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Cutanda, el castillo encarcelado: Es la única fortaleza de la provincia que está rodeada por una sólida valla por riesgo de desprendimiento Cutanda, el castillo encarcelado: Es la única fortaleza de la provincia que está rodeada por una sólida valla por riesgo de desprendimiento
Según los expertos, no se trata de un vallado ideado para poco tiempo. T. López

Cutanda, el castillo encarcelado: Es la única fortaleza de la provincia que está rodeada por una sólida valla por riesgo de desprendimiento

Si Teruel es la provincia que sirve de ejemplo de la España Vaciada, Cutanda lo es de la Batalla Olvidada
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Por Javier Ibáñez

El de Cutanda es el único castillo de la provincia de Teruel encerrado por la Administración del Estado. Lo rodea una sólida valla, que le confiere más la apariencia de un animal recluido en un zoológico, que la de un Bien de Interés Cultural, la figura de protección más relevante de nuestro ordenamiento jurídico. El motivo (“delito”) que provoca su encarcelamiento: la existencia de riesgo de desprendimientos, tras siglo y medio de abandono por parte de su titular (el propio Estado).

Pero, establezcamos los antecedentes. A lo largo de sus en torno a mil años de Historia, el Castillo de Cutanda tuvo dos épocas doradas; la primera como hisn o “castillo rural” andalusí, centro de un iqlim o “distrito” en los siglos XI y parte del XII. Su papel era relevante, ya que, además de controlar política, administrativa y militarmente un amplio territorio, constituía un punto clave en las comunicaciones entre Zaragoza y Valencia; y el camino que unía ambas ciudades (por entonces capitales de distintos reinos taifas), era el más importante que atravesaba nuestra actual provincia.

A destacar, que “el encarcelado” fue testigo y sujeto activo en uno de los sucesos bélicos más importantes del medievo turolense y aragonés: la Batalla de Cutanda. Aunque su implicación en los hechos parece indudable, se encuentra actualmente en proceso de investigación: aún no se han podido practicar las pruebas periciales (en este caso, excavaciones arqueológicas). Pero, como veremos más adelante, las “medidas cautelares” que han llevado a su encierro, no han sido tomadas por su participación en estos hechos.

Obispo de Zaragoza

La segunda época dorada del Castillo se asocia a su definitiva incorporación al Reino de Aragón y su entrega al Obispo de Zaragoza. En ese contexto, pero en fechas avanzadas del siglo XIV o ya en el XV, se construyó la actual fortaleza, de claro corte palacial. Durante su pertenencia a la Mitra de Zaragoza, el sujeto volvió a vincularse con hechos violentos, como la Guerra de los Dos Pedros.

Durante la Edad Moderna, la fortaleza fue perdiendo utilidad. Pero durante la Primera Guerra Carlista, volvió a estar involucrada con nuevos hechos violentos; en manos liberales, fue asaltada en dos ocasiones por los carlistas. Tras décadas de abandono, fue parcialmente demolido “para evitar peligros”. Y se inició un largo periodo de olvido, que en las últimas seis décadas ha sido parejo al sufrido por la España Vaciada (y pronto, si nadie lo remedia, España Vacía).

Aniversario de la batalla

Llegamos así al siglo XXI, momento en el que un grupo de entusiastas (la Asociación Batalla de Cutanda), decide promover la celebración del 900º aniversario de la Batalla de Cutanda. Ya la hemos mencionado antes, pero interesa que la tratemos con un poco más de detalle. Si Teruel es la provincia que sirve de ejemplo de la España Vaciada, Cutanda lo es de la Batalla Olvidada. 

En una lejana jornada de un mes de junio de hace ochocientos noventa y nueve años, el Reino de Aragón se jugó el “todo o nada”; como en la Champions, el destino final se iba a resolver en un sólo encuentro: si ganaba Aragón, los almorávides se volvían a casa, perdían su aureola de imbatibilidad y se iniciaba su declive; si perdía Aragón, los almorávides podrían avanzar hasta Zaragoza, que seguramente sería una fácil presa; subsidiariamente, es posible que le costase el puesto (y la cabeza) al líder aragonés (Alfonso I, el Batallador); y, de paso, que Aragón estuviera condenada a “bajar de división”, retrocediendo la frontera al somontano oscense; o incluso hasta las puertas de los Pirineos. 

Los almorávides eran los claros favoritos, no solo por la magnitud de su conjunto (es posible que duplicaran el ejército aragonés) y de sus seguidores (un imperio desde Mauritania hasta Lérida frente a lo que ahora son las provincias de Zaragoza y Huesca); sino también por sus antecedentes: habían derrotado en sucesivas ocasiones a los portugueses y a los castellanos; incluso estos últimos perdieron el heredero al trono en la Batalla de Uclés.

Contra todo pronóstico, la victoria del bando aragonés fue apabullante. Pero, con la desmemoria que suele caracterizar a nuestra tierra (en 2018 nos olvidamos de celebrar que Zaragoza se había incorporado al Reino de Aragón hacía 900 años), el aniversario de la Batalla de Cutanda hubiera pasado desapercibido sino fuera por la Asociación Batalla de Cutanda y los esfuerzos por encontrar el escenario de este acontecimiento bélico.

El “encarcelamiento”.

Pero retomemos los hechos: tenemos a nuestro Castillo, “reintegrado” en nuestra sociedad como una venerable muestra de nuestro Patrimonio Cultural, cada vez más visitado y protagonista de una recreación histórica que se realiza cada año. Y estaba llamado a desempeñar un papel esencial en los actos previstos para el 900º aniversario de la Batalla. Acontecimiento que, lejos de centrarse exclusivamente en el enfrentamiento bélico, quiere constituir un acto de reconciliación entre los dos bandos (no me referiré a los actos que se están preparando, para no caer en el grave pecado del “spoiler”).

¿Cuales han sido, entonces, los motivos del encierro?: la supuesta peligrosidad del Castillo. Pero no por qué el mismo fuera a ser responsable de un “nuevo acontecimiento bélico”; no, la “peligrosidad” que justifica su encarcelación consiste en el riesgo de que se desprendan piedras sobre alguien que esté en él. Para entendernos: hemos encerrado a este venerable anciano para que, si se cae, no haga daño a nadie... Curiosa intervención terapéutica.

Si este encierro fuera realmente de emergencia, en tanto se toman medidas para estabilizar el equilibrio del paciente, sería una acción más que comprensible. Pero las medidas adoptadas (un vallado “de los caros y para nada provisional”, “quien pone esas vallas espera no quitarlas en unos cuantos años”, “nadie se gasta tanto si piensa intervenir pronto”, en palabras de varios de los técnicos consultados), no sugieren un pronto inicio del proceso de recuperación. Más bien al contrario: parece una medida adoptada para “curarse en salud” durante un prolongado (e indefinido) periodo de tiempo. Incluso, los más mal pensados, creen que es para que el tema caiga en el olvido, en el hastío de aquellos a los que una lejana Administración, situada a 300 km. de distancia, no les hace caso; o sea, una especie de “silencio administrativo”, equivalente al “vuelva Usted mañana” de Larra. Seguramente, a la espera de que el proceso de “vaciado” de las tierras cutandinas, acabe en el definitivo vacío; y, ya se sabe, sin ojos que vean (y que se quejen del olvido), no habrá corazón que sienta.

El futuro del Castillo

Si el Castillo se ha encerrado por amenaza de derrumbe, el propio vallado implica el reconocimiento de un grave riesgo patrimonial; y el propietario (que coincide además con una administración que debería ser garante de nuestro Patrimonio) tiene la obligación legal de intervenir en él de forma perentoria, antes de que se produzcan los daños. Pero si se ha encarcelado “para curarse en salud a muy largo plazo”, se está privando a la ciudadanía del uso y disfrute de un Bien Patrimonial, que además es de titularidad pública; lo cual también va en contra del espíritu y la letra de la legislación vigente, que obliga a establecer un sistema de visita pública al menos cuatro días al mes.

Esta “prisión preventiva” no debe convertirse en una medida indefinida. Las más de mil cien personas que han firmado el manifiesto en www.change.org “salvemos el castillo de Cutanda”, necesitan saber cuales son los planes reales del Ministerio de Cultura. Y los plazos que maneja. El tiempo pasa; estamos a cuatrocientos días de los actos centrales del 900º aniversario de la Batalla de Cutanda. Cierto es que en ellos ya no nos jugamos el destino de Aragón; pero si el de Cutanda y, en cierta medida, el de Calamocha y la Comarca del Jiloca; si se gana la nueva batalla y conseguimos que Cutanda se convierta en un punto de atracción turística, como lo es el enclave de la Batalla de las Navas de Tolosa, el pueblo se habrá salvado y toda la Comarca y la provincia se beneficiarán de un nuevo motor de desarrollo. Si el proyecto fracasa, Cutanda habrá perdido su último tren; y seguro que dentro de un siglo ya no se recordará el 1.000 aniversario, porque no habrá nadie allí para hacerlo. Por todo ello, se necesita el Castillo de Cutanda “libre” y rehabilitado. Y se necesita de manera perentoria.

La recogida de firmas para recuperar la fortaleza sigue abierta en la web change.org bajo el nombre de Salvemos el castillo de Cutanda.