Síguenos
El Festival Quema de Artistas del Matarranya se consolida en su séptima edición El Festival Quema de Artistas del Matarranya se consolida en su séptima edición
El trío argentino Fémina presentó su último disco, ‘Perlas & Conchas’, en los jardines del hotel Font del Pas, en Beceite. Mercè Ibáñez

El Festival Quema de Artistas del Matarranya se consolida en su séptima edición

Concluyó el domingo
banner click 244 banner 244

La séptima edición del Festival Quema de Artistas fue clausurada el domingo en Cretas con música de dulzaina, un vermut popular y la lectura de los Manifiestos Poéticos, a cargo de los zaragozanos Daniel Rabanaque y Adrián Flor y la turolense Bea Royuela.

Con dicha lectura el Quema de Artistas hizo una reivindicación pública de lo que es la esencia misma de este festival, que no se parece a ningún otro de la provincia de Teruel. La poesía está viva porque los poetas están vivos. Y ahí están, haciendo cosas. Quien no lo advierta es porque no quiere. 

Desde hace seis años un grupo de poetas turolenses vinculados a la asociación El Patio de Atrás como María Lorenzo, Beatriz Royuela, Sara Civera, Mercè Ibáñez o el zaragozano Adrián Flor, entre otros, organizan un festival sui generis que funde la poesía, auténtica protagonista a través de jams poéticas, recitales, pasacalles líricos o una feria de editoriales especializadas, con otras manifestaciones artísticas, como la performance, la música o incluso las artes visuales donde, sin embargo, la poesía, el lirismo y el lenguaje tienen gran peso específico, y siempre desde una perspectiva diferente a lo que los festivales de verano tienen acostumbrados a su público. “Quema de Artistas no es el clásico festival de música, con pulseras y lleno de gente, sino que tratamos de hacer algo distinto y específicamente pensando para la comarca del Matarranya”, explica el propio Adrián Flor.

Con esos mimbres, el Quema de Artistas nunca será un festival masivo ni maldita falta que le hace. Desde la organización no se busca llenar escenarios ni agotar barriles de cerveza, sino crear escenas poéticas irrepetibles, “combinando acciones que sabemos que van a gustar a todos los públicos, con otras más arriesgadas y sorprendentes que permitan ampliar las miras”, según Adrián Flor. Tampoco se trata de una reunión de poetas en régimen interno y para consumo propio. “Sabemos que hay gente que puede sentir miedo o recelo ante un festival donde la protagonista es la poesía”, explicaba ayer Bea Royuela. “Pero quien se atreve vuelve y lo comparte”. “La poesía impone porque nunca sabes lo que vas a encontrarte”, apunta la joven poeta, para quien precisamente en eso radica su magia. “Pero tampoco planteamos una cita para expertos, o únicamente para poetas”, sino para que cada cual descubra que en realidad todos llevamos uno dentro, para acercar la poesía a las personas.

Manifiesto de clausura 

Esta filosofía la ayer Adrían Flor leyendo el Manifiesto de Nicanor Parra, el poeta chileno que, siendo siendo físico y matemático de profesión, creó el movimiento de la antipoesía –quizá la denominación no hace justicia a sus verdaderas intenciones– con un lenguaje coloquial y aún prosaico que separaba lo bello de lo relamido. “Que el poeta no es alquimista / El poeta es un hombre como todos/ Un albañil que construye su muro / Un constructor de puertas y ventanas” dicen sus versos, que repudian la poesía” de gafas oscuras, de capa y espada y de sombrero alón”, y para quién los versos no son lujo sino artículo de primera necesidad: “No podemos vivir sin poesía”.

Para Flor los versos de Parra son una declaración de intenciones que empasta perfectamente con la filosofía del festival. “Al final se trata de llegar a gente que está muy acostumbrada a escuchar poesía, con esas propuestas quizá más vanguardistas o arriesgadas, pero también a personas que previamente no han tenido demasiado contacto con ellas, y que con un poco de suerte descubrirán que todos los clichés de la poesía, como algo elitista o para unos pocos, son falsos”.

Daniel Rabanaque eligió para su lectura el poema La revolución no será televisada, original de Gil Scott-Heron, que tomó esa frase del movimiento liberador de las minorías negras estadounidenses en los años 60, y que después ha sido adaptada a numerosos fenómenos sociales en diferentes formatos, siempre como una llamada a la acción y a la implicación, y contra la pasividad y el efecto telespectador. 

Por su parte Bea Royuela, la tercera poeta que participó en la lectura que clausuró la actividad poética desde los balcones del Ayuntamiento de Cretas, eligió dos Manifiestos Dadaístas, la vanguardia que, con cien años cumplidos, revolucionó el mundo del arte erradicando de él el elemento objetivo e indagando en lo más profundo de la pasión, de la vehemencia y de las contradicciones del ser humano. Situando el arte y, en este caso la poesía, en el centro de la dialéctica de la vida y no como un mero ornamento, susceptible solo de dormir el sueño de los justos encerrado en un museo y de ser víctima de cambios de propietario previo intercambio de ingentes  cantidades de dinero.

La organización de la cita se mostró muy satisfecha por el discurso del festival, que además de diferentes actos de declamación poética contó con los conciertos de Ombligo en Valderrobres, de Gustavo Giménez  y Fémina en Beceite y de una actuación artística de Helena Santolaya en Cretas. Santolaya es una multiartista zaragozana conocida por combinar diferentes manifestaciones artísticas a través de sus instalaciones. Para el VII Quema de Artistas cedió una obra que pudo verse recientemente en el Festival Poetodos de Fuendetodos, consistente en una serie de lienzos en los que se intuyen una serie de versos escritos en unos carácteres ilegibles. “Es una obra sujeta a la interpretación personal, porque se intuyen los versos pero es imposible leerlos”, explica Adrián Flor. “A mi me gusta pensar que hace referencia a que la poesía más allá de un simple mensaje escrito, que va más allá de la letra”. 

Como miembros de El Patio de Atrás, Flor y Royuela coinciden en que tras siete ediciones el Quema de Artistas va asentándose y “poco a poco va implicando más a la gente de los pueblos del territorio”. 

Bea Royuela destacó que en la sesión de micro abierto del viernes, en Valderrobres, mucha gente se animó a participar. “Y no solo poetas o gente con experiencia declamando, sino también personas que quizá nunca lo habían hecho pero que quisieron compartirnos sus experiencias”. 

También subrayó la gran participación de los jóvenes escolares de Primaria de diferentes centros del Matarranya a través del Proyecto Cerillas, que desde hace varios años promociona la creación artística en los colegios. Royuela, que es quien organiza el proyecto, explica que este año las actividades propuestas han dado más juego porque “trataban sobre la literatura a través de la creación de personajes inspirándose en Cronopios y famas, de Cortázar. El resultado es que ha habido muchísimos trabajos de los alumnos, y muy buenos, muy creativos”. En eso también ha tenido que ver que el Quema de Artistas y el propio Proyecto Cerillas va asentándose en la zona, y que los profesores del CRA Algars, CRA Alifara y el Colegio Vicente Ferrer de Valderrobres “son personas estupendas”, según la propia Bea Royuela. 

Todavía es pronto para hacer balance de cara a la próxima Quema de Artistas, aunque la organización se plantea ya una reflexión sobre mantener las tres subsedes, Valderrobres, Beceite y Cretas, con los problemas de intendencia y traslados que ello supone, o concentrar la actividad en alguna de las localidades.  Sea como sea, la poesía inflamará el Matarraña dentro de un año con toda seguridad.