Síguenos
Injusto Injusto
banner click 244 banner 244
Nuria Andrés

Tengo la suerte de tener un kiosko justo debajo de donde vivo. Leo el periódico todos los días, pero lo compro, si acaso, una vez a la semana. Aun así, quien regenta el establecimiento, siempre se sorprende y me dice: “tú lo compras porque trabajas en esto”.

Yo entonces, recuerdo lo que me escribió Hernando Calleja, hermano del que fuera mi profesor, José María Calleja, cuando le envíe mi primera columna en este diario:  “Que tengas mucha suerte en este oficio, que es muy duro, pero que da muchas satisfacciones”, y añadía: “Aunque no mucho dinero”.

Cuando ocurre una injusticia, me acuerdo de esto. El despido del exdirector de Diario de Teruel, Chema López Juderías, es con todas sus letras, una injusticia. Intento pensar que quienes nos gobiernan saben que el periodismo no da mucho dinero. Menos ahora, sumido en una crisis, que ha reducido a papel de secar el suelo las cabeceras más importantes del país. Esto es otra cosa, sobre todo si hablamos del periodismo de provincias. Quizás sea el único que intenta preservar la máxima de que es una profesión al servicio de la gente, que da voz a los que, de otra manera, nunca la tendrían, que lleva a portada historias que quedaron olvidadas. Un oficio al que no le cuadran las cuentas. Parece mentira que a los mismos que el 31 de marzo de 2019, en Madrid, clamaban que en la España Vaciada no éramos solo números, ahora les tengamos que explicar que el periodismo no solo son números.  Si ser menos “no resta derechos”, ¿dónde está nuestro derecho a tener un medio de comunicación independiente?

Y sí, un medio independiente es aquel que en sus portadas plasma desde la pérdida de las cientos de vidas que murieron en Teruel por la covid hasta el último nacimiento en un pueblo de la provincia. Quizás habría sido más fácil llenar las páginas narrando los triunfos del partido político de turno. Chema no lo hizo, defendió esta profesión. La política y el periodismo tendrían que ser como dos extraños que se observan en la barra de un bar,  pero nunca se cruzan. Solo nos queda lamentarnos de que esto no ha sido así.