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La panadería Guarc de Valdealgorfa celebra su centenario con un homenaje a sus bisabuelos La panadería Guarc de Valdealgorfa celebra su centenario con un homenaje a sus bisabuelos
A izquierda y derecha, los panaderos Ciríaco y Paco, junto a Natalia, la esposa del primero

La panadería Guarc de Valdealgorfa celebra su centenario con un homenaje a sus bisabuelos

Ha mantenido durante cien años consecutivos el mismo modo de hacer pan tradicional
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Panadería Guarc de Valdealgorfa ha cumplido 100 años este mes de marzo. La cuarta generación de panaderos festejó la efeméride regalando las típicas pastas valdealgorfanas a sus clientes y recordando a quienes fueron los fundadores de este horno de pan: Pedro Guarc Gil y Catalina Blanc Blanc, bisabuelos de los actuales panaderos.

Los últimos 100 años han sido “un tiempo de trabajo continuo y artesano, de muchas horas de dedicación y de grandes momentos de satisfacción de sentir día a día el calor de la leña, el olor del pan recién hecho, el sabor de las pastas y el cariño de nuestros clientes”, explicó Elena Guarc, portavoz de la familia, aunque son sus dos hermanos, Ciríaco y Paco, los que están actualmente al frente del negocio.

Según Elena Guarc, la saga de panaderos ha mantenido durante años “la ilusión por mantener viva la tradición, gracias al ejemplo de trabajo y sacrificio de nuestros padres y a la gran experiencia acumulada”. 

Los hermanos Guarc vivieron el trabajo del horno desde niños. “Hemos crecido junto al fuego, ayudado cuando se nos necesitaba y participando de la fabricación del pan y de las pastas desde que éramos pequeños, porque en el mismo edificio donde se encuentra la panadería está nuestra casa”, relató Elena, quien puso de manifiesto que los Guarc llevan 100 años haciendo el pan con la misma masa madre, manteniendo toda la esencia tradicional. 

La fundación del horno tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX. Pedro Guarc y Catalina Blanc se trasladaron al pueblo para hacerse cargo de un horno ubicado en la calle del Carnado. El bisabuelo conocía el oficio de hornero porque se había dedicado hasta entonces a cocer el pan por los hornos dispersos por las masadas de Peñarroya y Monroyo. Su llegada a Valdealgorfa, según contaba su bisnieta, estuvo motivada por el hecho de que en esta localidad bajoaragonesa el hornero recibía un pan por cada 24 de los que cocía mientras que en los otros pueblos recibía uno por cada 30. “Hay que tener presente  que en aquellos tiempos no existía el oficio de panadero sino que las gentes amasaban su propio pan y el hornero lo cocía y vendía lo que obtenía como pago por su trabajo”, explicó Elena. 

Los Guarc rindieron homenaje el pasado sábado a sus antepasados con la colocación de un cuadro en el que figuran todas las generaciones de horneros de la saga familiar.