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Gente fuera de foco Gente fuera de foco

Gente fuera de foco

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Juanjo Francisco

A unas horas  de la cita del 31M en Madrid y en la que se va a poner de manifiesto la potencia de voz de aquellos territorios que viven fuera del foco de la actualidad más rabiosa, centrada siempre en lugares muy poblados y dinámicos, los preliminares no pueden ser más esperanzadores. 
El movimiento Teruel Existe, con veinte años a las espaldas, ha vivido ya muchas batallas y ha pasado también por épocas de hastío, silencio y cuasi derrotas, pero aquí está de nuevo, apadrinando una movilización que promete ser histórica por los refuerzos que está obteniendo de plataformas ciudadanas de otros muchos lugares. 
En este sentido, parece que Teruel y Soria han asumido bien su papel de abanderados aunque, a priori, poco importa quién lleve la voz cantante, la verdad. La movilización de está rodeada de una terminología que ya se ha popularizado y que gira alrededor del vacío poblacional. También ha incorporado  calificativos que, aunque en origen pretendían ser críticos, han sido asumidos como términos positivos, a favor de causa, (acuérdense del los célebres regeneracionismo o romanticismo que utilizó el consejero Guillén) para consolidar sus fundamentos.
Con gran puesta en escena llegará la manifestación del 31M en un momento, qué casualidad, de vísperas de elecciones, de doble convocatoria además, y que revestirá de importancia cualquier gesto en pro o en contra que puedan tener los partidos políticos. 
En época electoral valle es muy sano sumarse a la corriente popular, a las peticiones de los desheredados del progreso, pero, ay ahora, ahora todo puede tener un significado traducido en papeletas, a pesar de que precisamente los que van a protestar no pertenecen a los llamados graneros de votos. Por eso creo que todos “tomarán nota” de lo que ocurra en Madrid y habrá que esperar después para ver si esa nota se traducen en realidades, en políticas de reequilibrio, vamos. Primer papelón para los futuros parlamentarios.
La manifestación del 31M será un clamor popular, seguro, y sus ondas expansivas van a ser argumentario en las próximas campañas electorales. Hay que confiar pues en que, a mayor o menor plazo, se comiencen a ver resultados porque, no lo duden, sin las movilizaciones que antecedieron a la del 31M no se habían conseguido lo que ya se tiene, que alguna cosa sí se ha logrado (ferrocarril, sanidad, alternativas de reindustrialización)  y a pesar de que para algunos puedan parecer nimiedades, la política y las administraciones solo parecen reaccionar si el empuje ciudadano es constante y persistente. Para la resignación, al fin y al cabo, siempre hay tiempo.