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Los huevos de las gallinas más felices de Teruel se crían en Villel Los huevos de las gallinas más felices de Teruel se crían en Villel
Miguel Ángel Armengod, echando de comer a algunas de las gallinas que tiene en su granja de bioconstrucción de Villel

Los huevos de las gallinas más felices de Teruel se crían en Villel

Explotación ecológica con edificios de bioconstrucción y 440 aves que ponen unos 400 huevos al día
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Cruz Aguilar

En las cartas de los restaurantes los anuncian como huevos de gallinas felices y realmente lo son. Estas aves viven en edificios bioclimáticos rodeadas de almendros y romeros en Villel. Entran y salen cuando quieren, se alimentan con pienso ecológico que se produce en los campos de Camarillas y ponen “huevos de verdad”, como los definió una futura clienta de La Brizna, que es el nombre de la única empresa que a fecha de hoy produce huevos ecológicos en Teruel. 

Miguel Ángel Armengod es aparejador y le interesa mucho la bioconstrucción. Eso y la búsqueda del auto empleo le llevaron a montar una granja de huevos ecológicos en Villel. Él es de Mezquita de Jarque, pero buscaba un lugar más cercano a Teruel, donde reside, para montar su negocio y el Ayuntamiento de Villel le puso todas las facilidades. 

Aunque empezó a producir un poco antes, los primeros huevos con sello ecológico se vendieron el 28 de diciembre de 2016, hasta ese momento tenían la calificación de camperos, que hacen referencia a que las gallinas se han criado en suelo. La diferencia entre las camperas y las ecológicas es que estas últimas disponen de más espacio por ave y además tienen una alimentación controlada. Se trata de animales cuya comida está controlada desde que nacen, según explica Armengod, quien matiza que se abastecen de una empresa especializada que cumple con la normativa y está inscrita en el Gobierno de Aragón.

Ahora en Villel hay 440 gallinas ecológicas que ponen unos 400 huevos al día. Sin embargo, el propietario va a ampliar la granja para llegar hasta las 2.500 aves, que es la cifra necesaria para mantener a dos personas, según concreta el emprendedor. La inversión es de unos 55 euros por gallina, aunque aclara que, cuantos más animales, más se reduce esa cifra.

Sus huevos son los únicos ecológicos que a fecha de hoy se producen en Teruel y, sin embargo, matiza que la demanda en los restaurantes no es mucha. “Un huevo industrial cuesta 8 céntimos y este 25, pero en un plato por el que cobran 12 euros y usan dos huevos se nota mucho en el sabor y poco en el precio, y menos si es para hacer cosas como los huevos fritos con trufa”, especifica Miguel Ángel Armengod. 

La mayor parte de su producción la distribuye en Castellón, donde cuenta con un cliente que tiene dos carnicerías, una en Castellón y otra en Mosqueruela, en las que se venden estos huevos. También es posible adquirirlos en diversos puntos de la capital turolense y en algunas pequeñas tiendas de los pueblos, como en el propio Villel o en Calanda, donde va a abrir una panadería cuya dueña quiere comercializar este producto porque “son huevos de verdad”. 

El empresario reconoce que Teruel es una provincia pequeña, por lo que la demanda también es inferior, aunque lamenta que sus habitantes apenas se preocupan por lo que comen y eso que tienen en su mano, por cuestiones de proximidad, una alimentación más sana.

Armengod indica que debería haber una diferencia entre los huevos ecológicos industriales  que, aunque cumplen los requisitos, “no es lo mismo tener 400 gallinas que 30.000, se desvirtúa el sentido de lo ecológico”.

Señala que pese a que su proyecto es innovador, puesto que no solo plantea una alimentación ecológica sino que las gallinas no viven en una granja de chapa, sino de barro y paja, no ha contado con ningún tipo de ayudas, aunque sí ha obtenido una subvención para la planta de clasificación de los huevos.