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Perdonen las molestias Perdonen las molestias

Perdonen las molestias

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Esta semana estuve en El Burgo de Osma, en Soria, en unas jornadas sobre periodismo y despoblación organizadas por la gente de El Hueco. 

Las clausuró la reina Letizia, que escuchó las conclusiones, se hizo decenas de selfies, habló con la gente, pero no dijo públicamente ni Pamplona sobre el asunto, algo que me sorprendió mucho. Un mensaje suyo hablando de la necesidad de atender de una vez por todas a la España más desfavorecida hubiera sido muy potente, pero me quedé con las ganas.

Aunque no es de esa cuestión de la que quería hablar. Durante las jornadas, los periodistas que allí estábamos nos dividimos en dos bandos: los mayoritarios que creen que contamos demasiadas cosas negativas sobre la España vaciadavacíaruralinteriordespoblada y los que consideramos que precisamente ese es nuestro papel ahora mismo, el de denunciar, el de poner sobre la mesa las cosas que se han prometido y no se han cumplido, algo que nos ha llevado a donde estamos.

¿Alguien entendería que España se quedara sin anestesias en los hospitales y se pidiera a los periodistas que no se hablara mucho del tema porque da mala imagen de la sanidad española?

¿Alguien entendería que las playas se llenaran de tiburones que atacaran a los bañistas y se insinuara que hablar de ello es malo para el turismo?

Pues así están las cosas, navegando entre el buenismo y la denuncia sobre un asunto capital para el futuro de miles de personas.

Durante las ponencias de las jornadas me vino a la cabeza, de forma repetida, un antiguo chiste del gran Cano,  en Heraldo de Aragón. En la tira, un hombre mayor se dibujaba sobre una leyenda que decía: “Teruel existe, perdonen las molestias”.

El suicidio demográfico que se está autoinflingiendo este país solo se soluciona con políticas reales, valientes y efectivas. Nosotros, los ciudadanos, podremos poner mucho de nuestra parte, pero no llegaremos a nada si la legislación no tira del carro. Y eso es así, le pese a quien le pese y moleste a quien moleste.