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Las subcontratas claman por el futuro de la cuenca minera en una marcha hasta la térmica Las subcontratas claman por el futuro de la cuenca minera en una marcha hasta la térmica
La acampada estuvo plantada durante todo el fin de semana frente a la estación de autobuses de Andorra. Sara Giner

Las subcontratas claman por el futuro de la cuenca minera en una marcha hasta la térmica

En el trayecto de Andorra a la central, cien cruces de madera simbolizan el cierre de empresas y la pérdida de los empleos
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Las subcontratas de la central térmica de Andorra continúan pidiendo trabajo, alternativas reales al carbón y poder elegir dónde vivir. Con estos objetivos por bandera, cientos de personas se movilizaron este fin de semana en la villa minera para apoyar y dar visibilidad a las 400 familias de los trabajadores de hasta 29 empresas auxiliares que dependen de la Central. 

Las actividades de concienciación comenzaron ya el viernes por la tarde con la plantada de alrededor de treinta tiendas de campaña frente a la estación de autobuses de Andorra. “Con esta acampada, lo que queremos reivindicar es que, si la central ha de cerrar, por lo menos que reindustrialicen la zona para que haya futuro para nosotros y nuestros hijos”, explicó José Ángel Cubero, miembro de la Plataforma de las Subcontratas. Allí permanecieron trabajadores y algunas de sus familias durante todo el fin de semana. “Mi hija tiene cinco años, ha estado en la acampada desde el viernes porque ella ha elegido que quiere vivir aquí, y si no tenemos trabajo no vamos a poder vivir en Andorra. Somos mucha gente la que queremos estar aquí y nos están echando. Nos están vaciando. La central directamente son más de 400 puestos, pero indirectos se llevan toda la comarca por delante”, apuntó Clara Balaguer, mujer, hija y hermana de trabajadores de las subcontratas. 

La acampada fue el punto de partida de la andada reivindicativa que se realizó hasta la central el domingo por la mañana. Un acto que consiguió reunir a más de 250 personas para recorrer los cerca de 7 kilómetros de trayecto mientras se fueron clavando cruces que representan a todas las empresas implicadas directamente en el cierre de la central, que desaparecerán o tendrán que trasladarse a otros lugares. Para el recorrido de vuelta se brindó la posibilidad de realizar el trayecto en coches y furgonetas, que se trasladaron hasta allí voluntariamente, o a pie para los más deportistas. 

Trabajo en la zona

La alcaldesa de Andorra, Sofía Ciércoles, participó en la marcha para mostrar su apoyo a los trabajadores y pidió salidas alternativas. “No se puede permitir el cierre de la principal actividad económica que mueve Andorra y la provincia sin que haya alternativas diversificadoras en el terreno. Esto es una lucha constante de todos los trabajadores y del resto de la población. Si los empleados de la térmica tienen una salida, los de la subcontratas tendrán otra, porque eso evitará que se vayan fuera. Si las subcontratas se quedan harán que haya bares, tiendas, comercios, que los colegios no cierren y que la sanidad siga adelante. Es una cadena, así que el conjunto tiene que ser de todos y no solo de las partes”, apuntó la edil andorrana. 

Por su parte, José Alberto López, portavoz de la Plataforma de las Subcontratas, se mostró satisfecho con la participación en la jornada del domingo y pidió trabajo en la zona. “Estamos muy contentos porque el apoyo de la gente es lo que te da la fuerza para continuar y seguiremos adelante. Este pueblo tiene mucho futuro, hay cantidad de profesionales de diversos sectores y queremos animar a las empresas a que vengan. Pedimos trabajo para toda la comarca y si se crean puestos de trabajo en otros municipios también estaremos contentos. Si nos tenemos que desplazar 20 minutos para trabajar nos desplazaremos, porque lo que queremos es seguir viviendo en nuestras casas y no tener que irnos a vivir a Zaragoza. El que se vaya que sea porque quiera, no por obligación”, sentenció el portavoz.

La andada hasta la térmica dio comienzo a un día de convivencia en el que participaron tanto trabajadores afectados, como niños, familias y vecinos de otros municipios. “Hemos venido a la marcha porque estuvimos viviendo un tiempo en Andorra y creemos que tiene mucha vida. Queremos visibilizar que con el cierre de la central no se irá a pique solo este pueblo, sino casi toda la provincia, porque implica a mucha gente. Llevo esta cruz por los trabajadores de todas las empresas que van a sacrificar con el cierre de la térmica”, declaró Laura Pellicer, vecina de la localidad tarraconense de Arbós, y participante de la acampada. 

Lucha y convivencia 

A lo largo del recorrido, se oyeron muchas voces criticando la instalación de las placas solares porque no las consideran un proyecto que dé una “salida real” a todos los puestos de trabajo que se perderán. “La transición justa sería que al cerrar la térmica hubiera alguna empresa para absorber todos estos desempleos que se van a provocar. Es que aquí, cuando cierre la central, no hay otra alternativa” detalló Esther González, participante de la andada. 

En la misma línea se mostró Manuel Escuín, trabajador de una subcontrata quien argumentó que “queremos que nos escuchen, que hagan algo y no nos dejen colgados y sin trabajo. A nosotros nos echan a la calle y en la zona no hay puestos de trabajo ni nada”.

La acampada y la andada hasta la cetral térmica no fueron las únicas actividades que las subcontratas organizaron para el fin de semana. 

El sábado por la mañana, los más pequeños pudieron disfrutar de actividades infantiles con Discoanima, entre las que destacó el diseño de unos murales en los que los niños andorranos plasmaron lo que quieren para el futuro: trabajo en su pueblo. Asimismo, las cien cruces blancas que se calvaron cada 100 metros de distancia aproximadamente en el recorrido hacia la Central, fueron confeccionadas el sábado por la tarde en un taller abierto para todos los públicos. 

Además, tras la andada del domingo por la mañana, también se organizó una comida popular junto a la acampada. 

Allí, cerca de 200 personas compartieron mesa degustando una paella para reponer fuerzas y continuar con la planificación para las próximas acciones y movilizaciones.