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Hoy no me callo Hoy no me callo

Hoy no me callo

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Elena Gómez

Hoy me había planteado muy seriamente no escribir esta columna. A mi manera quería secundar la huelga feminista del 8M, porque comparto todos los principios y objetivos de este movimiento. Pero luego pensé que si hoy no firmaba esta columna, era muy probable que nadie no se percatara de las razones y sin embargo mi pluma podría dar voz a todas las que hemos decidido seguir en la lucha.

Quien piense que la igualdad entre hombres y mujeres es hoy en día un hecho, está muy equivocado. Esta es una carrera de fondo, las primeras feministas que se sublevaron no llegaron a ver a todas las mujeres teniendo oportunidades para estudiar, trabajar o votar con libertad. Y aun así, no debemos parar.

Veo a jóvenes entusiasmadas, trabajando y militando por conseguir un mundo mejor, y me siento orgullosa. Eso sí, a todas ellas les recuerdo que quizá no vean cumplidas sus metas, pero seguro que las mujeres de próximas generaciones serán más libres gracias a su esfuerzo. Pretender acabar con el patriarcado de un plumazo es una utopía, está impreso en nuestros genes y nuestra cultura, por lo que esto, como los buenos guisos, debe ser cocinado a fuego lento.

Por otro lado, no debemos olvidar que este es un movimiento global. El feminismo no habrá tenido éxito hasta el día en que todas las mujeres del mundo sean libres, dejen de ser maltratadas, y nunca vuelvan ser objeto de nadie. A mí me duele lo mismo la mujer asesinada a manos de su pareja en mi barrio, que aquellas que sufren ablaciones en África, violaciones masivas en la India o secuestros en Latinoamérica. Todas unidas podremos hacer frente a esta terrible ola de violencia contra nosotras y juntas encontraremos el camino de la liberación.

Así que hoy, todas las personas, sea cual sea su condición, que sueñen con un mundo en el que todos los seres humanos seamos iguales de verdad, salgan a la calle y griten muy fuerte "viva el feminismo".