -enhorabuena para ellos- y Teruel ha perdido no solo una inversión, sino también la oportunidad de mostrar que esta es una tierra de oportunidades, referente en el estudio espacial y donde un joven interesado en este campo se pueda quedar a trabajar. Teruel ha perdido y España también, porque por una vez podría haberse hecho realidad eso de que las minorías también importan en la Carrera de San Jerónimo.