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Amancio Amancio
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Elena Gómez

Voy a meterme en camisa de once varas… Siempre procuro ser prudente cuando de dar opinión se trata, pero hay ocasiones en las que callar es peor que hablar. Vaya por delante que mis inclinaciones políticas no tienen nada que ver con aquellos que han criticado a Amancio Ortega. Sin embargo, no puedo estar más de acuerdo con ellos.

El tema es peliagudo, lo sé. No creo que haya nadie hoy en día que no esté sensibilizado con el cáncer, una enfermedad que es una verdadera lacra. Yo misma lo estoy y procuro colaborar con la gran labor social que hace AECC siempre que puedo.

Lo que pasa es que además del cáncer existen otras enfermedades degenerativas, crónicas y terminales. Son silenciosas, no tienen cura y se llevan a muchas personas por delante, sobre todo niños. Los pacientes de esas dolencias somos pocos, aunque no por ello menos importantes. Pero no siempre podemos acceder a los tratamientos en condiciones de igualdad.

El Estado debe ser garante de una sanidad pública y preparada para tratar a todos aquellos que contraigan una enfermedad, sea cual sea. Para ello debe nutrirse con objetividad de los impuestos que pagamos los ciudadanos responsables. Por eso, permitir que las grandes fortunas eludan sus obligaciones fiscales nos perjudica a todos. Y permitir que alguien, aunque sea con buena intención, done un montón de millones a la Sanidad Pública para que se trate una sola enfermedad, parece a todas luces injusto.

Como dije hace poco, la Atrofia Muscular Espinal que padezco tiene hoy en día un medicamento que frena sus efectos perniciosos. Esta medicación se está aplicando de forma generalizada en toda España, a pesar del alto coste de la misma, excepto en alguna comunidad autónoma como la nuestra. Aquí, cada paciente que ha conseguido que se la administren, lo ha tenido que pelear. Y algunos seguimos esperando.

Si las cosas siguen así, será cuestión de que me vaya buscando un Amancio para mi solita.