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El huerto El huerto
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Francisco Herrero

Estoy preparando el huerto. Los abueletes hace semanas o meses que lo tienen todo listo para los replantes de tomates, pimientos o pepinos, pero yo no. Hace nada hasta me reprocharon que he sembrado los ajos hace diez días. Por suerte, Gilberto de Torrelacárcel me consoló asegurándome que ajos tendré. Y en Aguatón me aseguraron que los que llevaban más de un mes en la tierra todavía no asomaban por la falta de lluvias. Aquí, el ajo es de secano. Yo, que vengo ahora mismo del huerto, he comprobado que mis ajos comienzan a brotar. Supongo que tiene que ver que los planté ya con algo de chichón y las gotas de un chaparrón.

Acabo de escribir esta columna y me vuelvo a cavar con pala, como se ha hecho toda la vida en casa; también a abrir caños, porque tengo un chumarral imposible de gestionar. Horas y horas de trabajo para una cosecha de menos de un mes a finales de verano, con los riesgos que supone una helada temprana a primeros de septiembre. Los mismos abueletes que dedican su tiempo al hortal reconocen que sale mejor ir a la verdulería y comprarlo todo ya criado. Lo mismo pasa con los huevos de casa. O los conejos. Sin embargo, todo el mundo seguimos cuidando del huerto año tras año. Y hay urbanitas de pro mueren por montarse su macetohuerto en el balcón a la mínima de cambio. Esto último lo sé porque tengo un buen número de amistades virtuales por Instagram que me lo confirman.

Voy a dar mi razón para seguir padeciendo año tras año. Hace mucho se publicó que Mark Zuckerberg, el de Facebook, tenía sus propias gallinas porque solo come lo que él mata. Igual es un mito. Yo no tengo las agallas de agarrar un bicho y liquidarlo, pero también me gusta alimentarme de lo que atiendo con más o menos amor. En mi caso, verduras diversas. A pesar de no llegar a abastecerme todo el año con el huerto, veo importante seguir las costumbres familiares y locales. En esta era de la seguridad alimentaria considero fundamental saber lo que he echado. O mejor dicho, lo que no he echado. Y lo comento ahora, que estamos en la temporada de sulfatar los campos de cereal.