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Dos Torres de Mercader, el pueblo al que el cierre de la escuela dejó de un plumazo sin ningún niño, recuerda su pasado Dos Torres de Mercader, el pueblo al que el cierre de la escuela dejó de un plumazo sin ningún niño, recuerda su pasado
Algunos de los asistentes a las jornadas que tuvieron lugar en Dos Torres de Mercader

Dos Torres de Mercader, el pueblo al que el cierre de la escuela dejó de un plumazo sin ningún niño, recuerda su pasado

Los antiguos alumnos recrearon el aula en 1994, hace ahora 25 años, 19 después de que fuera clausurada
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Cruz Aguilar

Un rincón con flores durante toda la primavera y otro con cojines para leer poesía. En la escuela de Dos Torres de Mercader también había mapas, pupitres y un cuadro de Franco, como en todas las de España en el año 1975, que fue cuando echó el cierre. Solo quedaban siete niños, a los que mandaron a la recién estrenada Escuela Hogar de Teruel, dejando el pueblo, de un plumazo, sin juegos, risas ni travesuras. Los vecinos guardaron los materiales cuidadosamente en un trastero, a la espera de un futuro con niños que nunca llegó, pero los críos que se fueron a estudiar fuera siempre tuvieron en la escuela su punto de referencia y en el año 1994, ya adultos, decidieron volverla a montar. No para darle uso, porque entonces ya no quedaban niños ni casi gente en el pueblo, sino para ayudarles a mantener en la memoria algunos de los mejores momentos de su infancia. El pasado fin de semana se reunieron todos ellos en el pueblo e invitaron a dos de las últimas maestras que estuvieron allí, Consuelo Aznar y Francisca Pleite, quienes les explicaron algunas cosas de su niñez que algunos incluso habían olvidado.

Actualmente son varios los pueblos que apuestan por dedicar un rincón a las escuelas en las que se formaron sus vecinos y que se perdieron por falta de niños. Pero en el año 1994, cuando se puso en marcha la de Dos Torres, el proyecto museístico fue pionero. Para dejarlo todo tal y como estaba en los 70 se fiaron de su propia memoria y también de algunas fotos. Eso sí, no pudieron emplear el aula original, que en los años 80 se reconvirtió en el bar del pueblo. “En tiempos había escuela de niños y niñas, en aulas contiguas y como la que habíamos utilizado estaba en uso, montamos la escuela en la de al lado”, explica Cani Espada, que era, con diez años, la alumna de más edad que marchó a estudiar a Teruel –los menores tenían solo seis–.

No recuerda el proceso de dejar su casa, su familia y su pueblo como algo traumático y aún se emociona al hablar de los profesores que, como Adelaida, Amparo, Mari Carmen, Araceli, Trini,  José Daniel o José María –que acudió a la celebración del pasado fin de semana en el pueblo–, no solo la educaron, sino que ejercieron como padres, velando por ella cuando estaba enferma o para que comiera. “Recuerdo una vez que cogimos paperas y no cabíamos todos los que estábamos malos en la enfermería, tuvieron que adaptar un dormitorio”, comenta echando la vista atrás.

Dos Torres era la localidad más alejada de Teruel de todas las que llevaban niños, 150 en ese año 1975, a la Escuela Hogar. Por eso, los siete pequeños solo regresaban a sus casas cuando había puente festivo o en vacaciones. “La mitad nos mareábamos un montón, los viajes eran un drama”, dice Cani Espada. 

Para los críos no fue difícil la adaptación, pero la mujer dice que seguramente para sus padres sería duro que de un día para otro todos los niños desaparecieran del pueblo. “No había otra opción, les ofrecieron que fuéramos a Castellote, pero solo una familia de todas contaba con coche y la carretera no era lo que es hoy”, lamenta. Sin embargo, ahora ve su infancia en perspectiva y, si tuviera que volverlo a pasar, dice que regresaría a la Escuela Hogar. 

En el acto de celebración que tuvo lugar el pasado sábado tomaron parte en torno a 70 personas. Fue organizado por la Asociación Cultural Amigos de Dos Torres, que es a su vez la que se ocupó de recuperar la escuela. Ahora forma parte de la red de antiguos colegios de la Comarca del Maestrazgo, pero la técnico de Cultura, Sonia Sánchez, reconoce el carácter pionero de la localidad –ahora barrio pedáneo de Castellote–, que montó un museo en el momento en el que no había demasiada sensibilidad con la preservación del patrimonio etnológico y educativo. 

Al acto acudieron los inspectores de educación Lourdes Alcalá y José Luis Castán, quienes ofrecieron una charla centrada en la historia de la escuela de Dos Torres. En la localidad se conserva una valiosa documentación que, a juicio de Alcalá, daría pie para realizar una investigación en dos ámbitos diferentes, por un lado sobre cómo la inspección influía en el desarrollo de un colegio, a través de los boletines que se conservan de los años 40,50 y 60. Por otro plantea la posibilidad de trabajar la evolución de la escuela de Dos Torres desde los años 20 a su cierre, porque hay dos libros de actas que recogen numerosos detalles, como el número de alumnos o los maestros que pasaron, pero también los trabajos que hacían los niños  determinadas problemáticas que surgieron en esos años. 

Aunque la Ley Moyano establecía en el año 1857 que los municipios con más de 500 vecinos debían tener dos aulas diferenciadas para niños y niñas, la de Dos Torres no la tiene hasta 1920 porque el Ayuntamiento no podía hacer frente al coste que suponía el pago de dos maestros, que entonces corría a cargo del municipio. 

Los maestros que tuvo la localidad pertenecían al cuarto grupo, que era el escalafón más bajo y el de menor remuneración, según explica la inspectora e investigadora Lourdes Alcalá. Los docentes cobraban en función del grupo en el que estaban y había diferencias entre los salarios de las mujeres y de los hombres. 

Alcalá ha descubierto que por las aulas de Dos Torres de Mercader pasaron maestros con una interesante trayectoria profesional, como Guadalupe Aznar, que recibió el premio Comunicación Laudatoria el 13 de enero de 1890 “por sus brillantes resultados, su inteligencia y comprensión”, relata la investigadora. Otro de los docentes destacados es Manuel Pórtoles, quien llegó a Dos torres en 1916 y pasó allí diez años. Era de la zona y “fue el impulsor de ponerle el apellido de Mercader a Dos Torres para no confundirlo con otro municipio de nombre similar”, relata Alcalá. Fue un maestro implicado, que incluso llegó a participar en el I Congreso de Pedagogía que se celebró en Teruel en 1926. 

Castán y Alcalá hicieron a su vez un repaso por el alumnado que tuvo la escuela, que llegó a superar la veintena en los momentos más boyantes. Cerró con ocho niños, aunque si se hubiera mantenido al año siguiente solo hubiera habido siete. Era un momento, dice Lourdes Alcalá, en el que se apostó por la unificación del alumnado a través de las Escuelas Hogar.

Ahora han pasado 25 años desde que recrearon una escuela que cerró hace ya 43, pero Dos Torres ofrece a todos los visitantes un espacio para recorrer los recovecos de la infancia rural en el pasado.