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Francisco Herrero

Un, dos, chachachá. Acaba de salir el nuevo disco de Madonna. Se desconoce qué se toma la artista para seguir en el candelero y, sobre todo, para atraerse una cohorte de jovenzuelos de lo más en la moda preparados para recibir cuatro azotitos de la fusta de la reina de la música pop. Hay que reconocer que es generosa, pues ella está dispuesta a lamerles el dedo gordo del pie sin pedir nada a cambio.

Hace lustros que se oye que la cantante del “Like a Prayer” está acabada. Todo porque es posible que sus creaciones no se conviertan en éxitos inmediatos como los primeros temas. Lo que es indiscutible es que Madonna nunca suena a pasado. Siempre fabrica un conjunto contemporáneo de melodías o incluso se adelanta a artistas del futuro. La clave, a mi entender, está en el juvenil equipo que la rodea.

Ahí es donde quiero llegar. Alcanzada una edad, queda mal juntarse en nuestro entorno con gente visiblemente más joven. Llega el verano y yo quiero bailar toda la noche, conocer las novedades de la disco Shadow. Hay un momento, no obstante, que las miradas se giran hacia ti y son bien inquisidoras. Al día siguiente eres la comidilla por tus costumbres poco apropiadas. 

Ahora me traslado al seno de cualquier organización de las que nos circunda. Alguien, de repente, tiene la alocada idea de incorporar nueva sangre lozana en los órganos de dirección. Raro es el caso en el que no aparece alguna voz recelosa que dude de la capacidad de la carne ungida. Lo que queda latente es que hay cierto temor a acercarse a los pensamientos frescos.

Un, dos. Yo, lo que quiero es estar flanqueado de mocedad y que me trasladen sus ganas de vivir. Empaparme de su manera de ver el mundo para subsistir en este ambiente cambiante. Un, dos. Yo, lo que quiero es enseñar ya, en la plenitud, lo poco que he podido aprender en mis años de instrucción y convertirme en un viejo sabio cuando comience el declive. Un, dos. Yo, lo que quiero es parecerme a Madonna cuando sea sexagenario, vestirme de novio mamarracho y asaltar a un Maluma veinteañero si es necesario. Chachachá.